El anillo, compromiso infernal

EL ANILLO, compromiso infernal
Sinopsis:
Andrés le regala a su amada Rebeca un hermoso anillo de compromiso. Desde ese momento, la pareja comienza a vivir una serie de sucesos extraños.
Romance y terror en una sola historia.

Parte 1

Os voy a contar la historia de una pareja que llevaban muchos años juntos, comenzaron a salir desde su época de instituto. Ambos eran muy felices, era extraño el día que discutían, no podían vivir el uno sin el otro, en resumen, una pareja perfecta.

Pero la perfección no existe, y en esta pareja no fue todo felicidad, te invito a conocer...su historia.

Ellos son Andrés y Rebeca, ambos estaban muy unidos, como ya dije antes. Nunca se separaban solo lo hacían para ir al trabajo, ya que, tenían distintos trabajos, Andrés trabaja de administrador para un concesionario, y Claudia se dedicaba al diseño de ropa, trabajaba para una marca muy famosa.

Un día Andrés, se acercó a una joyería, quería darle a Rebeca una gran sorpresa, se había propuesto pedirle matrimonio, entró en la Joyera y comenzó a mirar todos y cada uno de los anillos que tenía disponible. El dependiente de la Joyería se le acercó y le preguntó: - ¿Desea algo caballero? - Andrés le comento que iba a pedirle matrimonio a su novia, con la que llevaba muchos años con ella: - El Joyero le sonrió y le dijo: - como todo caballero que desea casarse con su amada, ha venido al lugar adecuado -. El Joyero comenzó a mostrarle todo lo que tenía, también le aconsejó sobre varios anillos, pero Andrés no le convencía ninguno de los que le enseñó el Joyero...Entonces, miró al cristal del mostrador... Y hay estaba, el anillo perfecto...Un anillo de oro Blanco rodeado por pequeños y minúsculos diamantes incrustados, se quedó mirándolo con una mirada hipnotizada.

― Este es perfecto... ¿Cuánto cuesta?

― Este pues... es caro...

― ¿Estás diciendo que no me lo puedo permitir? ― Con cierto tono severo.

―No señor...disculpa no quería decir eso...pues veamos ―...Comenzó a buscar el precio y le dijo: ― ...400 euros (€) ...Que extraño, este tiene mucho más valor...seguro.

― ¿Algún problema?...

― Si me disculpa señor, necesito asegurarme, voy a preguntar al gerente su precio…

El joyero se marchó de su puesto para buscar al gerente y comentarle lo del anillo, Andrés se quedó un rato solo, en ese rato comenzó a imaginar una vida casado junto a Rebeca, cada vez que lo pensaba, una inocente sonrisa de felicidad se dibujaba en su cara…al poco, el Joyero vino donde Andrés y le dijo: ― Disculpa caballero, está todo en orden, el anillo cuesta 400 euros...

Andrés sacó su tarjeta de crédito y pagó el anillo.

Salió de la Joyería, de camino a su casa comenzó a practicar las palabras que le iba a decir a su amada, Rebeca.

―Recuerdo aquel día, en el que estaba en el descanso del Instituto, sentado solo en un banco, leyendo una novela de fantasía...ese día una joven hermosa, se acercó a mi...Aquella joven me lanzó una bellísima y radiante sonrisa, una sonrisa que brillaba más, que los rayos del Sol, con sus hermosos ojos azules intensos, comenzó a mirarme, yo...Cómo un tonto, quedé embobado por aquella joven, me hablaba, pero no respondía, solo pensaba... ¿Por qué vino a mí? Pero no encontraba respuesta… Desde ese día, yo, y la hermosa joven nos hicimos muy amigos. Confieso que me encontraba perdido al lado de ella...perdido en su alma intentando alcanzarla y poseerla, el tiempo pasó...pasó muy ligero, nos hicimos novios...Luego, los años pasaron y, ahora estoy aquí...pidiéndole a esa joven que sea…mi esposa.

Cuando Andrés llegó a su casa, se acercó a Rebeca y le dio un enorme beso en sus labios, hacía tiempo que no la besaba con tanta pasión...Rebeca le dijo.

― ¿Que te ocurre cariño? No recuerdo la última vez que me besaste así ― dijo con cierta incertidumbre.

Andrés le dijo: ―Nada mi vida -… dedicándole una sonrisa.

Rebeca, acercó sus labios junto a los de Andrés y le dio un apasionante beso, después de ese beso, Andrés le propuso salir esta noche a cenar, rebeca aceptó la propuesta, había tenido mucho trabajo con unos diseños que le encargaron, y necesitaba despejarse...No conocía mejor forma de hacerlo que, con su futuro Marido.

Llegó la Noche, Andrés estaba entusiasmado con la cena, nervioso pensando si Rebeca le aceptaría, o, no...llevan juntos muchos años, lo normal sería aceptarlo...pensaba, no estaba muy seguro, pero si confiado. Mirándose al espejo, comenzó a practicar las mismas palabras...una y otra vez, mientras metía los brazos en su camisa de color celeste para ponérsela...En ese momento que entra Rebeca, lo abraza por atrás y comienza acariciarle su desnudo pecho, le encantaba pasar su mano por el pecho de Andrés, estaba totalmente depilado, era suave y resbaladizo, su mano se deslizaba suavemente por él, y eso a ella, le encantaba.

Andrés se volteó, la besó y le dijo: ―Vamos cariño, déjame que termine.

Rebeca mientras le pellizcaba la nariz le dijo: ―Si, pero no tardes― con una sonrisa burlona.

Entonces, se fue, dejando solo Andrés.

Andrés comenzó abrocharse los botones de la camisa, sonriendo frente al espejo y deseando que llegara el momento de la pedida de mano. Cuando terminó de vestirse, se fue derecho a la habitación para coger la pequeña caja con el anillo dentro, metió la mano en una bandolera que el siempre usaba; La bandolera, era de color marrón, fabricada de forma artesanal, completamente hecha a mano, cogió esa pequeña y elegante caja de color blanco con el borde del cierre hecho de oro, la abrió y comenzó a contemplar el anillo, volviendo a repetir esas misma palabras, entonces escuchó como la voz de Rebeca lo llamaba, desde el salón de su casa.

―Ya voy, estaba terminando de peinarme ─se fue derecho hacia ella.

Llegó al salón y le dijo a rebeca: ― ¿Qué tal? ¿Crees que alguna se fijara en mí?

―Si mañana aparece alguna chica muerta, es porque se fijó en ti― con un tono burlón.

Andrés la miró y le dedicó una sonrisa.

Andrés y Rebeca estaban caminando los dos juntos por la calle, cogidos del brazo uno del otro, no necesitaban hablar, ya se entendían perfectamente, solo se necesitaban el uno al otro, no querían nada más. Era de noche, pero una hermosa noche, la ciudad vestía con el manto de la niebla, decorada con las luces de las farolas, el entorno era mágico, sacado de un cuento. Caminaban por aquel prado de niebla y luz anaranjada. Los dos estaban muy felices...sin ser conscientes, que su vida podría cambiar de un momento a otro.

Llegaron al Restaurante, era un lujoso Restaurante, por fuera estaba decorado con una fachada de madera, con un color marrón oscuro, un gran cristal que podían ver el interior del restaurante, y la carta de platos que servían, justo en el pasillo de la entrada los laterales, estaba decorado con hermosas flores, había: Rosas, Crisantemo y Gladiolos. Andrés y Rebeca entraron juntos, cogidos del brazo, con una sonrisa en la cara.

El interior estaba decorado con hermosas lámparas de vela, colgadas en la pared. Eran eléctricas, pero el efecto que daba parecía que, fuesen reales, en cada mesa, había un candelabro con velas encendidas, encima de unas mesas marrones, con unos manteles amarillos, Ambos se sentaron y mandaron llamar a un camarero para ordenar su cena, el camarero vino, y les entregó las cartas para elegir el plato que fuesen a cenar.

― No sé por qué, pero esta noche te veo realmente hermosa ―dijo Andrés con asombro.

―Bueno, pues...no sé...este vestido ya lo usé en varias ocasiones.

Era un vestido de noche, elegante, de color azul sin mangas y un elegante escote, acompañado de un abrigo de falsas plumas, de color blanco.

―Pues, no sé qué podrá ser, pero te veo hermosa.

Lo que Andrés le pasaba, es que estaba demasiado nervioso e ilusionado con la pedida de matrimonio que iba hacerle a Rebeca, cuando una persona esta con ese sentimiento, ve el mundo de otra manera, es solo, cuando es capaz de apreciar más aun... lo hermoso que tiene delante.

―Tú también estas muy guapo, querido mío, siempre me fascinaron tus ojos de color miel, tu castaño y casi rubio pelo, tu blanca piel, y ese cuerpo tuyo, es perfecto, sin mucha musculatura, y sin una delgadez exagerada, además, lo más importante, amo tu forma de ser, el respeto y amor con el que me tratas, para ti, nunca fui un numero en una lista, no, para ti, soy una parte de tu alma que perdiste una vez y encontraste, y tú, para mi eres, la parte de mi alma que una vez perdí...y volví a encontrar.

Aquellas palabras le hicieron muy, pero que muy feliz Andrés...El camarero vino a tomar apunte de lo que iban a comer. Rebeca, para cenar pidió unos Espaguetis con Albóndigas, y Andrés pidió una Lasaña de carne.

Mientras esperaban al Camarero con la cena, ambos comenzaron a charlar de su día de trabajo.

― ¿Que tal te fue el día en el trabajo hoy? Espero que no tuvieses mucho follón.

― La verdad es que hoy, fue agotador, me encargaron un traje de Señora, pero no uno cualquiera, es un traje muy... Enrevesado, es para una Abogada que trabaja en un Bufete prestigioso, quiere la chaqueta de color negro con enredaderas rojas, rodeando toda la chaquetilla, quiere unos rojos bordes alienados por las mangas, luego la camisa negra...con botones rojos y una falda negra, con Rosas bordadas, el diseño, no me es difícil ni cansado...lo cansado fue que le diseñé el mismo traje, Veinte veces y, con ninguno estaba contenta...¡siendo el mismo puto traje! ―Exclamó con cierto enfado.

Andrés se quedó pálido al oír las palabras de Rebeca...mayormente porque, no acostumbraba a escucharla decir palabrotas, no suele soltarlas, cuando la suelta es porque, está muy... muy cabreada. Rebeca, soltó un suspiro y dijo:

―Menos mal, me he desahogado...un poco...bueno, ahora te toca a ti― apoyando sus manos sobre su barbilla.

