Tras una terrible tragedia, la familia Deetz regresa a la casa de Winter River para celebrar un funeral. Allí Astrid, en el desván de la casa, descubre la maqueta de la ciudad. La joven encuentra una hoja de un periódico donde sale el demonio cabroncete que todos conocemos, Astrid lee su nombre. Ahora, solo es cuestión de tiempo que Bitelchús regrese para terminar lo que empezó.

Una secuela que respeta en todos los sentidos a la película de 1988.

La película puede llegar a ser excesivamente larga, teniendo escenas y personajes que son solo puro relleno que no aportan mucho a la trama, pero aún así no afectan en lo negativo a la historia.


El mundo del más allá está muy bien recreado, con personajes muy divertidos.

Tiene varios guiños a la primera película, empezando por su banda sonora.

Como en la primera parte, en esta ocasión también tiene un par de escenas musicales, una de ellas no destaca, pero es muy graciosa, pero la segunda escena musical me encantó.

Tiene una parte de animación stop motion con el que flipé, sobre todo por su guiño al diseño de la serie animada.


En definitiva: Una gran secuela y un espectacular regreso del personaje más cabroncete del universo de Tim Buron.


Una gran vuelta de Tim Burton a la pantalla grande desde Dumbo, que fue su última película, esperaba su regreso, y lo ha hecho de la mejor forma posible con Bitelchús Bitelchús.



9,8