Relatos Cortos

Lo que iba a ser una gran noche… 

Esta es la historia de un grupo de amigos que decidieron hacer una pequeña fiesta en la playa, era una noche de verano estrellada, con una Luna lena brillante. Ellos eran cuatro: Michael, Charly, Adam y Ryan. Los amigos no paraban de reír y contarse unos a otras anécdotas de la semana, cuando de repente, una chica se les acerco, estaba vestida con un camisón blanco. Tenía un cuerpo delgado, el rostro ensangrentado, el camisón con manchas de sangre, uno de ellos le pregunto si necesitaba ayuda, si había escapado de alguien, la chica había cogido a uno de los chavales de la camiseta y le jalo hacia ella.

Charly, asustado se acercó a ella, entonces la chica comenzó a correr, Charly a quien le agarro de la camiseta empezó a correr detrás de ella, los amigos asombrados de lo que estaban viendo comenzaron a perseguirlos a los dos, llegaron hasta una zona de campo con grandes Arboles, estaba todo oscuro, pero un grito en la lejanía pudieron oír, era la voz de Charly...su amigo estaba gritando, necesitaba ayuda urgente, los otros tres amigos comenzaron a buscar, su único guía, el sonido de sus gritos...

No eran capaces de encontrarlo, todo estaba Oscuro, no podían distinguir entre lo que era un arbusto o una persona, preocupados y asustados quisieron llamar a la policía, pero se encontraron que sus móviles estaban apagados, por mucho que lo intentaban no podían encender, no les parecía normal, La batería de sus Móviles estaba totalmente cargada, aunque para quitarse de dudas, enchufaron sus móviles a un cargador de batería externo, pero también era inútil, no funcionaba...no cargaba la batería. Siguieron buscando hasta que encontraron una cueva, una cueva muy oscura en una montaña rocosa, aquello les pareció extraño, ya que, en ese mismo campo, no había ninguna montaña, y mucho menos...una cueva. Pero aun así entraron en aquella oscura y profunda cueva. Para su sorpresa, el horror que enconaron superaba toda su imaginación, Había miembros Humanos colgando desde el techo de la Cueva y justo más adelante una montaña hecha de miembros humanos, los que estaban viviendo en aquel momento era una horrible pesadilla, peor aún, porque lo estaban viviendo. Sus cuerpos se estremecieron, sus ojos se abrieron como platos, no eran capaces ni de pestañear. De pronto, desde el fondo de la cueva escucharon el grito de su amigo Charly, un desgarrador y angustioso grito, entonces corrieron hacia delante, y lo que se encontraron fue a la misma muchacha sujetando la cabeza de su amigo. La muchacha se abalanzo hacía los tres amigos que aún quedaban con vida, no podían escapar, una pared había aparecido detrás de ellos, no había salida, no sabían que hacer, intentaron golpear a la muchacha con una pequeña roca, pero nada les sirvió, la muchacha no sentía dolor, era como si nada le hubiera golpeado. Entonces ella levanto sus delgados brazos cogiendo a Michael por los brazos, lo levanto y de un pequeño tirón se los arranco, el chico cayó al suelo gritando de dolor, la muchacha agacho la cabeza mirando al chico, abrió la boca y de un enorme mordisco en el cuello, le arranco la cabeza. Dos quedaban vivos Ryan y Adam, se posaron en la pared sin poder creer lo que estaban viviendo, los dos amigos sabían que les llegaba la hora, pero no querían asimilarlo, no querían morir y menos de esa forma tan atroz, tampoco podían llorar la muerte de sus amigos. Solo podían pensar en cómo salir de aquel espantoso lugar, pero no encontraban ninguna solución, la muchacha se acercó a ellos soltando una pequeña carcajada, levanto los brazos y lo único que se escuchó de ellos fue un grito... un largo grito lleno de sufrimiento... Nunca más se supo de los cuatro amigos, fue como si dejaran de existir en este mundo. 

Moraleja, si ves cuevas extrañas que nunca antes te topaste en tu lugar de residencia, no entres en ella...ni tampoco te recomiendo que entres en ninguna otra cueva.

Oscar M. Anton

TIENDA DE JUGUETES 

Un padre fue a una tienda de juguetes para comprarle un regalo, era el cumple años de su hijo, quería comprarle algo especial. Entró en la tienda y se dirigió al mostrador donde estaba el dependiente de la tienda, el dependiente le dio las buenas tardes.

─ Muy buenas tardes...Hoy es el cumpleaños de mi pequeño, cumple diez años, hay un robot mayordomo llamado Emyr, que mi hijo anda deseando desde hace algunas semanas...me gustaría saber si lo tiene, y de ser así, llevármelo ─ dijo el hombre al dependiente con una sonrisa.

El dependiente le indicó donde se encontraba el robot que estaba buscando, el padre del cumpleañero se dirigió al pasillo, donde se encontraba ese robot. Por el camino comenzó a escuchar unos ruidos, como si alguien estuviese rascando las cajas de los juguetes...no le pareció nada extraño, ya que era una tienda, podría haber alguien más adentro aparte de él, que quisiera comprar. Entonces siguió caminando, hasta que encontró el robot que quería para su hijo... Alzó sus brazos y cogió la caja del juguete, comenzó a inspeccionar la caja; por delante y por atrás. 

Cuando terminó de inspeccionarla se dirigió al mostrador, caminando observaba el resto de juguetes que había en las estanterías de la tienda. Desde una media distancia vio que el dependiente no estaba en su puesto, pensó que había ido al almacén o al lavabo, cuando por fin llegó al mostrador su cara cambió repentinamente, lo que vio estaba lejos de lo que jamás hubiese pensado que vería en su vida. Sus ojos contemplaban el cuerpo del hombre tirado en el suelo, con su cabeza...separada de su cuerpo. 

El hombre quedó inmóvil, quieto...petrificado, pero algo le hizo reaccionar, unos pequeños pasos que provenían de sus espaldas. Entonces lentamente comenzó a girar, y vio como un grupo de títeres le observaban, justo detrás de él, sin que nadie los manejara, era algo imposible...pero hay estaban...mirándole fijamente. De repente, los títeres se abalanzaron hacia él.