―El día estuvo bastante bien y tranquilo, la verdad, no tuve contratiempos y pude llevarlo todo bien.

―Me alegra saber que, por lo menos uno de los dos, ha tenido un buen día ─Andrés esbozó una sonrisa mientras la miraba fijamente.

Pasado un rato, el camarero vino con la cena de la pareja, ambos comenzaron a cenar, Rebeca sus Espaguetis y Andrés su Lasaña. Ya terminada la cena, Andrés pidió la cuenta al camarero entonces el camarero se la trajo. Luego Andrés, dejó el dinero en ese platillo plateado, que el camarero dejó con la cuenta.

La pareja se levantó de sus asientos y se fueron del restaurante, estando ya fuera Andrés, le dijo a Rebeca: ―Vayamos a dar un paseo, no me quiero recoger...lo estoy pasando genial.

―Por supuesto, vayamos...yo tampoco quiero ir a casa, también lo estoy pasando en grande.

Andrés, con una sonrisa, la cogió de la mano y le dijo: ― Iremos a un lugar especial ―.

Rebeca, le dedicó una sonrisa y le dijo: ―Muy bien, vamos a ver dónde me llevas

Ambos, caminando por la calle, llegaron a un puente, un enorme puente con arcos iluminados, cuyas luces reflejaban en el rio que abajo había. En ese momento Andrés le dijo a Rebeca:

─Recuerdo aquel día, en el que estaba en el descanso del Instituto, sentado solo en un banco, leyendo una novela de fantasía...ese día una joven hermosa, se acercó a mi...Aquella joven me lanzó una bellísima y radiante sonrisa, una sonrisa que brillaba más, que los rayos del Sol, con sus hermosos ojos azules intensos, comenzó a mirarme, yo...cómo un tonto, quedé embobado por aquella joven, me hablaba, pero no respondía, solo pensaba... ¿Por qué vino a mí? Pero no encontraba respuesta… Desde ese día, yo, y la hermosa joven nos hicimos muy amigos. Confieso que me encontraba perdido al lado de ella...perdido en su alma intentando alcanzarla y poseerla, el tiempo pasó...pasó muy ligero, nos hicimos novios...Luego, los años pasaron.

Después de las palabras pronunciadas; Andrés se puso de rodillas, luego sacó la cajita con el anillo dentro, se la mostró a Rebeca... y de pronto...la abrió mostrando el anillo... Rebeca se puso las manos en la boca, con los ojos abiertos, una enorme expresión de felicidad mostraba su cara, su cuerpo se encogió...no podía creerse lo que estaba viviendo… Andrés continuó la frase…

―Ahora estoy aquí...pidiéndole a esa joven que sea…mi esposa.

Rebeca no sabía que decir en ese momento, Andrés...su amado desde hace años, le estaba pidiendo matrimonio, sabía que algún día tenía que pasar...Pero una jovencita, nunca se espera el día que ocurra. Rebeca, le alzó las manos a Andrés, él se le agarró una de las manos, y le colocó el anillo, luego se levantó del suelo...Rebeca no le respondió, a la pedida de matrimonió…solo le entregó un beso, un largo y hermoso beso que duró varios segundos...Rebeca le iba a responder, pero Andrés le interpuso un dedo en la boca y le dijo.

Ya me has respondido…─Y le devolvió el beso.

Los días pasaron y ambos estaban viviendo felices, como siempre, nada había cambiado en la vida de la pareja, salvo que, ahora estaban comprometidos...Lo que ocurriría a partir de ahora será una historia de amor, que nadie querrá vivir. Rebeca, estaba en una cafetería con un pequeño grupo de amigas que tenía ella, estaban hablando todas entre ellas de sus día a día de la semana, algunas todavía seguían estudiando, al fin y al cabo, no eran tan mayores, y hay carreras bastante largas, otras, como Rebeca, ya tenían su carrera terminada y, se encontraban en el mercado laboral...la verdadera aventura de una persona.

― Oye chicas...quiero contaros algo ¿Podréis guardar silencio un momento? ―les dijo rebeca a las demás chicas.

Las amigas la miraron muy atentas, entonces una de ellas, le dijo que si, que hablara. Entonces Rebeca, levantó su brazo, abrió la mano y comenzó a mostrarles el anillo de compromiso. Todas abrieron los ojos como platos, no podían creerse lo que estaban viendo, por fin, una de su grupo iba a casarse, tenían ganas de una buena Boda, en la última que estuvieron hubo un divorcio de por medio...pero eso amigos. es otra historia.

Todas sabían que Rebeca sería la primera en casarse, es la única que tiene una relación bastante fuerte con su novio. El resto del tiempo que estuvieron en la cafetería estaba fantaseando con Rebeca y su futuro Matrimonio, por último, la acompañaron con un pequeño brindis. Rebeca se despidió de sus amigas y se dispuso a irse a su casa...acababa de terminar de trabajar, estaba deseando llegar a su casa, tumbarse en el sofá, y ver la tele durante todo el resto del día. Entonces, caminando por la calle notó algo extraño…notó como si alguien la siguiese, no es que solo lo notara, si no, que también escuchaba sus pasos caminar detrás de ella. Rebeca se giró, y no vio a nadie que la siguiera. Continuó su camino, y pasados pocos segundos, volvió a escuchar esos pasos, la zona estaba siendo muy concurrida, era de día, y una zona comercial, pero no había nadie cerca alrededor de ella. Aquello era extraño, los pasos que escuchaba, eran demasiado cercanos...No quiso darle más vueltas al asunto y siguió caminando.

Pasó por enfrente de la tienda de Ropa, y en el escaparate, vio un hermoso Vestido de Boda. Era un hermoso Vestido largo de color blanco, con unas mangas en forma de Rosas, tenía unos aros dorados que rodeaban el escote, en la cintura tenía un hermoso bordado dorado que formaban unos gruesos hilos que subían y bajan en medio de un cinturón, un enorme, pero hermoso lazo blanco, decoraba la parte de atrás del vestido, justo en la cabeza del maniquí había una Tiara para la frente con forma de luna, de color oro, que sería una de las piezas del vestido.

Rebeca quedó fascinada al verlo, no podía quitarle los ojos, se imaginaba con el vestido puesto, y con Andrés bailando con ella, en su mente, Andrés tenía un lujoso esmoquin señorial, con una capa de color negro y una blanca camisa, un sombrero negro de copa, y un antifaz de color negro a juego con el traje, con una rosa en el bolsillo...eran como dos príncipes bailando en el salón de un plateado castillo. Entonces, mientras contemplaba aquel Vestido, a través del cristal del escaparate, vio el reflejo de una mujer que estaba con ella...justo al lado de ella...La mujer Vestía un camisón blanco de tirantes que le llegaba por las rodillas, tenía el pelo largo, liso, pero engrasado, y de color negro.

La cabeza de la mujer apuntaba en su dirección, mirando a Rebeca fijamente...Rebeca al ver aquella imagen, la sorprendió y comenzó a mirar al lado donde estaba la mujer...pero no había nadie, se había desvanecido, Rebeca se decía a si misma: ― ¿Me lo habré imaginado? primero, los pasos, ahora...no sé...necesito una siesta ―. Entonces Rebeca se marchó de aquel escaparate dirigiéndose a su casa.

Andrés, se encontraba trabajando en su oficina, haciendo los cálculos administrativos de la empresa para la que trabaja. De repente la pantalla del Ordenador que utilizaba comienza apagarse y a encenderse, varias veces durante varios segundos.

Andrés en aquel momento, maldijo lo ocurrido, tenía mucho trabajo terminado, pero no guardado, el miedo que sintió al creer que lo había perdido todo, fue abrumador, notaba un nerviosismo elevado...Entonces, el ordenador, comenzó a funcionar correctamente.

Parte 2

Andrés al ver que nada había perdido, la felicidad invadió su cuerpo, procuró esta vez, guardar todo el trabajo que había hecho, Andrés comentó con sus compañeros si le había ocurrido lo mismo con sus Ordenadores. Sus compañeros le dijeron que no, que sus Ordenadores, estaban bien, le recomendaron llamar a un técnico para viniera a echarle un vistazo, y así hizo, mandó llamar a un técnico. Pasó el tiempo y el técnico vino a ver que, problema tenía el ordenador.

El técnico le notificó, que el Ordenador no tenía nada raro, seguramente haya sido la pantalla, tiene ya sus años, esas cosas suelen pasar, llegó el final de jornada. Andrés se despidió de todos sus compañeros de trabajo y se fue hasta su casa.

Una vez en su casa, se encontró a su prometida Rebeca, durmiendo en el sofá del salón, con la tele encendida. En ese momento, Andrés se quitó los zapatos y comenzó acercarse a ella, sigilosamente, muy sigilosamente, cuando se acercó, apoyó su brazo en el sofá y comenzó acercar su cara hacia la de Rebeca, podía sentir el agradable aliento de Rebeca al respirar, mientras duerme. Entonces, fue a darle un beso en los labios, cuando de repente, Rebeca abre los ojos, lo mira fijamente, le sonríe y le da ella el beso Andrés. El beso duró varios segundos, Andrés se sentó al lado de Rebeca, ella puso su cabeza en su regazo, y él le preguntó:

― ¿Que tal te ha ido hoy el día? ─le preguntó Andrés.

― Hoy me ha ido bien, pude terminar el diseño del traje para la abogada.

Andrés, esbozó una sonrisa y le dijo: ― Me alegro muchísimo.

Rebeca le esbozó una sonrisa, le dio otro beso y le dijo: ― Gracias.

Después, le empezó a comentar todo lo que le había ocurrido de camino a casa, los pasos que escuchó, el hermoso Vestido de novia que vio en aquel escaparate y.…el reflejo de la mujer…

― Eso es por el cansancio acumulado, esa...pelambrusca de abogada te ha tenido con un estrés muy elevado...y tu mente a dibujado...cosas.

― Seguramente será eso ― dijo Rebeca con una sonrisa.

El resto del día lo pasaron juntos, se acercaba la hora de la cena, y la pareja se encontraba en la cocina, colaboraban mucho los dos con las tareas del hogar, y todas las noches, lo pasaban juntos en la cocina, a veces cocinaban los dos juntos, a veces uno cocinaba y el otro fregaba la vajilla, otras veces los dos hacían el amor en la encimera, pero luego, para cocinar, lo dejaban todo limpio. Estaba Rebeca cortando, un Roti de pavo en lonchas. Lo cortaba lentamente, y con cuidado, para no cortarse.