El hombre corrió hasta la puerta, pero uno de los títeres le lanzó uno de sus hilos, atrapando con el su Tobillo y haciéndole un buen corte, no lo suficiente para amputárselo, pero si para evitar que corriera y escapara. Los títeres comenzaron acercarse, sus rostros sonrientes parecían naturales, sus ojos tenían un brillo natural. El hombre no tenía tiempo de quedarse observando aquellos títeres, tirado en el suelo y viendo como los muñecos se le acercaban más, alzó su brazo hasta la manilla de la puerta, consiguiendo así abrirla, entonces el hombre consiguió escapar, de aquella tienda.

comenzó a correr como podía, el corte del tobillo aun le dolía, pero no podía parar, tenía que dejar aquella tienda atrás, o era eso, o acababa como el dependiente, y él eso no lo quería, no podía morir en manos de unos muñecos de madera y trapo. Con el miedo y las prisas de huir de aquel lugar, se olvidó que tenía en brazos el Robot Emyr, lo comenzó a observar, pero el Robot no mostraba movimiento...Por fin había dejado la tienda atrás, los Títeres no le estaban siguiendo, estaba a salvo, podía regresar a su casa sano y salvo, pero en aquel mismo lugar, vio como un grupo de chicos se estaban metiendo con un crio mucho más pequeño que ellos, lo estaban amenazando, intimidando, el crío tenía miedo, quería que le dejaran en paz, pero no lo hacían, el hombre los vio y se acercó a ellos pidiendo que lo dejaran tranquilo, los chicos le dijeron que no se metiera, ellos podían hacer lo que quisieran, comenzaron a insultar al hombre, llamándolo de todo, desde cabrón, hasta puto viejo cojo. El hombre comenzó a fijarse en aquellos chicos, mientras observaba el Robot Emilio, dibujo en su cara una sonrisa, la misma que la del Robot Emilio y les ofreció el Robot a los chicos, a cambio de que no se volviesen a meter más con él, los chicos aceptaron el trato, era un Robot muy querido por muchos niños...y no tan niños. Cogieron el Robot, y se marcharon corriendo mientras lanzaban risas e insultos. El hombre miró al niño y le dijo: - No te preocupes, no volverán a meterse contigo -. y se marchó con su herido pie, dejando aquel sitio. A la mañana siguiente unos jóvenes haciendo deporte en la calle, encontraron unos jóvenes chicos, flotando en el río.

Óscar M. Anton

El último café

Al principio solo eran objetos moverse o puertas abrirse, pero pasado un tiempo, no recuerdo cuanto...La situación empeoró.

En muchas ocasiones escuchaba su voz con lamento, acompañado de rencor.

Hay momentos que siento como me daña en mis brazos, cuello o torso, puedes ver las heridas que me provoca...No son simples arañazos, parecen hechas con una pequeña cuchilla.

¿Por qué crees que estas viviendo esta situación?

 No lo sé, unos dicen que, por estrés, Otros dicen que me estoy volviendo loco...Pero, al fin y al cabo, ambos son lo mismo ¿Usted qué piensa? ¿Qué puede decirme? 

Soy sicólogo, mis estudios no me dan una clara respuesta a su problema...Pero claro, mis estudios. Hablándole como humano que soy, le diré que está siendo perseguido por un ente, aquel ser está cabreado y busca calmar su furia, para así descansar en paz.

¿Le suena el nombre de Cristóbal?

 No...bueno...no, no me suena

¿Estás seguro? Piensa, quien era Cristóbal...¿Qué le hizo usted?...

De verdad Doc...no me suena.

Cristóbal era un joven estudiante de medicina, que usted atropelló mientras conducías hablando con el móvil.

Tienes el rostro pálido, es normal...es la culpabilidad de haberte deshecho, inconscientemente, cierto...Pero aun así, deshecho de una persona inocente...Cristóbal te trajo a mí, para vengar su muerte...

No le entiendo doctor.

No lo tienes que hacer, ya es tarde para que entiendas...era tan fácil colgar el teléfono y prestar atención a la carretera, pero no...Decidiste seguir hablando, destrozando el cuerpo de mi hijo...

Dime ¿Está bueno el café?...Vaya, ya está muerto.


Óscar M. Anton

No todas las rosas son frágiles

Que tan bien, o tan mal, nos hicieron las redes sociales, la mayoría de personas que hondan las redes, tuvieron grandes reencuentros con familiares y amigos que, desde hacía muchísimo tiempo, no veían. Otros fueron más picarones, y se hicieron un hueco laboral, y un chico de 17 años, puede estar ganando más dinero que sus padres ahora mismo. OJO, ganando, no manteniendo como muchos piensan.

muchos jóvenes, chicos y chicas, gracias a ellas, ahora son; ¡Cantantes, modelos e incluso actrices de cine! Hay otras que formaron matrimonios con familia numerosa incluso. Pero no estoy aquí para hablar de eso, no. Las redes sociales tienen un lado oscuro, macabra, un lado que no puedes ver, pero lo tienes delante...

Esta es la historia de Cristina, una chica que se hizo en unos meses muy popular en Instagram, se hacía llamar "Ladylake, tenía un gran número de seguidores, tantos, que las grandes empresas de famosas marca de ropa, zapatos y maquillaje, le pagan un dineral para promocionar sus marcas en sus estados. Un día, un joven la comenzó a seguir, el chico físicamente le atraía a Cristina, así que, comenzó a segarle ella también, el chico se hacía llamar force97, el de apariencia, era joven tal como su año de nacimiento, predecía. Él joven le mandó un mensaje por el chat y comenzaron una conversación.

Force97:  Hola ¿Qué tal? oye, eres guapísima.

Ladylake:  Hola, muchas gracias por el cumplido, jajaja. 😁

Force97: De nada, la que es guapa lo es, y se le dice. 😜

Ladylake:  😃 Dime, ¿Querías algo de mí?

Force97:  He visto en tu perfil que eres de Huelva igual que yo, me gustaría poder conocerte en persona. 😏

Ladylake:  Lo siento...No salgo con la primera persona que me propone una cita, sin siquiera conocerme, o sin siquiera conocerle. 😘

Force97:  Bien, bien, eso es bueno, entonces tengo oportunidad...😀

Ladylake: ¡Por supuesto! 😉

Pasaron varios meses en los que entablaron conversaciones, comenzaron siendo amistosas, pero, en poco tiempo llegaron alcanzar otro punto de conversaciones, hasta que al fin, decidieron tener una pequeña cita para conocerse entre ellos...más profundamente.

Force97: Entones quedamos a las nueve de la noche ¿Verdad?💋

Ladylake:  Por supuesto 💋

Force97:  Muy bien, allí estaré -.💓💖💋

Ladylake:  Me voy a empezar a preparar para que, no tengas que esperarme 💕💕💋💋

Force97:  Bye amor nos vemos en un ratino 💋💋💋💋💋

Ladylake: 💋💋💋💋💋.

Cristina se presentó en el PUB, estaba afuera esperándolo, ansiosa por ver en persona aquel chico, pero de repente...lo que apareció no fue un joven de unos 21 años de edad, rondaba casi los 40 años, ella lógicamente no le reconoció.

─ Hola, ¿Vanesa? Soy yo...Force97 ─ le dijo el hombre.