Andrés se encontraba fregando los utensilios y la vajilla, que habían usado para cocinar. Andrés la mira a ella, sonriente, y ella, mira Andrés Sonriente...Rebeca, le devolvió la mirada al Roti que estaba cortando, pero en lugar del Roti de Pavo, lo que vio fue un brazo...Estaba cortando un brazo humano, sentía la hoja del cuchillo, atravesar la carne...Tan fácil, tan blanda. Entonces, en ese momento Rebeca pegó un enorme grito, poniendo sus manos ensangrentadas en su cara, Andrés se alertó de aquel grito, dejó lo que estaba haciendo y fue directamente hacia Rebeca, la cogió y le preguntó: ― ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ―.

Rebeca se encontraba; asustada, pálida, con el cuerpo temblando, apenas se podía mantener de pie, le miró y le dijo:

―Un...Un brazo ―… Señalando a la encimera.

Andrés se fijó donde señalaba, pero lo que veía era el Roti de Pavo, y le dijo: ― Solo es un Roti...No hay ningún brazo...no te preocupes cariño, mira.

Rebeca miró hacia la encimera, y en efecto. Solo vio el Roti, no había ningún brazo...Entonces, consiguió recuperar aire y calmarse.

Aun así, esa imagen no la olvidaría tan fácilmente.

Ambos comenzaron a cenar, Andrés podía ver cómo ha Rebeca aun le temblaba el brazo, cuando levantaba el tenedor hacia su boca. Entonces Andrés le propuso llevarla, para que la revisara un médico.

― No hace falta cariño, gracias por preocuparte, cuando duerma, esto se pasará.

―Si, tienes razón...Hoy nos acostaremos temprano ―dijo Andrés, dedicándole una sonrisa.

Terminaron de cenar, Rebeca iba a recoger la mesa, pero Andrés le dijo que no lo hiciese, él lo haría, que ella se acostara mientras el terminaba de recoger y limpiar la vajilla. Así hizo Rebeca, se dirigió al dormitorio, y se fue a dormir.

Andrés comenzó a fregar los platos, sin apenas hacer ruido, para no molestar el sueño de Rebeca.

Mientras fregaba los platos el seguía preocupado de Rebeca, realmente no entendía que le pasó, pero sabía que tenía que ser algo muy serio para que tuviese aquella reacción.

Pasaron unos minutos, Andrés terminó de fregar la vajilla, se disponía a irse a dormir, mientras iba a la habitación para acostarse, en aquel oscuro pasillo, un escalofrío le recorrió todo su cuerpo, tenía la piel de gallina, la sensación era extraña, pero pensó que sería de la preocupación suya, por Rebeca. Llegó a la habitación y se acostó junto a Rebeca...la noche llegó a su final, por fin.

Había pasado varios días desde lo ocurrido anteriormente, la vida de Andrés y Rebeca estaba casi, en la normalidad, casi…

Durante estos días estuvieron viviendo varios casos extraños, Vasos estallando, la televisión apagándose y encendiéndose, lo normal en una casa.

Un día, Andrés, recibió un mensaje a su teléfono móvil con un enlace a una página de internet, Andrés no le hizo caso, conocía las estafas que había al clikear dichos enlaces, así que prefirió hacer caso omiso a dicho mensaje. Es cierto que estamos minados hoy día de muchos engaños, que nos puede llegar robarnos una buena suma de dinero, y una de los más famosos son, esta clase de enlaces que rondan por todas partes, llegando incluso a tu teléfono móvil personal, hacía muy bien en no hacerles el mínimo caso, pero esta vez, no era una estafa, si no, un aviso...un aviso de lo que le iba a ocurrir en estos días. Pero claro, todos somos incrédulos, todos pensamos que nuestra vida es normal, cuando...no lo es.

Llegada a su casa, se encontró a una mujer de espaldas, sentada en el sofá de su casa, viendo la televisión. Andrés muy amablemente, la saludó asimilando que sería alguna amiga que Rebeca, que hubiera invitado. La mujer, sin mirarle, sin cambiar de postura, con la mirada fija a la televisión, le devolvió el saludo. Le preguntó dónde estaba rebeca, ya que no la había visto, la mujer le dijo: ― Ahora viene ―. Andrés le dio las gracias, y en ese momento su teléfono móvil suena con una llamada de Rebeca

─Hola cariño ─dijo Andrés.

―Hola amor, veras ¿ya terminaste de trabajar?

―Si, cariño, ya terminé el día de hoy.

―Bien ¿Puedes hacerme un favor? Me gustaría que me vinieras a buscar, está lloviendo, y no traje paraguas.

― Por supuesto que te voy a recoger, por cierto ¿Invitaste alguna amiga tuya? Hay aquí sentada una joven...lo que me preocupa es que, como ha logrado entrar en casa.

―Que va, no invité a nadie hoy…

─ ¿Como que no? Está sentada just… ― Cuando volvió a mirar al sofá, se percató de que no había nadie.

―Que extraño ―dijo con asombro... ―Juraría que aquí había alguien.

cariño...voy a llamar a la policía y te busco ahora mismo ―dijo Andrés con cierto nerviosismo

Rebeca sorprendida le preguntó: ― ¿Ocurre algo? ― sintiendo cierto temor.

Entonces...repentinamente la llamada se cortó.

Rebeca quedó muy preocupada por lo que Andrés le dijo. Mientras tanto Andrés, se puso a buscar quien había entrado en su casa, pero, no vio a nadie.

También buscó indicios de cómo pudo entrar, pero...no vio nada raro, ni ventanas rotas, ni la cerradura forzada... Entonces, Andrés llamó a la policía explicando lo ocurrido, La policía le dijo que saliese de la casa, con cuidado y se mantuviese a salvo del asaltante. Andrés, hizo caso a la policía. Entonces con mucho cuidado y de forma silenciosa, salió de la casa y Se dirigió, a la entrada de la calle, para esperar a la policía. Rebeca estaba preocupada de lo ocurrido, alguien había entrado en su casa, intentaba llamar a su marido, pero el teléfono de Andrés, no daba señal de llamada, entonces, mandó a pedir un taxi para ir deprisa a su casa.

Andrés se encontraba fuera, todavía esperando a que llegara la policía, Rebeca llegó a su casa en el Taxi que pidió, se bajó del Taxi, y cuando terminó de pagar, se dirigió a donde Andrés, y comprobar si estaba bien. Andrés le dio un beso de bienvenida a Rebeca, cuyo beso ella aceptó, y seguidamente Rebeca le preguntó:

― ¿Que ha ocurrido?

─ Veras, llegué a casa y había una mujer sentada en nuestro sofá viendo la televisión, pensé que sería una amiga tuya que habías invitado. Pregunté por ti, ella me dijo que no tardarías en regresar, de pronto...la mujer... se desvaneció― con un cierto tono de extrañeza.

― ¿Como era ella? ¿Qué aspecto tenía? ― Preguntó Rebeca con nerviosismo.

―No la vi bien, estaba sentada en el sofá, a espaldas a mí, solo pude verle la cabeza, tenía el pelo, como...sucio...y de color negro…no sé.

Rebeca quedó sorprendida con aquellas palabras, era la misma mujer, que había visto ella, reflejada en el escaparate, es cierto que Andrés no le vio la ropa, ni la cara, pero tampoco había muchas mujeres con el cabello negro, acosándola a ella un día antes, Fue suficiente para preocupar a Rebeca. Le dijo Andrés que era la misma mujer que ella había visto, un día antes…Andrés se sorprendió por le Claudia le dijo, entonces llegó a la conclusión de que estaban siendo acosados por alguien. En ese mismo instante llega un coche de policía, salieron del vehículo y se dirigieron a la pareja, que estaban nerviosos, las puertas de su casa. Les tomaron declaración y ambos comentaron todo lo que habían vivido, Claudia, el día anterior, y Andrés, justo momentos antes. La policía tomó apuntes y les recomendó quedarse en un hotel, pero Andrés y Claudia no querían dejar la casa, era de ellos, y el los defendería sea quien fuese el acosador...Lo que Andrés no sabía es, que el acosador, no es de nuestro mundo...era un ser con un enorme poder...un poder que pronto mostraría.

La policía, después de haberles tomado declaración y puesto la denuncia se marcharon, dejando a la pareja solos. Ambos entraron en casa, Andrés le ofreció a Claudia preparar café para los dos, y así tomárselo tranquilamente. para relajarse de lo ocurrido, a lo que Claudia aceptó sin ninguna duda. Pasado un rato, ambos estaban sentados en la mesa del Salón tomándose su taza de café cada uno, todavía estaban preocupados de lo ocurrido, querían olvidarlo, pero les era imposible conseguir hacerlo. Andrés recibió una llamada a su teléfono móvil, era un número que no conocía, le resultó extraño que lo llamaran al teléfono del trabajo, así que pensó que había ocurrido algo en la oficina, entonces aceptó la llamada.

―Hola... ¿Hablo con Andrés? ―dijo una voz desconocida.

― Si, soy yo ¿Que desea

―Bien...hace unos días adquirió un anillo de compromiso, para su prometida ¿Verdad? ─

Andrés comenzó a notar temor…miedo, no entendía cómo un desconocido sabía que compró un anillo, lo único que podía ser es que, aquella llamada perteneciese a un acosador.

―Si así es... ¿Quién coño es usted? ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo sabes que estoy prometido? Eres quien nos está acosando... ¿Verdad? ― mostrando cierto nerviosismo, ― le diré una cosa, como le ocurra algo a mi esposa…le despellejaré vivo.

― ¿Acosando? joder...ya ocurrió...Andrés, le llamo para explicarle …─Andrés colgó la llamada.

― ¿Quién era cariño? ―Preguntó Rebeca con extrañeza.

Alguien que sabía que compre un anillo de compromiso para ti...seguro que es el acosador, el muy idiota me llamó con su número de teléfono, ahora podemos denunciarle a la policía.

―Es extraño, ningún acosador sería capaz de llamar con su número de teléfono ¿Y si es alguien que sabe lo que nos pasa y nos intenta ayudar?

― Cariño...solo nuestros conocidos saben que estamos prometidos, y a este hombre no lo conocemos de nada.

― Bueno...Lo mejor es que olvidemos todo el asunto.

― Si, es lo mejor

El teléfono de Andrés volvió a sonar, siendo otra vez, el mismo número de teléfono, pero esta vez, Andrés no aceptó la llamada...pero si guardó el número en su agenda de teléfono, para cuando vaya a denunciarlo.

Parte 3

Un mes después.