Cristina no podía creer lo que estaba viendo, un hombre de casi cuarenta años de edad...le había pedido una cita...lo malo, no es la edad del hombre, ella tenía 23 años, legalmente no hay repercusión, el problema que, él decía tener 21 años de edad. El hombre le dijo su verdadero nombre, se llamaba Alonso y le explicó el motivo por el que se hizo pasar por un jovencito. llevaba tiempo admirando sus fotos por Instagram, le había encandilado la primera vez que la vio, quería hablar con ella y, tener la oportunidad de conocerla personalmente y, si le decía su verdadera edad, seguramente ella, lo rechazaría. Vanesa comprendió que el hombre solo quería una oportunidad, nada más, así que con veintiuno o con casi cuarenta años, iba a darle la oportunidad de pasar un rato con él.

Ambos entraron en el PUB, se sentaron en una mesa y ordenaron lo que iban a tomar, comenzaron hablar, a reírse, la verdad, la noche estaba siendo agradable para los dos...pero ya se había hecho bastante tarde, y ambos tenían que ir a sus respectivas casas, Alonso le propuso acercarla hasta su casa y Vanesa aceptó sin pensárselo mucho, era muy tarde y Alonso, durante la noche se portó como un caballero, no le dio motivos para desconfiar de él, y más puntos a su favor ganó cuando se sinceró al llegar.

Ambos salieron del PUB, Alonso abrió la puerta de su coche y le ofreció que entrara, ella con una sonrisa, así lo hizo, Alonso entró seguidamente y puso su coche en marcha.

─ ¿Dónde vives? ─ Preguntó Alonso

─ Al lado del antiguo Estadio Colombino ─ Respondió Cristina.

─ Muy bien, te dejaré allí ─.

había pasado un largo rato, más de lo normal, Huelva no es una ciudad tan grande, y desde su casa hasta el PUB.…no había ni veinte minutos caminando, entonces Vanesa se extrañó.

─ Oye...te estas demorando mucho ─ Cristina dijo con cierto nerviosismo.

─ Lo siento, quiero llevarte a un lugar especial ─.

─ ¿Aquí en Huelva? ─ ...

─ Ya verás, una sorpresa ─.

Vanesa se conocía toda la ciudad, no había lugar que la fuese a sorprender, pero la sorpresa era que el "lugar especial, estaba a las afueras de la ciudad...muy a las afueras...

Alonso aparcó su coche en un lugar oscuro y apartado de todo tráfico, de toda luz, entonces la miró, con una expresión… aterrorizante.

─ Bien, vamos a divertirnos ─ dijo Alonso con cierto tono sexual.

─ ¿Divertimos? ─ Preguntó Cristina con cierto tono de temor ─.

Entonces Alonso, con una sombría mirada y una sonrisa perturbadora, se acercó a ella...Cristina se echó hacia atrás asustada, intentó escapar del coche...pero la puerta estaba cerrada, entonces el filo de un cuchillo pudo verse y un angustioso grito de dolor se escuchó desde aquella masa oscura que envolvía el coche...

Una mano con un paño rojo limpiaba la hoja ensangrentada del cuchillo, y Cristina con una sonrisa dijo.

 ─ Muchas mujeres ya no son tan ingenuas, preferimos ir a la cárcel, antes de acabar bajo tierra...Tuviste mala suerte, escogiste la equivocada mostrando una sombría sonrisa ─.

Alonso, agonizando de dolor la miró con rencor, con rabia... Cristina le quitó las llaves del coche y su teléfono móvil, entonces se acercó al oído y le susurró.

─ No todas las rosas son frágiles ─.

Luego abrió su puerta y salió asegurándose de que Alonso, se quedase dentro del coche y no pudiera pedir ayuda. Cristina se acercó al depósito de gasolina del coche, colgó el pañuelo en el depósito, y con un mechero, le prendió fuego al pañuelo… Después dejó aquel oscuro lugar yendo hacia la carretera y rezando que alguien la cogiera, para acercarla a la ciudad de nuevo...No os preocupéis…podrá volver a defenderse.


Óscar M. Anton

HATER

Esta es la historia de Pablo, un chico de treinta años de edad, tiene un pequeño empleo trabajando en una Hamburguesería, pero su tiempo libre lo desempeña metido en foros de vídeo juegos, también juega a vídeo juegos, si, pero pasa más horas con un teclado, insultando a los demás, que disfrutar de su vídeo consola. Una noche entró comenzó a navegar en distintos foros sobre vídeo juegos, anunciaban el estreno de un juego nuevo, que no iba a salir en su vídeo consola, y comenzó a lanzar mierda sobre el juego.


Menuda mierda de juego, ese juego se a arruinar, nadie lo pidió, derrocharon tiempo y dinero en querer ofrecernos esta basura con gráficos de la generación pasada, ojalá y no venda una mierda, es lo que merece esa porquería de desarrolladora de vídeo juegos, vamos, la misma compañía de la vídeo consola merece la ruina, si, la ruina por darnos estas mierdas.


A Pablo el Hater, le daba igual la compañía, en realidad su prioridad era buscar pelea en los foros...la conseguía, todas los días lograba su objetivo. Pero una noche, alguien le contestó a sus posts.


Oye Azuramaki ¿No crees que te estas pasando un poco? ¿Quién te ha nombrado juez o jurado sobre vídeo juegos? y no te respondo porque digas que el juego es una mierda, no, al fin y al cabo, tu opinión, y la gente que opine como tu...no les damos importancia. Te escribo para dejarte claro que eres una basura de persona, solo alguien que desea la ruina de otro, ya sea persona o compañía, da igual, alguien así puede llegar a ser de lo más rastrero que existe, una víbora llena de veneno...lee esto atentamente y créeme...lo vas a lamentar.


Azuramaki, Alias Pablo, le respondió.

Vete a llorar a tu puta cama, aquí se viene hablar sobre vídeo juegos, no se viene a llorar, no, nos importa tus lágrimas, al contrario, nos reímos de ti y de gente como tu, pardillo, que eres un pardillo.


Clikeo en el Nick llamado, sargento aterrador, y lo bloqueo.

Cuando había terminado, cerró ese mismo foro y comenzó a navegar por distintos foros, entrando en la misma noticia, y soltando los mismos insultos al juego y a su futura comunidad, una y otra vez...pero Sargento aterrador volvió aparecer.

Azuramaki (Pablo) le envió un mensaje.


 Oooh pero mira quien está aquí, si es el sargento Llorica, buaaaaaa ¿Me vas a llorar otra vez? venga hazlo, llora, como lloraba tu madre cuando se la metí y la rompí entera -...


Acto seguido bloquea ha Sargento aterrador, sin darle oportunidad de defenderse.

Pasado un rato, Pablo había terminado ya de navegar por los foros, se dispuso apagar su Ordenador cuando, de repente, suena su móvil, el sonido le notificaba que había recibido un nuevo mensaje, entonces miró su móvil y se puso a leer el mensaje.

Tu madre, sí que va a llorar... De repente, un cierto miedo le entró en el cuerpo, sabía quién era, pero...a le vez no conocía a la persona...Entonces ¿Como consiguió su número de teléfono móvil? Se preguntó Pablo. Aquello le había puesto nervioso...Se sentía algo asustado, pero, aun así, respondió aquel mensaje.


La que va a llorar es tu madre cuando se entere del fracaso de hijo que tiene, vete a darle por el culo a otro, puto fracasado social.


Seguidamente recibió otro mensaje: en el mensaje tenía unas fotos adjuntas de cadáveres humanos, cuyas fotos le acompañaba un texto.

Discúlpate ahora mismo…si no quieres acabar como ellos.

En el mismo mensaje le adjuntó una lista con nombres de distintas personas con las que Pablo se había metido.

Pablo respondió al mensaje con la siguiente frase.

"Que me la chupes". Luego apagó su teléfono móvil.


Todo parecía que había terminado, pero...desde el fondo del pasillo, que daba hasta su habitación, pudo escuchar unos ruidos extraños, se levantó de su silla que tenía frente al Ordenador, y salió de su habitación para investigar de donde o, por que venían esos ruidos... Comenzó a buscar por el salón de su casa, pero no encontró nada, luego, se dirigió a la cocina...pero tampoco encontró nada, continuó buscando por las habitaciones, hasta que dio con lo que él pensaba que era el culpable del ruido, una ventana abierta, Pablo cerró la ventana, y se volteó para dirigirse a su habitación, caminando por el oscuro pasillo de su casa, escuchó un ruido que provenía de su habitación, pensó que sería la ventana otra vez, que estaría abierta, llego a su habitación, se acercó a la ventana...Y descubrió que no estaba abierta, ni se había abierto...ya un poco asustado, de esos extraños ruidos inexplicables, pensó en jugar un rato a la vídeo consola, entonces apagó el Ordenador y la luz de su habitación, encendió la consola y televisión, se sentó en su silla se puso los Auriculares con micrófono y comenzó a jugar a un shooter free to play, con los auriculares cubriéndoles las orejas a un volumen bastante alto y el resto de su atención a la partida, no podía percibir ningún ruido...no percibía nada.


de repente, las puertas del armario que había justo a sus espaldas, comenzó abrirse, mostrando como una figura vestida de negro salía por él, noto un extraño reflejo en la pantalla del televisor, pero pensó que sería algún fallo de iluminación del juego, eso no le quito jugar de la partida. Aquella extraña figura comenzó acercarse a Pablo desde la oscuridad de su habitación, mostrando un enorme cuchillo de carnicero, cada vez estaba más cerca y Pablo no se percataba de ninguna presencia, la figura se acercó todavía más, hasta que ya estaba justamente a las espaldas de Pablo...alzó su mano donde tenía agarrado aquel enorme cuchillo y le rajo el cuello, Pablo cayó al suelo sujetándose la raja del cuello, la sangre del cuello sobresalía por los dedos de sus manos, intentaba gritar...pero ya era tarde, le era imposible, se ahogaba con cada suspiro que quisiera dar, la extraña figura se acercó a él.

─ Haberme hecho caso...si lo hubieses hecho no sufrirías tanto ─ mostrando una cierta sonrisa.


Seguidamente comenzó a golpear a Pablo con la enorme hoja del cuchillo carnicero, apuntando en el cuello...hasta que la cabeza de Pablo quedó casi suelta de su cuello y Hombros...Esa extraña figura se levantó de encima de Pablo, echo una vista al cuerpo ya muerto del Hater.

─ La escoria como tú, debe desaparecer...y yo me haré cargo de ello ─.


La extraña figura se fue de la habitación y mientras cerraba la puerta quedó mirando el cuerpo de Pablo tirado en suelo de aquella habitación en la que la única iluminación que tenía era la del televisor manchado de sangre.


Óscar M. Anton

Una broma llena de arrepentimiento 

Recuerdo el día que decidí gastar una inocentada a un amigo mío, inocentada que nunca olvidaré. Fue un día como hoy, pero en el año 2006, juntos planeamos ir a una cabaña apartada de la civilización, cabaña en la que yo, me invente una leyenda, que el mismo creyó.

La leyenda decía así.

Hubo una época en que un matrimonio vivían felices con su hijo durante un largo tiempo, hasta que una vez su único hijo, enloqueció y acabó con la vida del matrimonio, luego, sin ninguna explicación, el niño desaparición misteriosamente, cuentan que cada aniversario de la muerte de sus padres regresa, para llorar en las tumbas de sus víctimas...enterradas en esta tierra.

Mi amigo, se lo creyó, no sé si lo hizo por el placer o el morbo de la historia en si, o lo hizo porque quiere creer que nuestro mundo es más extraño de lo que parece, de cualquier modo, conseguí convencerle de que la historia, fue real. Fuimos a la cabaña, yo había planeado darle algunos sustos, tenía varios amigos escondidos para que me ayudaran a recrear un perfecto ambiente. Cuando llegamos, entramos en la cabaña, nos sentamos en el suelo, comencé hacerle preguntas sobre qué hará si aparece el niño, el me respondía con incertidumbre, es una situación nunca vivió, no sabría cómo responder a ella, me decía. Pasado un rato, mis amigos comenzaron hacer ruidos en la madera de la antigua cabaña, luego llegaron sus llantos, cantos llenos de lamentos que supieron adaptar a la perfección. En ese entonces mi amigo comienza a ponerse nervioso...a sentir miedo, yo estaba orgulloso de que mi plan, hubiera funcionado. Pero la broma, llegaría luego, cuando mi amigo comenzó a correr por el miedo, yo fui detrás de él para detenerlo, corrí y corrí detrás de él para alcanzarlo, hasta que llegamos a la carretera y un coche pasó por encima de mi amigo, acabando con su vida en el acto.



Óscar M. Anton


La Sorpresa 

Posiblemente muchos me consideréis un loco al decir esto, pero no hay mayor temor que el miedo a la sorpresa. La sorpresa es aquello que no esperas, es un regalo o suceso misterioso. Yo mismo una vez recibí una sorpresa, que me cambió la vida para siempre. Trabajo de camarero en un pequeño restaurante situado en un pequeño pueblo turístico llamado, La Antilla, perteneciente a la costa de Huelva. es un pueblo que, en invierno, está vacío, muy pocos transitas por sus calles, y los días que hay niebla, son los mejores porque me recuerda a Silent Hill. Aunque en verano aquel pueblo, tiene algo especial, el sol lo ilumina de una forma abismal, es difícil describirlo, mejor visitarlo y verlo con vuestros propios ojos.