Un mes había pasado desde los últimos acontecimientos, las vidas de la pareja estaban en total normalidad y con calma, Andrés ya había alertado a la policía de la

llamada del “acosador” y la policía puso a la pareja bajo aviso diciéndoles, que aquel hombre estuvo encerrado por dos Asesinatos...El de su prometida y de otro joven que, se encontró muerto en la cama de matrimonio, de su casa.

Parece ser que tuvo un serio ataque de celos. Andrés y Rebeca no podían dar crédito a lo que escuchaban, sabían que muchas mujeres fueron víctimas mortales en manos de sus maridos o novios. Pero esta vez, iba más allá, porque el “Asesino”, los estaba acosando a ellos. Esta fue la historia que la policía les contó.

La señorita Lucrecia y su amante Víctor, fueron hallados muertos en horrorosas circunstancias, los cuerpos fueron encontrados; el de Lucrecia, tirado en la cocina de su casa, y el del Joven Víctor, yacía en la cama de matrimonio, con varias puñaladas en el pecho, hígado, y cuello. Lucrecia tenía; el cuello retorcido y roto, los huesos de las rodillas y muñecas rotos también…prácticamente le había destrozado todos y cada uno de sus huesos, no se encontraron heridas de arma blanca experto en una de las manos… Le faltaba el dedo corazón…aquello, nos resultó muy bastante extraño, pero sobre todo horripilante.

Jamás se encontraron pruebas de que haya sido Santiago, su prometido, así que no pudimos encerrarlo en la cárcel, aun así, Santiago pasó unos años en un centro psiquiátrico, demostró varios delirios mentales, en sus declaraciones decía que, su mujer se había vuelto loca por culpa de un anillo de compromiso que él, le regaló a la víctima, según él hombre, había sido poseída por algún tipo de Demonio, decía que él no la mató...que fue el Demonio que había dentro de ella quien la mató...el solo le cortó el dedo del anillo, fue lo único que hizo...según el… Nosotros nos preguntamos ¿Por qué cortarle el dedo si no la mató?

Andrés y Rebeca sintieron todavía más miedo, un loco los acosaba un mes anterior...quien sabe lo que puede llegar a ocurrir...la policía dejó avisado Andrés y Rebeca que se me mantuvieran alejados de él, Santiago sería vigilado para prevenir que vuelva Asesinar.

Andrés le propuso a Rebeca cambiar de casa, irse ambos una temporada fuera de la Ciudad, Rebeca se negó, ella no se iba a ir de su casa por culpa de un loco...si hacía falta, lo apuñalaba ella misma. Andrés esbozó una sonrisa, una inocente sonrisa...Pero Rebeca le dijo: ― ¿Te estas burlando de mí? ―.

Andrés la abrazó y le dijo: ―...No... ¿Cómo me voy a burlar de ti cariño? ― ...Se acercó a ella, le quiso dar un beso, pero Rebeca, se lo negó.

Esa misma tarde, los dos estaban en su casa, Rebeca viendo la televisión y Andrés estaba en una pequeña oficina que tenían montada en su casa, haciendo unos trabajos que dejó por terminar. De repente, escuchó a su mujer llamarlo, su voz lo puso muy nervioso, lo llamaba con unos agonizantes gritos, pero sonaban, como si proviniesen de una distancia muy lejana, aun siendo en la sala de al lado de la oficina…Fue directo hacia ella, asustado, nervioso, preguntándole que le ocurre, a lo que Rebeca le dijo.

―No ocurre nada cariño ― con una siniestra sonrisa.

― Te escuché llamarme cómo si te estuviesen atacando...Pensé que te había pasado algo…

Rebeca le dijo que ella no lo había llamado, se lo habría imaginado...le preguntó.

― ¿No te estarás volviendo loco verdad cariño? ¿Me vas arrancar el dedo? ―...

Andrés la miró fijamente, si era un chiste de ella, no tenía gracia, pensó. No quería discutir así que dejó las cosas como estaban y se volvió al trabajo que estaba haciendo.

―Eso, déjame sola…

―Lo siento cariño, tengo que terminar con estas cuentas, cuando termine vuelvo y hacemos algo juntos.

― …Como quieras, no te necesito…Nunca lo hice ―mostrando frialdad con sus palabras.

―No sé qué es lo que te pasa, estas teniendo un comportamiento muy extraño.

― ¿Yo? ¿Ahora es culpa mía tu falta de hombría?

―Pero ¿Por qué me dices eso?

─Déjame sola, ya me jodiste el día, me voy a echar una siesta.

Entonces, Rebeca subió a la habitación, dejando Andrés solo abajo.

Andrés se dijo a sí mismo: ―Mejor vuelvo al trabajo e intento olvidar lo ocurrido…

entró en su oficina y continuó con su trabajo.

Andrés había pasado el resto de la tarde trabajando, Rebeca, no había salido aun de la habitación, Andrés se estaba comenzando a preocupar...Había llegado casi la noche y Rebeca, no se había levantado de la. Entonces, Andrés fue a mirar a la habitación por si le ocurría algo, Rebeca se encontraba acostada en la cama, a simple vista era todo muy normal, estaba durmiendo plácidamente.

Se acercó a ella y empezó a despertarla, estaba llegando la hora de cenar, Andrés le preocupaba que pasara la noche entera sin cenar, pero Rebeca, no se movía, no se despertaba, estaba teniendo un sueño muy...muy profundo.

Andrés se dijo a sí mismo: ― Mejor no la molesto, la dejaré dormir… Seguro que estará muy cansada.

Le acarició la cabeza y acto seguido, le dio un beso, en la frente. Entonces, en ese momento le notó la frente fría, muy fría...No era normal tener la temperatura tan baja, preocupado, le comprobó la respiración, poniendo su mano, junto a su boca, Rebeca respiraba con normalidad, entonces le comprobó el pulso, y su pulso no tenía ningún problema, estaba en orden entonces ¿Que podía estar pasando le? Se preguntaba Andrés muy preocupado.

Comenzó a llamarla, a intentar despertarla, pero no había manera de que despertara...Andrés preocupado y con unas pequeñas lágrimas en sus ojos, comenzó a marcar el 112, numero de emergencias. Entonces, comenzó a explicarles lo que estaba ocurriendo con su mujer, el estado en el que se encontraba, la operadora le preguntó si su mujer estaba tomando algún tipo de tratamiento; calmantes o pastillas para dormir. Andrés le dijo que no tomaba nada, nunca le hizo falta medicación para dormir, la operadora le dijo.

― Dígame su dirección por favor, vamos mandar una Ambulancia hasta su domicilio.

Andrés le dio la dirección de su casa y le dijo: ― Perfecto, no tarde por favor ―con cierto nerviosismo.
Entonces colgó la llamada y se sentó en la cama, al lado de su mujer, esperando que viniera la ambulancia.

Parte 4

Pasados unos minutos las Ambulancia llegó, Andrés los vio venir por la ventana de su habitación y bajó hasta la entrada de su casa, salió y les esperó en su puerta.

Los paramédicos sacaron sus botiquines y fueron atender a Rebeca, Andrés los acompañó hasta la habitación, pero... Rebeca se encontraba despierta, sentada en su cama...Los Paramédicos le dijeron a Andrés.

―Dijiste que no despertaba...

― ¡Y no lo hacía! ― Exclamó. ­―Me tuvo preocupado, su cuerpo estaba frío, por favor, ahora que están aquí revísenla ─dijo Andrés con preocupación.

Los Paramédicos se acercaron a Rebeca para revisarle y ver su estado de salud. Entonces Rebeca les lanzó una fría mirada.

―Estoy bien...largaos de aquí.

―Señora, deja que la revisemos, es para asegurarnos.

―Por favor cariño, antes me preocupaste muchísimo, me gustaría saber si estas bien ― dijo Andrés con intención de convencerla.

―Está bien, revisen me...a ver si el gilipollas de mi prometido se queda tranquilo.

Andrés le dolieron aquellas palabras que Rebeca había pronunciado...” Gilipollas”, nunca lo había llamado así...comenzó a pensar si, el estrés de su trabajo la estaba afectando mentalmente o, era otra cosa. Los Paramédicos la revisaron y comprobaron que, en efecto, su salud estaba muy bien, no presentaba ningún síntoma, y su temperatura era normal. Le dijeron Andrés, que no se preocupase, pero si presentaba otra vez los mismos síntomas, no dudase en volver a llamar. Andrés les agradeció el trabajo y el haber venido hasta su casa. Luego los Paramédicos se despidieron y se fueron dejando la casa con ellos dos solos otra vez.

Andrés le preguntó a Rebeca si le apetecía cenar algo. Rebeca, con una sonrisa le dijo: ―Si Cariño, muchas gracias―, y le lanzándole un beso al aire.

Andrés la miró extrañado, pero no quería tener más problemas con ella, ya tuvo suficiente, se acercó y le dio un beso en la frente. Rebeca, acercó sus labios Andrés, le dio un beso en el cuello, luego le lanzó una intensa mirada, Andrés le sonrío y le dijo.

―Ahora la preparo y te la subo.

―Si cariño, te espero aquí.

Entonces Andrés bajó hasta la cocina a preparar la cena para los dos. Mientras preparaba la cena, su esposa lo sorprendió por detrás, abrazándolo, pidiéndole perdón por el comportamiento que había tenido antes, Andrés la disculpó diciéndole: ―No te preocupes cariño, seguro que estas muy cansada del trabajo. Rebeca le dedicó una sonrisa y se dirigió a la mesa para esperar la cena, cuya cena ya estaba lista. Entonces Andrés fue a servir la cena a la mesa. La pareja estaba cenando tranquilamente, sin hablarse, solo mirándose uno al otro, un ambiente frío, pero mucho más agradable del que había vivido Andrés. Él quería hablarle a su prometida, preguntarle que tal le había ido en el trabajo, cualquier cosa para romper ese ambiente y volver a la normalidad, pero tenía miedo de que le volviese a tratar de aquella forma tan horrible. No quería ver a prometida enfadada con él, y mucho menos quería que le volviese a insultar...sin ningún motivo. Rebeca en cambio, no le quitaba ojo de encima, lo miraba fijamente, con una mirada afilada ...sin pestañear, aquellos ojos parecían puñales en el pecho de Andrés. El rato de la cena se había vuelto incómodo para Andrés, estaba deseando que terminara, para acostarse y olvidarse de la noche que estaba pasando. Pasado un rato, la pareja, habían terminado de cenar, los dos se iban acostar en la cama, Andrés estaba muy cansado por el día que había tenido...Y parte de la noche. Pero Rebeca había dormido toda la Noche, no tenía sueño, quería quedarse despierta un poco más, viendo la televisión. No le importó que Andrés se acostara, pero ella, si se quedó sola, viendo la televisión. Andrés, día a día estaba viviendo muchas clases de sucesos paranormales, desde vasos estallando, puertas abriéndose y cerrándose, una voz femenina que no reconocía, provenía del interior de su casa...Incluso una noche, pudo ver como una sombría figura, se acercó al mientras dormía, fijando su cara sin rostro justo frente de la suya…No encontraba explicación a nada de lo que estaba ocurriendo en su vida. Su mente ahora mismo estaba abierta a todo tipo de posibilidades, lo comentó con Rebeca alguna vez, pero ella decía que se estaba volviendo loco, se burlaba de lo que él le decía...ya no contaba ni con su prometida, futura esposa.