Una noche termine mi jornada laboral de Once horas en el pequeño restaurante, comencé a caminar hacía mi apartamento, las noches allí son iluminadas, pero también puede producirte cierto temor, por suerte por las noches en verano siempre hay personas paseando por sus calle, no debes temer de que nada te pase, siempre y cuando sepas donde ir, claro. mientras caminaba ya notaba algo extraño y no, no me refiero a que un tipo extraño me siguiese, por suerte eso no ocurrió, pero si sentía que mi noche no iba a ser una noche tranquila. cuando llegue al portal del bloque en el que vivo y entré en él, desde la oscuridad de la escalera pude percibir que algo extraño rondaba en el edificio, pero desgracia aquello era invisible, no lo podía ver, solo podía sentirlo. Me acerqué para encender las luces de las escaleras y me dispuse a subir hasta mi piso, cuando entré en mi casa, todo era normal, estaba tal y como la dejé, los mandos de la consola y el plato que usé para almorzar encima mi mesa de cristal, la olla que dejé sin limpiar en el fregadero de la cocina, todo normal. Pero si me percaté de una cosa y es de una pequeña brisa salió por la puerta de mi habitación...juraría que dejé la ventana cerrada, antes de irme.

Me acerqué hasta mi habitación para inspeccionar y asegurarme que, nadie entró en la casa estando yo fuera. Todo parecía normal, menos una cosa...había una extraña caja de color rosa, decorada con un hermoso lazo azul encima de mi cama, lo más extraño es que debajo de la caja, estaba manchado de sangre. Me acerqué hacia mi cama para coger la caja que allí posaba, esperándome, pero cuando la abrí lo que había en su interior nunca lo olvidaré, no sé cómo pudo ocurrir, no podía entender cómo era posible ver mi cabeza, decapitada dentro de una caja...¿Cuándo ocurrió? me pregunté, pero entonces recordé que cuando salí de trabajar, mi intención era llegar a casa lo más rápido posible, por ello cogí por el camino corto, el camino oscuro...lo que no sabía que entonces justo allí había un hombre extraño... al que no reconocí, hacía algo raro, nunca supe que era, pero él pensó que lo sabía y por eso, acabó con mi vida...lo que me pregunto es ¿Cómo entró en mi casa para dejarme la caja? peor aún ¿Cómo sabía que yo, después de muerto...iba a regresar a mi casa?

Como dije antes, no te sientas mal por tenerle miedo a la sorpresa, porque la sorpresa es aquello que nunca esperas.


Óscar M. Anton

Fue demasiado tarde 

Vaya, no esperaba encontrar a tantas personas en mi funeral, no solo están mis hijos y mi esposa, sino personas que hace años que no veo ni hablo con ellos, están aquí, llorándome... como si alguna vez les hubiese importado lo más mínimo. Puedo escuchar las palabras del cura, intentando consolar a los aquí presentes, estoy viendo caras de personas que sonríen, parece que les alegre mi muerte, y otras que parece que no les importe y están aquí por él simple compromiso. Ya la Misa dedicada a mi terminó, ahora van a transportarme al crematorio para incinerarme, fue lo que mi esposa y yo decidimos, quedamos en que cuando muriésemos enterrasen nuestra ceniza debajo del árbol en cual nos dimos nuestro primer beso. 

No recuerdo cómo morí, estaba durmiendo y de repente estaba flotando encima de mi cuerpo, al principio creí que era un sueño, pero luego me di cuenta de que jamás volvería a mi cuerpo. Ya he llegado, abren mi ataúd para que mis familiares me den un último adiós antes de entrar en el horno, ya no volverán a verme, pero me consuela saber que yo si podré visitarles, aunque no sepan que estoy con ellos. Le piden a mis familiares que esperen fuera, que ahora me entregaran la urna con mis cenizas, mi esposa abraza mi tumba entre lágrimas, mis hijos intentan sujetar a mi esposa para tranquilizarla, pero nadie puede calmar un dolor tan inmenso cómo es la pérdida de un ser amado. Llevan mi tumba dentro del crematorio, veo cómo mis hijos y mi esposa observan mi féretro, recordando todo lo que hicimos juntos, todo lo que hemos vivido...si tuviese una oportunidad de poder decirles tantas cosas, poder abrazarlos por última vez...Espera, estoy desvaneciéndome, me evaporo en el aire ¿Qué significa esto?...¿Acaso?...Estoy atrapado en un estrecho lugar, está todo muy oscuro...comienzo a gritar y a golpear, pero nadie me escucha, tengo miedo, es todo muy extraño... ¿De dónde viene este calor? cada vez es más grande... parece que me estén quemando vivo.... 

─ ¡Que alguien me saque de aquí!.

Grito más fuerte, pero nadie me oye, veo fuego entrando, mucho fuego...una ola de llamas envuelve mi cuerpo...es demasiado tarde...

La vida me dio otra oportunidad para despedirme de mis seres amados, abrazarlos y decirles cuanto los amo, cuanto los echaré en falta, pero...fue demasiado tarde.



Óscar M. Anton


La Isla del Pecado 

Muy buenas noches, mi nombre es Teresa y esto es...La Isla del Pecado.

Ahora os voy a presentar a las parejas que concursan esta temporada, ellos son; Rodolfo y Marlene, pareja desde hace unos cinco años, Jesús y Yolanda, pareja desde hace una semana y por último pero igual de importante, osea nada, Francisco y Selen.

─ En mi barrio me llaman el pintas ─ dijo francisco.

Teresa comenzó a mirar a Francisco de arriba abajo viendo su peculiar forma de vestir, iba con una camisa de margaritas de color azul, un pantalón marrón y unos zapatos de color rosa.

─Normal ─ dijo Teresa con una expresión de extrañeza.

Bien ahora vais a conocer a los solteros y solteras que romperán vuestra relaciones...entonces Selene interrumpió a la presentadora.

Yo y mi novio nos queremos mucho.

No...vais a romper Dijo Teresa, la presentadora, con una sonrisa burlona.

Francisco y Selen se besaron mostrando su amor, Teresa los miró con una burlona expresión " mañana ya cortaron" pensó Teresa. Bueno, voy a presentar a los solteros y solteras ¿Puedo ya? gracias.

Aquí llegan y por fin los puedo presentar, los chicos, ellos son Pablo, Marco, José y Benito. Las chicas son Marta, Alejandra y Dulcinea. Saludad a vuestras victi...a vuestros compañeros y compañeras de casa. Pasó una semana y la noche de la hoguera había llegado, como es normal en estos realitys... En estos programas del quinto canal, pues ya hubo cuernos por doquier, Selen le fue fiel a su novio Francisco hasta que se le derramó una copa en su falda, entonces Pablo se acercó a ella y le chupó las piernas, para así "limpiar" lo derramado, como no iba a ser de otro modo, Selene le dio una patada en la boca a Pablo. el joven se tapó su sangrada boca, Selen sintiéndose culpable se acercó a él y le limpió la sangre de sus labios con un beso, pero si, solo fue un simple beso. Marlene y Marco comenzaron a bailar, ambos muy juntos, pero no ocurrió nada entre ellos dos, aunque las cámaras dictarán contrario y eso bastó para encelar a Rodolfo que obvio tenía que coger, puesto que no había pasado ni una hora de su llegada a la casa cuando ya se estaba liándose con Benito.