Una noche, estaba acostado en la cama junto a su prometida, ambos durmiendo, Cuando de repente nota como Rebeca, se pone encima de él, agarrándolo por los hombros fuertemente.

―Cariño es muy tarde para que hagamos el amor ahora...Mañana tenemos que trabajar y son las Cinco de la madrugada ―dijo Andrés.

Pero la joven no le hizo caso y le dijo: ― Mírame a los ojos...Mírame como la miras a ella.

― Cariño, no sé a qué, o quien te refieres, yo solo tengo ojos para ti.

Entonces Andrés abrió los ojos, pero la persona que vio encima de él, no era Rebeca, su prometida… Justo encima de él había otra joven, con su vista no podía percibir bien su rostro, todo estaba oscuro, y lo único que veía era... La oscura figura de una mujer sentada encima de él. La joven acercó su borroso rostro al de Andrés, el rostro era oscuro, sin nariz, ni boca... pero si tenía unos enormes ojos de color blanco, sin pupilas. En ese mismo instante, el miedo se apoderó del cuerpo de Andrés, intentó quitársela de encima...pero su cuerpo no le respondía, no podía moverse, estaba paralizado, ni siquiera podía gritar para alertar a su mujer, entonces aquella figura de la extraña joven, le dijo: ―Me prometieron amor......y recibí traición ─ se desvaneció, dejando un pequeño rastro de una oscura niebla.

Andrés segundos después cayó en un profundo sueño, sin levantarse, ni gritar...como si nada hubiera pasado...como si no se hubiese despertado en aquel momento.

Al día siguiente, Andrés recordaba todo lo sucedido, estaba seguro de que un ente habitaba su casa, el no creía en estas cosas como muchísima gente, no creen...hasta que les ocurre. Entonces Andrés comenzó atar cabos, aquella historia que le contó Rebeca, sobre la extraña mujer que la observaba a través de un escaparate, los pasos que escuchó siguiéndola, la extraña reacción de su mujer, cortando el Roti de pavo hace un mes, la mujer que estaba sentada viendo la televisión y desapareció sin dejar rastro...y la mujer de anoche ¿Era la misma? Se preguntó a sí mismo, entonces recordó la llamada de aquel hombre, al que denunció por acoso, al mismo que encerraron en un centro psiquiátrico por haber matado a su prometida...dijo. ―No es una casualidad ―.

Andrés en aquel momento, recordó que había guardado el número de teléfono de aquel hombre, entonces dijo.

― Tendré que hacerle una llamada, puede que realmente esté loco, o puede que no, pero estoy seguro de que, si alguien puede responderme a lo que está ocurriendo, ese es el ―.

Andrés comenzó a llamar a Santiago, el mismo que creía que lo acosaba, el teléfono daba señal de llamada, pero nadie respondía, volvió a llamar varias veces, pero seguían sin respóndele la llamada...entonces le mandó un mensaje.

Hola, soy Andrés, me llamaste hace un mes, y yo, creyendo que era un acosador le denuncie...pero ahora quiero pedirle disculpas. Ahora sé que aquella llamada era para explicarme el cambio tan grande que iba a dar mi vida, y yo...como un idiota no supe agradecerle, y lo que hice fue denunciarlo y acusarlo, pensando que era un acosador…Ahora estoy aquí, viviendo un infierno en mi casa...con mi futura esposa, sin saber que hacer, sin saber que le ocurre...me dispongo a querer disculparme con usted, sé que no será suficiente, pero ah de entender que era un incrédulo idiota...hasta ahora.

Por favor, llámeme cuando lea este mensaje, de verdad, necesito su ayuda, sea mucha o poca, pero la necesito. por favor llámeme a (639······) este número de teléfono, no al del trabajo…

Un saludo, Andrés.

Andrés salió de su casa hacía su coche para ir a trabajar, entró en él y comenzó a conducir.

Andrés iba al trabajo distraído, pensando en todo lo ocurrido, preocupado con la posibilidad de la posesión de su mujer, y de cómo podría curarla.

―Posesiones ― esbozó una sonrisa. ― ¿Quién me iba a decir que nuestro mundo, oculta más de lo que podemos ver? ― dijo mientras sentía escalofríos.

Llegó a la oficina en la que trabaja, comenzó su día laboral, sus compañeros les saludó dándole los buenos días, Andrés devolvió los saludos. Saludó a sus compañeros de forma seca, sin emoción, serio y preocupado.

Pasaron unas horas desde que llegó a la oficina cuando de repente, recibe una llamada a su teléfono personal, Era Santiago, devolviendo la llamada que el hizo por la mañana. Entonces Andrés aceptó la llamada.

― Buenos días…

― ¿Hablo con Andrés verdad?

─ Si, soy yo...Ahora me encuentro trabajando ¿Podría devolverme la llamada? ¿digamos, a las Tres de la tarde?

― Si lo que necesitas es que te aclare lo que te ocurre, mejor ven a mi casa, ahora le dejare un mensaje de texto con la dirección.

―Muy bien...muchísimas gracias.

―Le esperaré.

Andrés se despidió de Santiago y colgó la llamada. Entonces continuó con su trabajo, cuando de repente, su teléfono móvil comenzó a sonar, fue a ver quién es...la llamada provenía del teléfono de su casa. Aceptó la llamada y desde el otro lado de la línea, escuchó la voz de una mujer desconocida que le dijo.

―Todo es mentira...Siempre es mentira ─con cierto lamento.

Andrés le preguntó quién era, pero la llamada colgó, de repente todos los teléfonos de la oficina incluyendo fijos y teléfonos móviles de sus compañeros, comenzaron a sonar al unisonó, todos juntos a la vez, en un mismo sonido, los empleados de la oficina estaban nerviosos, no sabían que ocurría, aquel fenómeno nunca había ocurrido...inspeccionaron la llamada y comprobaron que todos venían de un mismo número de teléfono...De la casa de Andrés.

Los compañeros de Andrés lo miraron fija y seriamente, creyendo que se trataba de una broma, uno de sus compañeros le dijo.

― ¿Tu mujer se aburre en casa? ¿Tiene ganas de jueguecitos?

Andrés se dirigió con el puño cerrado hacia el individuo, lo agarró del cuello de la camisa y le dijo.

― Cómo vuelvas hablar de mi mujer con ese tono, te rompo el cuello.

Una vez dicho eso, Andrés liberó a su compañero de trabajo, luego pidió perdón al resto por lo ocurrido diciendo que regañaría a su mujer al llegar a casa.

Aunque Andrés sabía que no había sido su mujer, la broma venía de otra persona...Que no estaba entre nosotros.

El día laboral de Andrés por fin había terminado, comenzó a recoger su mesa para irse. Una vez terminado de recoger, apagó el Ordenador que usaba para trabajar, y se fue. Andrés iba conduciendo en dirección para ir a la casa de Santiago, entonces de repente, una joven se le cruzó en mitad de la carretera, Andrés para evitar atropellarla, dio un pequeño volantazo y frenó su coche, por fortuna frenó a tiempo de evitar un choque con una farola. Se bajó de su coche y fue a comprobar que la joven estuviese bien, la joven se encontraba tirada en el suelo junto con otras personas que vieron aquella imprudencia, sin heridas, sin daños. Andrés, fue ayudar a levantarse, cuando de repente, la joven agarra Andrés de la muñeca, mostrando una enorme fuerza, y entonces le dice.

―Todo es mentira, todos mienten…

Andrés se sorprendió al escuchar aquellas palabras...Fueron las misma que escuchó en la llamada de la oficina. Entonces, la joven lo miró, se levantó con ayuda de Andrés y le agradeció su ayuda, pidiéndole perdón por lo ocurrido, la joven no entendía lo que había ocurrido, iba caminando y de pronto, estaba distraída, ni siquiera recordaba lo que había pasado...Andrés le dijo que no se preocupara, no era culpa de ella, cuando la chica se levantó, Andrés se dirigió a su coche, y puso rumbo a casa de Santiago.

Después todo el acontecimiento anterior, Andrés llegó a la casa de Santiago, vivía en una zona aislada de la población, en un chalet, sin más casas a su alrededor, sin vecinos, su casa era la única en la calle, la zona era rural, una zona de campo. Andrés se acercó a la entrada de la casa y llamó al timbre, pasados unos segundos un hombre le abrió la puerta, era un hombre delgado con barba, los ojos grandes y marrones, tenía unas gafas cuadradas y era calvo.

Andrés saludó al hombre, diciéndole quien era, entonces el hombre afirmó con la cabeza y le invitó a entrar.

― Siento haber creído que eras un acosador, te pido disculpas por ello.

― ¿Estás dispuesto a creer todo lo que tengo que decirte? ─Andrés confirmó asintiendo con la cabeza.

―Por favor...dime “si”, con tu voz, nuestra conversación quedará grabada y así demostrar que no soy el único que ha vivido lo mismo que estas viviendo tu…Es la única condición que te pongo, si quieres mi ayuda.

Andrés aceptó la condición. Entonces, Santiago activó la grabadora de su teléfono móvil, se la puso en la boca Andrés y le dijo.

― Di tu nombre, apellidos y que aceptas ser grabado.

― Soy Andrés Gutiérrez Pérez, acepto ser grabado.

Santiago dejó la grabadora en la mesita que tenía enfrente, invitó Andrés a sentarse, entonces Santiago le contó su historia.

Parte 5

Hace tres años.

Hace tres años, Santiago vivía felizmente con su pareja, una joven llamada Lucrecia, ella trabaja en la recolección de fresas, en el

mismo campo donde Santiago trabajaba, manejando un Tractor.

Llevaban un par de años siendo novios, la pareja era feliz, tenían sus discusiones, pero se amaban y se respetaban entre ellos. Un día, Santiago, le regaló un anillo de compromiso a su Novia, Lucrecia. Pero lo que no sabía es que el anillo estaba maldito, y no era una maldición normal. La Ira de su anterior dueña, impregnó el anillo de maldad...pura maldad, haciéndole pagar a los hombres por lo que ella pasó. Santiago vivía todo tipo de fenómenos extraños, apariciones, vasos estallando, parálisis del sueño...en cuya parálisis del sueño, veía como una joven, se ponía encima de él. Una noche, Lucrecia intentó matarlo, acusándolo de serle infiel, la acusación era falsa, pero tampoco era ella la que hablaba, si no el espíritu de la anterior dueña del anillo.

Lucrecia dejó de asistir al trabajo, solo iba el, para guardar las apariencias, exculpaba a su mujer delante de sus jefes, diciendo que se encontraba mal, que no se podía mover de la cama

Un día, Santiago llegó del trabajo, y la sorpresa que se encontró en su casa le cambiaría la vida para siempre...Subió a su habitación para saludar a su futura esposa, a la que sería la mujer que compartiría el resto de la vida con él, pero en su habitación, en su cama, su futura mujer, no se encontraba sola...Se encontraba encima de un hombre que, reposaba en un charco de sangre, que machaba su cama...y goteaba en el suelo.

Lucrecia, con el rostro y el cuerpo manchado de sangre, se acercó ha Santiago para darle un beso de bienvenida...Santiago vio aquello como un infierno que estaba viviendo, el temor y nerviosismo se apoderó de él, su cuerpo estaba estremecido e inmóvil y, peor aún...No podía reaccionar. Lucrecia se acercó a él, muy lentamente, diciéndole: - Él fue...el me hizo daño primero -...señalando al cuerpo del joven, con un cuchillo ensangrentado, que tenía en la mano.

Santiago no daba crédito a lo que sus ojos veían. Su mujer, se había vuelto loca...no, peor aún, desquiciada...perturbada...No sabría describirlo...Entonces Lucrecia, salió de la habitación y bajó las escaleras, Santiago seguía quieto...totalmente paralizado, con el rostro pálido, no sabía qué hacer, no sabía que decir...no sabía por qué había ocurrido...Entonces, consiguió reaccionar, tenía que hacerlo y frenar a su mujer...Denunciar a la policía lo que había ocurrido...pero ¿Como encerrar a su querida prometida? ¿Y si el joven...? ¿Se lo buscó? Pensaba.

No pasaron muchos minutos desde que un grito de Lucrecia vino desde abajo, Santiago escuchó aquel grito y seguidamente bajó hasta donde ella se encontraba. La encontró en la cocina, de espaldas a él, gritando mientras se aguantaba una mano...Santiago se acercó a él para averiguar que le pasaba y entonces...Lucrecia le mostró su mano manchada de sangre...Su mano tenía cuatro dedos... Se había amputado el dedo corazón, el mismo dedo en el que tenía puesto el anillo.

―Ha sido ella, fue ella, me hizo hacer barbaridades, que yo no quería…

De pronto terminó la frase, y su cabeza dio un giro seco, colocando su cara, en su espalda, luego levantó los brazos y las muñecas, comenzaron a doblarse... por último fueron sus rodillas...Entonces cayó al suelo, golpeando su cara con la encimera de la cocina.

Esa es la historia, de Santiago y Lucrecia.

Presente.

El resto ya lo conoces, vino la policía, me acusaron y encerraron en un centro psiquiátrico, pensaban que estaba loco...Pero tú ahora sabes que no lo estoy.

Andrés estaba sorprendido de la historia que Santiago le acaba de contar...Y a la vez atemorizado, no querría vivir los mismos momentos que Santiago vivió, él y Rebeca, no lo merecían...Eso pensaba él. Cuando Santiago le terminó de contar su historia, le pidió Andrés, que le contara la suya. Y así hizo, Andrés contó todo lo vivido hasta ahora con su mujer. Santiago le dijo.

―Acompáñame, tengo algo que enseñarte ─Andrés se levantó del sillón en el que estaba sentado y acompañó a Santiago hasta una habitación.

La habitación estaba llena de recortes de periódicos, fotos pegadas en la pared, un cuaderno con investigaciones escrito por Santiago... El hombre se había pasado todo este tiempo desde que salió del centro psiquiátrico, hasta ahora, investigando a fondo aquel anillo. La investigación le llevó a una perturbadora, pero, sobre todo, trágica historia de una joven, a la que la vida la golpeó de una trágica manera…

Hace unos años, una Joven llamada Vanesa, recibió de su novio un anillo de compromiso. La joven aquel momento la hizo muy feliz, ella estaba muy enamorada de su novio, Ricardo...pero con el tiempo, llegó un oscuro y trágico día...Un día que marcaría su vida y muerte, para siempre.

Ricardo engañó a su prometida Vanesa, diciéndole que la llevaría a un lugar maravilloso, para pasar el fin de Semana. Aquel lugar sería una pequeña casa de campo, oculta y escondida, varios kilómetros de la ciudad...Donde nadie pueda llegar, donde ella no pudiera pedir ayuda.

La pareja fueron aquella pequeña casa, Vanesa estaba feliz de poder pasar unos días con su novio, los dos a solas, en un lugar alejado sin que nadie los molestara, lo que no sabía Vanesa es que...no iban a estar solos. Dentro de la casa había dos amigos de Ricardo; Víctor y Fernando. El plan de Ricardo era...una atrocidad, había quedado con sus amigos para que, entre los dos, violaran a Vanesa, mientras el, lo grababa todo para vender el video por la Dark Web...Claramente él se quedaría con todas las ganancias que generara el video. Cuando Vanesa vio a los dos amigos en la casa, le preguntó a Ricardo.

― ¿Que hacen aquí? Pensaba que estaríamos solos ―con cierto nerviosismo.

― No te preocupes cariño...vinieron a pasar un buen rato.

Entonces fue cuando Ricardo golpeo en la cabeza a Vanesa, dejándola inconsciente.

Al cabo de un buen rato, Vanesa recuperó la consciencia, y se vio desnuda, atada de pies y manos a una cama...En ese momento, sorprendida y asustada preguntó.

― Ricardo... ¿Qué está pasando? ¿Porque estoy atada y desnuda?

― Cariño, voy a grabar como mis amigos te follan en vivo, venderé el video en la Dark web...y con el dinero recaudado pagaremos una gran Boda y un viaje por toda Europa para nuestra Luna de miel...

Vanesa no daba crédito a lo que su novio decía, no podía creer que su amado fuese a traicionarla de esa manera. Ella se negaba a la proposición, le dijo que no lo aceptaba, no iba a dejarse mancillar por unos cerdos...Ricardo le dijo.

―No tienes opción.

Entonces...Vanesa fue Violada y golpeada, por los dos amigos de Ricardo...ella le pedía ayuda al que debería ser su futuro marido, pero el...solo grababa el horror que ella vivía, con una sonrisa burlona. Tiempo después se supo que Vanesa, fue encontrada, en la cama de Ricardo, con las venas rajadas y amputado el dedo corazón, donde tenía colocado su anillo de compromiso, pero el anillo, nunca fue hallado...Vanesa no podía soportar aquel dolor que Ricardo le hizo sentir ese día, decidió quitarse el anillo que Ricardo le había regalado cuando se comprometieron, pero el anillo no salía de su dedo, le era muy difícil quitárselo, pero Vanesa…no quería llevar ese anillo en su dedo, entonces…decidió amputarse el dedo corazón, en el que tenía puesto el anillo de compromiso.


Parte 6

Andrés, quedó traumatizado con la historia que Santiago le contó

¿Como es posible que exista gente así?… ¿Con ese nivel de locura? Pensaba. Pero si, existen, e incluso cosas peores pasan todos los días.

―Acabó resentida, furiosa, hambrienta de venganza ―dijo Santiago...

Desde la muerte de Vanesa, el anillo se cobró varias víctimas, incluyendo a sus violadores...los tres muertos en las mismas circunstancias, por apuñalamientos...Pero su furia no cesó desde ese entonces...El anillo está maldito, tiene un siniestro poder… El alma de su antigua dueña, está ligado a él...quien regala el anillo, vivirá el rencor de Vanesa...Como hizo Santiago...Como lo está haciendo Andrés...

―Hay una forma de librarte de esta maldición… es algo cruel, pero si quieres salvar a tu amada… y a ti mismo...tienes que hacerlo.

―Tengo que amputarle el dedo a Rebeca para liberarla de la ira de Vanea... ¿Verdad? ― con cierto asombro.

―Si. Es la única manera de salvar a tu prometida... y tu futuro matrimonio...

―Gracias por tu ayuda...espero que algún día puedas limpiar tu nombre y demostrar que no fuiste tu quien mató a Lucrecia.

―No quiero limpiar mi nombre...en realidad me culpo a mí mismo por haberle regalado ese maldito anillo... nos destruyó la vida...y se llevó a mi amada...

Andrés se despidió de Santiago, disculpándose de lo ocurrido y agradeciéndole todo lo que le había contado. Se dirigió hasta su coche y comenzó a conducir en dirección a su casa. Por el camino comenzó a pensar en todo lo que Santiago le había contado, la atrocidad que aquellos chicos cometieron...

―Si estuviese en mis manos...los mataba yo mismo ― pensó con cierta furia y lamento.

Entonces una voz femenina sonó en su mente, decía: ―Así sois todos ―.

Andrés al escuchar la voz en su mente dijo: ―Vanesa, lo que te hicieron fue una salvajada...no, es mucho peor...Pero ni Rebeca, ni yo, tenemos la culpa― con cierto tono de lamento. Andrés continuó conduciendo hasta llegar a su casa. Cuando llegó, vio a Rebeca sentada en el sofá del Salón, viendo la televisión...Pero lo extraño fue que, la televisión se encontraba apagada.

― ¿Que estás haciendo cariño?

― Estoy viendo las noticias, encontraron el cuerpo de un chico con varias puñaladas por todo su cuerpo.

Esas palabras atemorizaron Andrés, no solo por Rebeca en realidad no estaba viendo nada, la televisión estaba apagada, sino porque podría ser, que Rebeca haya cometido un terrible crimen, sin ser consciente de ello. Andrés, para averiguar si su temor era cierto o no, comenzó a subir a la habitación de matrimonio, para ver si Rebeca había matado alguien. Mientras subía la escalera rezaba para que no hubiese nada en la habitación, no soportaría saber que en su cama hubiese algún cuerpo sin vida. Cuando llegó a la habitación, abrió la puerta...Pero no había nada en su cama. En ese momento, Andrés soltó un suspiro de alivio, entonces entró Rebeca por detrás de él y le dijo:

― ¿Ocurre algo querido?

―No nada, tengo calor, quería cambiarme de ropa.