Pero ojo, no todos fueron adúlteros, hubo una pareja que si fueron fieles, una sola pareja que se respetaron mutuamente, parece que por fin, después de tantos años de programa a entrado una pareja  que se aman de verdad, ellos son; Jesús y Yolanda ¿Cuánto durarían en romper? esto puede ser muy desafiante...espera no, Jesús parece que no es tan fiel después de todo.

─ Muchos estaréis pensado "todo ha ocurrido muy rápido" y bueno, este programa es así ¿no? es lo que os gusta, ver parejas romperse, ver disputas ajenas y luego ofender a los protagonistas del programa por las redes sociales, no os preocupéis, no me molesto, gracias a eso es que le pago la universidad a mis hijos, porque si, mis hijos llegaran a la universidad, no como...bueno ─ dijo Teresa mostrando una sonrisa.

Marlene no era como todos los que están acostumbrados a visitar la Isla, ella sí que le era fiel a su amado Jesús, aquello despertó en ella una ira y una furia que no podría controlar, entonces se levantó de la silla en la que estaba sentada, con la mirada perdida y cara sin expresión alguna. Teresa le preguntó que adonde iba, pero Marlene no respondió en aquel momento. Las otras chicas estaban cotilleando entre ellas, criticándola, riéndose de su fidelidad...una fidelidad que ellas no tenían. Pero la conversación no tardaría demasiado puesto que, Marlene regresó pasado un rato, con una roca sujetada con las dos manos. Tanto Teresa como las otras dos chicas estaban sorprendidas, se preguntaban para que querría esa roca...Pero la respuesta llegó cuando Marlene golpeo con ella a Selene en la cabeza, acabando con su vida en el acto. Las dos chicas salieron huyendo despavoridas de allí, Teresa también lo intentó, pero no le dio tiempo, Marlene también acabó con su vida. Las chicas llegaron hasta la casa y comenzaron a buscar armas, pero no las encontraban nada útil, luego se acordaron de que en la cocina había cuchillos que podían utilizar para defenderse. Yolanda se dispuso a escribir en una hoja de papel, en ese momento entró Marlene con la roca en la mano y acabó con la vida de Yolanda golpeándola varias veces en la cabeza.

Una vez que acabó con sus compañeras y presentadora, llegó a la casa de los chicos en la cual se estaba celebrando una fiesta, bueno, una orgía, todos se manoseaban entre ellos, el alcohol y los cacahuetes tuvieron un extraño efecto al mezclarlos...En realidad fue...bueno te dejo que lo imagines, seguro que aciertas. En esa fiesta estaban todos pasándoselo demasiado bien, no se percataron de la presencia de Marlene, que cuchillo en mano degolló a Francisco ¿alguien se dio cuenta? sería normal, pero en este sitio nada es normal, así que nadie se percató de que uno de ellos estaba en suelo, desangrándose por el cuello. Una vez que Francisco cayó al suelo Marlene se dirigió hacia su próxima Víctima, dulcinea.

Pero cuando ella vio a Marlene acercarse a ella con el cuchillo en la mano sin preguntar, la agarró de los pelos, Los otros chicos y chicas estaban alucinando viendo el espectáculo de la pelea entre chicas, no solo alucinando sino también disfrutando, todos menos su novio Rodolfo. Que se acercó a la chicas para separarlas y en ese instante recibió una puñalada en el pecho.

Entonces la pelea paró, el grupo estaba sorprendido y aterrorizado de la bestia que allí se encontraba, en ese descuido Marlene aprovechó para acabar con la cani que le agarró los pelos, el grupo intentó huir de allí pero Marlene había cerrado todas las puertas de la casa y a ninguno se le ocurrió romper los grandes cristales que había en varias puertas para así escapar, ese descuido les costó la vida, a todos. Cuando La chica acabó con todos en la isla ella huyó de allí, te estarás preguntando ¿fue consciente de lo que hizo? te responderé que sí, estaba consciente en todo momento.

Pasaron varios días de aquello, entonces la policía llegó a la isla para atrapar al culpable de todas aquellas muertes, pero Marlene había huido de la Isla la misma noche que cometió esos asesinatos, la única prueba que encontraron fue una nota en la que Yolanda contaba lo que estaba ocurriendo allí, esperando que algún día alguien la encontrase y así encerraran a Marlene, la nota decía así.

Zeño polisia la Marle sa buerto loka y esta matando to nozotros por fabor zi argien lee ete papel ke zepa que ta to loka

La nota nunca fue descifrada y Marlene no pudo ser condenada por sus actos.

Óscar M. Anton

Cada noche es lo mismo 

¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí?...mirándome fijamente...No puedo moverme, no puedo gritar...solo puedo ver tu sombría silueta, tus enormes ojos brillantes, un rostro sin expresión...

Cada noche es lo mismo, la misma sombra, parada frente a mi cama, con unos delgados brazos, una silueta que no puedo distinguir en la oscuridad de mi habitación.

Cada noche es lo mismo, aquel ser evitando que pueda moverme, haciéndome tragar mis gritos, haciéndome tragar el miedo que siento al verlo... quieto.

Cada noche es lo mismo, me hago la misma pregunta ¿Sera esta mi última noche? pero no obtengo respuesta, parece un demonio que viene a castigarme por los pecados que he cometido...pero...¿Por qué a mí? todos cometemos pecados ¿Por qué debo ser el único castigado?...No, seguro habrá más víctimas, victimas en silencio, victimas que no pueden contarles a nadie lo que están viviendo por  miedo a que los tomen por locos, igual que a mí. Cuando quise explicar lo que me ocurre, cuando quise pedir ayuda, pero solo recibí risas y burlas.

A veces veo que desaparece, pero segundos después aparece encima de mí, mirándome con esos ojos brillantes, agarrándome fuertemente las muñecas de las manos…cada noche es lo mismo.


Oscar M. Anton

ASIGNATURA MACABRA

Esta es la historia de un estudiante de universidad, un joven que vivió la peor experiencia que jamás nadie hubiera imaginado…y mucho menos, en manos de un Profesor de universidad.

Dilan es un joven que estudia Educación en la Universidad, es un chico que pasa fácilmente desapercibido, no se mete con nadie y nadie se mete con él.

Desde hace unos meses, se percató de algo extraño que ocurre a su alrededor, algo que está ocurriendo en la Universidad. Varios alumnos fueron dados por desaparecidos, tanto a Dilan, como el resto de Alumnos, sentían incertidumbre de lo que ocurría.