―Normal, ya es Dieciocho de Mayo, el sol está pegando fuerte...y los cuerpos empiezan a oler. ─Al oír aquellas palabras, Andrés le subió un escalofrió por la nuca.

― Si, ya es tiempo de poner el aire acondicionado.

―Tienes razón.

Andrés buscó ropa para estar más fresco en su armario, se quitó la ropa que llevaba puesta, y se dispuso a cambiarse por un pantalón vaquero corto y una camiseta sin mangas, mientras Andrés se cambiaba de ropa, Rebeca le dijo.

―No tardes, te espero abajo, tengo una sorpresa que te encantara ―. Cuando le dijo eso, le dio un beso en la nuca a Andrés, y bajó hasta el Salón.

Pasados unos minutos, Andrés bajó al Salón donde estaba Rebeca esperándolo, Rebeca tenía un enorme regalo envuelto encima de la mesa, Andrés se impresionó al ver la forma que tenía aquel regalo, aparentaba ser un cuerpo humano, envuelto en papel de regalo...Andrés comenzó acercarse, muy lentamente, asustado, sabiendo lo que podría contener... ¿Rebeca ha sido capaz de matar alguien? Se preguntaba...el temor intentaba apoderarse de él, no quería ver lo que había dentro...pero también sabía que no era buena idea desafiar a Rebeca...mejor dicho, ha Vanesa.

Cuando se acercó a la mesa con aquel cuerpo envuelto en papel de regalo, comenzó a extender sus brazos y manos lentamente, entonces agarró el papel, cerró los ojos y comenzó abrir aquel regalo que, Rebeca le tenía preparado. Al abrir los ojos, Andrés se encontró con un maniquí, vestido con un traje de novio que Rebeca mandó hacer con un diseño que ella, había diseñado especialmente para él.

Andrés no se esperaba aquella sorpresa, el alivio al descubrir que no era un cuerpo humano y la felicidad de aquel maravilloso regalo, se mezclaron en su cuerpo.

Se acercó a Rebeca con una sonrisa y le dijo: ―Gracias...Eres la mejor ─le dio a Rebeca un beso en sus labios, Rebeca le correspondió el beso.

―Mi futuro marido se merece lo mejor.

―No me esperaba esto...Pero yo aun no te compre tu vestido.

―No te preocupes...ya he mandado hacer el mío, recuerda, el novio no puede ver el vestido de novia antes de la Boda ―con una gentil sonrisa.

Andrés se sentía agradecido de que a Rebeca no le haya dado ningún loco ataque el día de hoy. Pasaron las horas, la noche llegó, ambos ya habían terminado de cenar y se iban acostar. Rebeca estaba durmiendo de cara Andrés, con una mano en el pecho de ella, el anillo de prometida que él le había regalado, brillaba con los reflejos de la corta luz, que entraba por la ventana. Andrés comenzó a mirar el dedo y a recordar la conversación con Santiago, sobre todo comenzó a pensar si pudiese haber otra forma para deshacer la maldición, Andrés se preguntaba << ¿Cómo le iba amputar el dedo a su prometida?>> Pensaba él, no es solo algo atroz, sino, que sus manos son sus herramientas principales de trabajo, el sueño de Rebeca siempre fue ser diseñadora, y por fin lo era.

No estaba dispuesto amputarle el dedo a Rebeca, entonces se le ocurrió quitárselo, y hacerle creer que lo perdió mientras dormía. Comenzó a jalar de él, y de repente, Rebeca se despierta dando un grito

― ¿Que estás haciendo? Me ha dolido ─dijo Rebeca con cierto enfado.

―Nada... perdona, no hice nada …

―Todos sois iguales, todo mentís─. Entonces, se dispuso a dormir.

Por lo visto, el anillo ya formaba parte del cuerpo de Rebeca, no estaba pegado a ella, sino, era una parte más de su mano, por eso, Andrés no le pudo quitar el anillo, por eso ella gritó de dolor, por eso...había que amputarle el dedo. La noche terminó y el día llegó, Andrés pasó una mañana de lo más normal, se despertó, se vistió, desayunó, fue a trabajar, y terminó de trabajar. Andrés estaba aliviado y contento. Lo que Andrés no contaba era, que no todos los días serian felices, y hoy, se iba a encontrar con una sorpresa en su casa.

Andrés llegó a su casa después de un día de trabajo, estaba deseando ver a su futura Esposa; abrazarla y besarla, rezaba por pasar un día tan bueno como el anterior. Entró por la puerta y vio que Rebeca no estaba en el Salón, como acostumbraba a estar. Entonces, subió a la habitación para comprobar si estaba allí...Cuando abrió la puerta le esperaba una de las peores sorpresas que jamás pensaba tener, viviría el peor momento de su vida.

Andrés se encontró a su mujer desnuda, sentada encima de otro hombre. Rebeca estaba teniendo relaciones sexuales con otro hombre, con un desconocido, Andrés nunca pensó en sentirse traicionado de aquella manera...Entonces dijo: - Rebeca... ¡¿Que estás haciendo?! Exclamó mientras preguntaba -. Entonces Rebeca le dijo: - Nada cariño, solo es sexo -. El hombre que estaba acostado debajo de Rebeca le dijo: - Serás Zorra, me dijiste que eras soltera -. Rebeca con una burlona sonrisa miró al hombre y le dijo: - Y a mi prometido le dije que le quería -. Andrés aquel momento lo destrozó...pero más los destrozó escuchar esas palabras de su futura esposa.

Cuando aquel hombre se disponía a querer irse, Rebeca alzó un cuchillo y comenzó apuñalarlo en el pecho, lo apuñaló incontables veces, sujetando firmemente el cuchillo. Aquella escena era demasiado perturbadora… Andrés, como muchos de nosotros, nunca pensó en vivirla, y mucho menos en manos de su prometida...No sabía cómo reaccionar, ante aquel momento. Solo quería irse, irse corriendo, pero sus piernas, al igual que su cuerpo, quedaron paralizadas. Entonces cayó sentado golpeándose la cabeza contra la pared, el golpe fue bastante fuerte, pero Andrés no lo sintió, era como si no estuviese vivo. Rebeca giró la cabeza echando la vista atrás, en dirección hacía Andrés, tenía el rostro manchado con la sangre de su víctima.

―No me ha complacido como tu ―... Entonces Rebeca bajó de encima del cuerpo yacente de aquel hombre, y comenzó acercarse a su marido, paso a paso, sonriendo con el cuchillo ensangrentado en la mano, Andrés todavía seguía paralizado, no reaccionaba, no podía moverse...Cuando Rebeca se acercó a él, cayó desmayada en sus brazos.

Andrés comenzó acariciarle la cara, quitándole algunos mechones de su pelo, entonces dijo: ― Sé que no es culpa tuya, sé que jamás lo habrías hecho por voluntad propia, nunca te dejaré sola, pase lo que pase ―...

Después de aquel terrible suceso, Andrés, pudo levantarse del suelo, cogiendo en brazos a su amada y llevándola a recostar en otra habitación. Cuando la recostó en la cama, le dio un beso en la frente y le dijo.

― Yo me ocuparé de todo, tu duerme y descansa.

Andrés salió de la habitación donde tenía a su prometida descansando, se dirigió a la habitación de matrimonio, donde estaba muerto aquel hombre.

Comenzó a mirarlo fijamente, entonces le dijo: ― ¿Y ahora que hago contigo? ―…

El plan de Andrés era deshacerse del cadáver, pero le era complicado, nunca se imaginó que algún día tendría que deshacerse de un cuerpo humano. Por suerte, podía conseguir los recursos necesarios; herramientas, sábanas, bolsas, un coche, pero... ¿Sería capaz de hacerlo? ¿Tendría el alma dura y fuerte para soportar el peso y la culpabilidad de cargar lo que su amada, influenciada por un alma atormentada, hizo? Lo que tenía muy claro era, que no la iba a dejar sola con este problema. Andrés dejó aquella habitación y se dirigió hasta su coche, entró en él, lo arrancó y comenzó a conducir.

Andrés se dirigía a un centro comercial, que había justo al lado de su casa, se dirigió a una gran tienda, en donde vendían toda clase de herramientas, las necesarias para poder deshacerse del cuerpo, principalmente necesitaría una pala para cavar un hoyo y un hacha, con un hacha le sería suficiente para trocear el cuerpo, también necesitaría gasolina, para deshacerse del cuerpo, lo mejor es dejarlo lo más irreconocible posible. La mejor manera para dejarlo irreconocible era quemarlo.

Cuando terminó de buscar lo necesario por la tienda, se acercó a pagar y volvió a su casa. Entonces pasó el resto de la tarde, el solo, mutilando el cuerpo, cortándolo en varios trozos, para meterlo dentro de bolsas de basura de color negro, enterrarlo...y quemarlo.

Primero comenzó en cortarle la cabeza, dijo: ― No quiero que veas lo que voy hacer contigo ―. Luego le cortó los brazos diciendo: ― Estas manos tocaron a mi mujer...fue lo último que tocó...pobre desgraciado ―. Después le cortó las piernas, cuando todos los miembros del cuerpo, estaban amputados, cortó en cuatro trozos el tronco humano de aquel hombre.

Comenzó a meter el cuerpo en bolsas de basura, cuando acabó, comenzó a limpiar la sangre que había en el suelo, un enorme charco de sangre, con restos de tripas y pulmones. Era algo realmente asqueroso, atroz...no existe una palabra adecuada para describir lo que una persona podría sentir en un momento como ese.

Entonces, mientras esteba limpiando, agachado con un trapo en la mano, notó como alguien le puso la mano en el hombro y le dijo una voz femenina: ― Para eso sirves ―.

Andrés ya estaba casi acostumbrado a vivir esta clase de fenómeno, intentó no prestarle atención aquella voz, pero un poco de temor, sí que tenía todavía. Había pasado casi una hora desde que comenzó a limpiar, hasta que terminó de hacerlo. Se dirigió a cargar su coche, con las bolsas de basura y el hacha, para hacerlo desaparecer todo por completo. Comenzó a conducir hasta llegar hasta una zona montañosa de tierra y montaña, desolada y alejada de toda población. Aparcó su coche, y comenzó a cavar un profundo hoyo en el que tiraría las bolsas de basura con los trozos cortados de aquel hombre que su mujer, apuñaló salvajemente.

Cuando terminó de cavar, arrojó las bolsas de basura, las roció de gasolina… Entonces tiró un papel ardiendo dentro del hoyo, con el cuerpo de ese hombre. De la tierra salió una enorme llamarada, desapareció muy ligero, pero duró lo suficiente para que Andrés asustado se tirase al suelo.

Andrés se quedó un largo y tendido tiempo esperando que el cuerpo terminara de arder... El fuego se consumió, el cuerpo estaba carbonizado casi completamente, lo suficiente para no ser reconocido a simple vista. Andrés cogió una pala del maletero de su coche, entonces comenzó a tapar el hoyo, pasado un rato, dejó aquel lugar, con el cuerpo carbonizado de la primera víctima de Rebeca.

Cuando Andrés dejó aquel sitió, se fue derecho hasta su casa, deseando ver a Rebeca y abrazarla, buscando consuelo por lo que acaba de hacer, pero esta noche, para Andrés iba a ser muy distinta, no iba a encontrar consuelo, pero si una posible salvación.

Parte 7

Cuando Andrés llegó a su casa, lo primero que hizo fue buscar a Rebeca en la habitación, donde la había dejado, pero allí no estaba ella, solo una cama desecha y vacía. Entonces, Rebeca le comenzó a llamar, desde el piso de abajo. Andrés escuchó la llamada de su amada que provenía de la cocina, entonces con una sonrisa dijo: Ya bajo cariño.
Andrés bajó hasta abajo y fue donde su queridísima prometida. Todas las luces de la casa estaban apagadas, apenas podía percibir nada con la vista, Rebeca estaba de espaldas a Andrés, cortando verduras para la cena, Andrés intentó encender las luces, pero Rebeca le dijo.

― No enciendas las luces, a ella le molesta.

― ¿A quién te refieres cariño? ― Preguntó con incertidumbre.

―Pues a Vanesa.

Andrés la abrazó por sus espaldas y le dijo: ― No te preocupes por Vanesa, debería entender que esta es nuestra casa, y nuestra vida.

Entonces Rebeca se giró hacia Andrés y dijo: ― ¿Como puedes decir eso? Ella ha sufrido mucho, su novio la traicionó...me dijo que tu harás lo mismo, pero no le quise hacer caso...hasta ahora.

― ¿A qué te refieres con?... ¿hasta ahora? ―Preguntó con cierta preocupación.

― ¿Dónde estuviste tanto tiempo? Seguro que, violando alguna jovencita, todos sois iguales…

― No cariño...sabes que jamás haría algo tan atroz...estuve limpiando y escondiendo el horror que Vanesa te obligó hacer.

Rebeca alzó el cuchillo que tenía agarrado en la mano y estuvo a punto de clavárselo Andrés...por suerte Andrés consiguió esquivarlo.

De repente Rebeca, con dos voces que sonaba como una sola, le dijo: ― ¿Intentas culparnos a nosotras de tu traición? ¡¿De tus mentiras?! ― Exclamó ella mientras gritaba.

― No cariño...Yo solo...Quería ayudarte.

Rebeca se alzó donde Andrés, clavándole el cuchillo en el hombro mientras le decía: ― ¡Mientes! ― Volvió a exclamar entre gritos ― Y con un tono más suave le dijo: ― Todos nos traicionan...todos sois iguales…

― Vanesa...sé lo que te hicieron, lo que hicieron esos chicos es una salvajada enorme, una monstruosidad...esa gente se merecía lo que les ocurrió...intenté comprender tu sentimiento...aunque, me es imposible...pero tienes que entender que no todos somos iguales, yo, a mi mujer, jamás la traicionaría de una forma tan monstruosa…─Dijo Andrés mientras se sujetaba su hombro herido. Entonces durante un momento, el cuerpo de Rebeca fue libre, el tiempo suficiente para decirle a su amado.

―Andrés...por favor, vete de aquí, no puedo controlarme, es peligrosa...quiere matarte ─con cierto lamento…

─No cariño...no voy a dejarte sola con esto...voy hacer algo que tuve que haber hecho hace tiempo...pero no quería desgraciarte la vida...la solución para que nos deje tranquilos es cortándote el dedo en el que tienes el anillo, es el anillo quien la atrajo hasta nuestras vidas…

― Cariño...te creo...yo no puedo cortarme el dedo, ella no me va a dejar hacerlo...tienes que hacerlo tú, pero si te acercas a mi...ella te atacará y puede que esta vez, te mate...No...No podría vivir sabiendo que mis manos, te mataron...No.

―No vivirás con ese peso cariño, no dejaré que me haga nada, pero tampoco te dejaré sola con ella, no… mas no.

Entonces, Rebeca volvió a caer bajo la manipulación de Vanesa, alzó su mirada y le dijo: ― Mientes...todos mienten...no es justo para nosotras...que todos mintáis ―… Entonces, comenzó a dirigirse hacia Andrés lentamente, paso a paso, con una fría mirada.

Andrés no mostraba miedo, solo mostraba pena y lamento hacía Vanesa, quería ayudarla a calmar su ira, pero la ira de Vanesa, era imposible de calmar, necesitaba alimentarse, todavía con más muerte.

Andrés ya no sabía qué hacer, ni que decir, abrió un cajón del mueble de la cocina y cogió un cuchillo de carnicero, lo agarró fuerte y dijo:

― Lo siento Vanesa...siento por lo que estas pasando...Pero no te voy a permitir que sigas haciendo con mi mujer lo que te dé la gana...Nosotros no tenemos la culpa de lo que te ocurrió.

Entonces Andrés comenzó acercarse a ella, con intención de coger su mano y cortarle el dedo que, tenía el anillo de compromiso. Vanesa no dejó que se acercase a ella, mientras Andrés, continuaba caminando hacia ella, aguantándose su hombro herido. Ella comenzó a gritar de una forma angustiosa y aterradora, intentando asustar Andrés para que no se acercara más. Pero Andrés no paraba de caminar, no le importaba lo que Vanesa hiciera, tenía que perder todo sentimiento de terror o angustia, si quería salvar a su amada, de aquella alma atormentada. Entonces Vanesa, al ver que Andrés no paraba, alzó el cuchillo que tenía agarrado y señaló el pecho de Rebeca, entonces fue cuando dijo.

― No te acerques más o tu amada morirá...Yo ya estoy muerta, pero ella aún tiene una oportunidad, solo tú serás responsable de su muerte.

― ¿Esta segura que, matándome a mí, o a Rebeca...tu rencor desparecerá? ―Preguntó con un serio tono.

Entonces, agarrándole la mano dijo: ― Si al matarme tu ira desaparece, adelante, hazlo...Mátame.

Vanesa lo miró con rencor y alzó su cuchillo en el pecho de Andrés… pero antes de alcanzarlo, el brazo de Rebeca frenó. Andrés la abrazó y dijo.

―No te dejaré sola con esto...como te dije antes, no puedo imaginar lo que estas sufriendo, pero por favor ―Entonces, la miró fijamente a los ojos y le dijo: ― Devuélveme a Rebeca ―.

Los ojos poseídos de Rebeca, comenzaron a soltar lágrimas, Vanesa comenzó a llorar diciendo: ― ¿Que hice? ¿Por qué no pude tener lo que Rebeca tiene? ¿Qué mal hice? ―… Preguntó con lamento.

Se apartó de Andrés y le dijo: ― Solo quería ser feliz con mi amado…

― Por favor, no me quites a Rebeca, es la única que he amado y amaré en mi vida…

─ No puedo hacer eso.

― Dejaras su cuerpo, por las buenas o por las malas.

De repente, Andrés fue agarrarle la mano, pero Vanesa no dejó que lo hiciera, se echó hacia atrás y justamente cuando fue apuñalar el cuerpo de Rebeca, Andrés se le echó encima evitando que fuese apuñalada…Un gemido se escuchó, Andrés había recibido una puñalada en el riñón.

Vanesa, al ver lo que Andrés hizo...sacrificándose para salvar a su amada le dijo: ― Idiota... ¿Morirías por ella? ―…Preguntó con incertidumbre.

―No podría vivir sin ella.

Vanesa miró fijamente Andrés a los ojos y comenzó a llorar, aquellas lagrimas llenas de lamento, volvieron hacer que Andrés sintiera pena de lo que, ella estaba sufriendo. Entonces le dio un beso en la frente y le dijo: ― Por favor vete tranquila, todo ya pasó, ahora te toca descansar.

En ese momento, Vanesa desde hacía mucho tiempo sintió paz, por primera vez recordó… como sonreír.

Seguidamente Vanesa le acarició la cara Andrés, y le dijo:

― Cuídala, ella es lo más importante ―y con esas palabras, Vanesa se fue, dejando libre a Rebeca.

En ese instante, Rebeca había despertado, vio Andrés herido, sentado en el suelo apoyado en un mueble de la cocina, sujetándose la herida ensangrentada. Rebeca asustada se acercó a él y le preguntó qué había pasado...Andrés le contó toda la historia de lo ocurrido, que por fin Vanesa ya era libre...Su furia fue calmada.

Rebeca, rápidamente llamó a una ambulancia para que vinieran atender a su prometido, Andrés le acarició la cara a Rebeca y le dijo: ― Si no salgo de esta...quiero que sepas que no me arrepiento de haber interpuesto mi vida...para salvar la tuya ―.

Rebeca en ese momento, comenzó a llorar diciéndole: ― No seas tonto...saldrás de esta, nos casaremos y viviremos muy felices juntos―.

Andrés le dedicó una sonrisa a su amada y cerró los ojos… mostrando una sonrisa, una placida y alegre sonrisa. Rebeca comenzó a llorar de forma desesperada, no quería perder a su novio, pero en ese momento, y sin que ninguno lo supiese, Vanesa apareció, apoyando su fantasmal mano, en la herida de Andrés, y con una placida sonrisa dijo:

― Gracias ―de repente se desvaneció, dejando solos a la pareja.

Tiempo después, vino la Ambulancia y recogieron Andrés, llevándolo en la camilla para atenderlo. Rebeca comenzó a perseguir a los Paramédicos, nerviosa y llorando, preguntando si se pondrá bien, los Paramédicos le dijeron.

―Haremos todo lo posible.

Metieron Andrés en la Ambulancia y Rebeca subió con ellos, acompañándolos.

De camino al Hospital Andrés despertó de su inconsciencia, miró a Rebeca y le dedicó una sonrisa, Rebeca, al ver a su amado despertar, la felicidad iluminó su cara, comenzó a llorar de alegría, intentó abrazarlo, pero el Paramédico se lo prohibió. Andrés le dijo.

―Estoy aquí cariño...y voy a quedarme.
Rebeca se puso la mano en la boca y comenzó a llorar de alegría, conservando todavía el anillo de prometida que, por un tiempo, les hizo la vida imposible.