Lo que no imaginaban es que el verdadero culpable era uno de sus profesores, un profesor muy amigable con sus alumnos, un profesor con una mentalidad bastante juvenil y eso le hacía acercarse... mucho a sus víctimas.

Un día, aquel profesor organiza una fiesta, la fiesta era secreta, el preparó unas invitaciones de apoyo a la asignatura, para disfrazarlo delante de los otros docentes y así no tener problemas. Tenía totalmente prohibida cualquier tipo de relación hacia los estudiantes, por eso, disfrazó las invitaciones.

Pero su verdadera intención era otra, nada cercano a la realidad, todo alejado a lo humano. Dilan, también recibió su invitación. Los invitados eran selectos, el profesor escogía a quien llevarse a su casa, no todos iban a ir, había escogido un pequeño grupo de jóvenes, chicos y chicas, que sus vidas acabarían unos días después.

Llegó la noche de la fiesta, en la invitación ponía que sería a las Cinco de la tarde, pero el horario era falso, en realidad empezaría a las Once de la noche.

Todos los invitados estaban en la piscina de la casa del profesor; bebiendo, fumando, haciendo locuras.

Cuando pasaron la hora todos comenzaron a sentirse mal, primero llegaron los vómitos, luego un fuerte dolor de cabeza y por último...la inconsciencia, todos cayeron al suelo, inconscientes. Pasó un buen rato desde lo ocurrido, Dilan se despertó, se encontraba atado en una silla, pero no estaba amordazado, desde su frente le caía sangre, le cubría parte de la cara, todo indicaba que, había golpeado la cabeza al caer.

Dilan comenzó a mirar a sus alrededores, se encontraba en una habitación oscura, pero por su ventana entraba un fragmento de luz de alguna farola de fuera, entonces Dilan siguió mirando hasta que agachó la mirada y en el suelo se encontró con varios cuerpos humanos, desmembrados, rodeando la zona en la que se encontraba el Joven. Aquella visión le impresionó, comenzó a sentir como el terror subía por todo su cuerpo, Dilan jamás se había imaginado vivir una situación así ¿Qué ha pasado? se preguntaba con preocupación y temor. Justamente en ese momento la puerta se abrió y una figura conocida entró en la habitación, aquella persona lanzó un cuerpo, era el cuerpo de un Joven de su clase, Dilan pudo apreciar que aquel chico tenía los brazos a medio mutilar. La extraña figura entró en la habitación, Dilan le dijo.

 ─ ¿Usted? ─ Entonces con una voz entre cortada le dijo, ─ profesor ─.


El Profesor comenzó a dirigirse hacia Dila, Mostrando la hoja de un enorme cuchillo de carnicero, se postró enfrente de Dilan y comenzó acortarle las cuerdas que lo tenían atado en la silla. En mismo instante el joven salió huyendo atravesando la puerta de la habitación, salió al pasillo y comenzó a correr buscando una salida, llegó hasta la entrada de la Casa, pero la puerta estaba cerrada, entonces se dirigió hacia la cocina en busca de un cuchillo con el que poder defenderse.

Una vez encontrado el cuchillo, comenzó a caminar tranquilamente, muy atento a sus alrededores, él no iba a morir esta noche y menos en manos de un loco asesino, estaba decidido acabar con su vida, de ser necesario. El Profesor apareció en ese mismo instante, entró a la cocina y otra vez se dirigió hacia Dilan, entonces el Profesor le dijo.

 ─ Me encanta la docencia, me gusta enseñar, pero mi verdadero vicio es oír los gritos de terror de mis alumnos ─.


Dilan lo miraba con una expresión de extrañeza, no podía creer esas palabras, aquel profesor estaba verdaderamente loco, su mente estaba podrida, un ser así no puede caminar por nuestras calles, y con ese pensamiento, cerró los ojos y cuchillo en mano se dirigió hacia el profesor, atravesando su pecho con él.

Dilan abrió los ojos y comenzó a observar el rostro del profesor, aquel hombre mostraba una sonrisa Diabólica, sombría, macabra. Entonces Dilan comenzó apuñalarlo varias veces en su pecho, hasta que el Profesor cayó al suelo, sus últimas palabras fueron.

 ─ Serás un gran Profesor ─. 

Dilan comenzó a buscar la llave de la casa entre su ropa, una vez obtenidas, salió corriendo de aquel espantoso lugar. Días después la policía hizo el macabro hallazgo de los cadáveres encontrados en aquella casa, único testigo Dilan. Pero su mente, se encontraba perdida por lo que había vivido.


Óscar M. Anton

EL ASCENSOR 

Una Joven chica llega a su edificio después de un duro día de trabajo en un PUB de la Ciudad. cada día hacía la misma rutina, se despertaba, pasaba el día en casa estudiando y luego, por las noches iba a trabajar hasta altas horas de la madrugada.

Pero Una de las noches, cuando cogió el ascensor del edificio donde vivía, no salió de allí hasta que la encontraron con el cuello retorcido, de tal forma que su cara estaba mirando a sus espaldas, las articulaciones de las piernas y brazos, incluyendo muñecas, estaban rotas, destrozadas, como si sus huesos se hubiesen convertido en polvo. 


Esa noche era como una noche más de su vida, servía copas en un PUB de un pueblo turístico llamado La Antilla, muchos van allí de vacaciones, pero otros van para trabajar en sus restaurantes u hoteles. Cuando terminó de trabajar se dirigió seguidamente a su casa, unas amigas le dijeron para tomar algo, pero Laura, que así se llamaba, estaba reventada de una dura noche detrás de la barra del PUB, entonces rechazó la invitación y se fue directa a su casa, nadie podría imaginarse como la encontrarían al día siguiente.

Entró en el edificio donde tenía un piso rentado y llamó al ascensor para subir a su piso. Una vez entró, pulsó el botón 4-C y el Ascensor comenzó a subir con normalidad, hasta que de pronto todas las luces se apagaron y el ascensor quedó quieto, parado entre dos pisos. Laura comenzó a ponerse nerviosa, ella no era claustrofóbica, pero tampoco le parecía normal lo ocurrido y menos aun cuando las luces del Ascensor volvieron a encenderse.

La joven camarera comenzó a pulsar el botón de la campana, aquel que sirve para pedir ayuda cuando un ascensor se queda bloqueado en su pequeño recorrido, pero el botón no funcionaba, no sonaba ninguna alarma, nadie respondía en el altavoz del Ascensor, era eso, lo que la tenía nerviosa.

─ Voy a mantener la calma, seguro que en poco tiempo pasará ─ dijo Laura.

Y comenzó a respirar profundamente para relajar los nervios. De repente, siente como una mano que provenía de atrás, la tira de su coleta, Laura pegó un enorme grito, en ese momento no pudo mantener la calma, que el Ascensor se parase, podía ser normal, nos ha pasado a todos, pero que alguien le pegue un tirón en su coleta, estando ella sola, no, eso ya no era normal. Comenzó a tocarse la coleta por si se hubiese enganchado con algo, pero no, no había nada con que engancharse, detrás de ella solo había un espejo. Extrañada de lo ocurrido, se volvió frente a la puerta del Ascensor y sacó su teléfono móvil, marcó el (911) para pedir ayuda, numero de emergencias en España, pero una vez marcado el número, de repente la pantalla de su teléfono se puso negra, como si la pantalla estuviese apagada y el rostro de una mujer apareció en ella, Laura del susto, tiró el móvil al suelo y comenzó a respirar de forma nerviosa ¿Qué coño era eso? se preguntaba con temor. Se agachó para recoger el móvil y la figura de una mujer apareció justo detrás de ella.


Entonces notó como una fuerza invisible le agarraba la cabeza, la levanto del suelo y se vio levitando, Laura comenzó a gritar, comenzó a pedir ayuda, extrañada y asustada, no entendía lo que estaba ocurriendo, solo quería escapar de allí, quería despertar de la pesadilla, que ella creía que estaba viviendo, pero no era así, aquello fue muy real. Entonces Laura cayó al suelo, tenía los ojos abiertos como platos, entonces comenzó a mirar a sus alrededores, pero no había nadie, no había nada, solo estaba ella y un pequeño espacio, nada más. La joven comenzó a levantarse y una vez lo hizo, se miró al espejo, vio su cuerpo destrozado, tal y como describí al principio, entonces justamente, después de aquella imagen, una mujer se reflejó en el espejo, una mujer que no era ella, pero tampoco podía verle la cara por que... no tenía rostro, su pelo era negro, su piel pálida, y una cara vacía, sin ojos, sin nariz, sin boca. 

La mujer alzó los brazos hacía Laura y un enorme grito pudo escucharse en el interior de aquel Ascensor.

Al día siguiente fue encontrado el cuerpo de Laura por unos vecinos de aquel edificio, nadie supo que ocurrió en realidad, no encontraron indicios de que hubiese alguien con ella, pero algo ocurrió y nadie de ese edificio jamás volvería a usar el ascensor.


Óscar M. Anton

PANDEMIA 

Año 2020, en octubre tuvo lugar un virus que rápidamente era contagiado, no existía cura, no existía vacuna, no existía nada para salvar a la población humana, de esa fatal enfermedad. Miles de personas murieron por causa del virus, otros apenas sintieron un simple catarro y muchos otros no sentían nada. Estos últimos, eran los peligrosos, lo peores portadores, los que caminaban esparciendo el virus al resto de la población sin percatarse de lo que hacían.

Los grandes líderes mundiales, pusieron a la población en Cuarentena, nos prohibieron salir de nuestras casas para mantenernos a salvo del virus y así también poder proteger a otras personas. El tiempo que duró el confinamiento la propagación disminuyó, las bajas mortales cayeron, hubo menos infectados.

Los líderes creyeron que habíamos vencido al virus, pero no, aquel diminuto ser, invisible al ojo humano, era un gigante difícil de matar.

Se levantó la cuarentena, las personas nos alegramos de poder volver a nuestra vida normal, a nuestros trabajos, abrazar a nuestros seres queridos, por fin podríamos hacer todo lo que hacíamos antes de la propagación.

Pero el humano siempre peca de idiotez, nunca pudimos asimilar que jamás volveríamos a nuestra vida normal, hicimos caso omiso a las advertencias de los expertos, fuimos a discotecas, a las playas, a los bares, de vacaciones a otras ciudades.

Sin darnos cuenta, volvimos a esparcir el virus por todos los rincones del mundo, intentamos volver a frenarlo, pero nuestros esfuerzos fueron inútiles ahora teníamos que luchar, no solo contra el virus, si no, contra un grupo de individuos que no les importaba nada que el mundo fuese destruido, un grupo de egoístas... que no creían en la existencia del virus, aun viéndolo ocurrido, con sus propios ojos.

Es el año 2035, el 70% de los humanos murieron por aquella enfermedad, el 30% restante, viven de lo poco que nos queda, sin apenas comida, sin recursos medicinales, sin un hogar al que volver...separados del resto de la población, con miedo de verse, de acercarse entre ellos, de poder abrazarse, pero ya es tarde, nunca volveremos a ser aquellos que fuimos.


Óscar M. Anton

MIENTRAS DORMÍA

Mientras dormía escuché un grito, aquel grito me despertó, me encontré de pies, encima de un charco de sangre, sujetando un cuchillo ensangrentado. Agaché la mirada y ahí estaba mi marido, tumbado en el suelo, con graves heridas de haber recibido varias puñaladas, mirándome con temor. No entendía que pasaba, alguien había apuñalado a mi marido, su mirada me culpaba a mí, pero... Yo no he sido, estaba dormida, no pude haberlo hecho yo, eso pensaba. Cuando me agaché para ver cómo estaba, el intentó alejarse de mí, me tenía miedo, tiré el cuchillo para que confiara, pero no funcionó.

Nunca imaginé, que sus últimos minutos de vida me tendría miedo, que no aceptaría; un beso mío, o un simple abrazo. Yo amaba a mi marido, lo admiraba, nunca me había traicionado...Y hasta ahora pensaba que yo a él, tampoco. ¿Como ocurrió? ¿Por qué lo hice? Son preguntas que rondan en mi cabeza. Pasaron varios meses de lo ocurrido, mi hermana me dijo para ir a pasar una temporada a su casa, hasta que yo mejore. Pero no puedo hacerlo, tengo miedo de que si me quedo dormida vuelva a cometer otra atrocidad igual, mi hermana tiene un marido, tiene hijos, no puedo fiarme de mis actos mientras duermo, a veces me siento prisionera del monstruo que duerme en mí, de aquel mismo monstruo, que se llevó la vida de mi marido, pienso que, si alguien más se acerca, su destino sería el mismo.

Todos me consuela, soy una esposa que acaba de perder a su marido, muchos son los que sienten pena por mí, pero ninguno sabe lo que realmente ocurrió esa noche...Ni siquiera yo lo sé. Solo aun así necesito saberlo, necesito saber por qué lo hice ¿Puede darme una respuesta doctor?

 ─ Su caso es muy extraño, cierto, pero no mentira, ya hubo varios reportes sobre asesinos que mataron estando sonámbulos, eso ocurre solo una vez en la vida, la culpa no es suya, seguro que la respuesta está en su nivel de vida, una vida ajetreada que le haya llevado a sentir un odio incondicional por los seres humanos, o por un solo ser humano, todos tenemos un monstruo en nuestro interior, un monstruo que duerme, y solo despierta cuando lo envuelve una energía tan negativa, que no le deja respirar, entonces para aliviarse de ella, corta el problema, por su raíz, usted no es ningún monstruo, solo es una víctima más ─ dijo el psicólogo.

¿Podría tener el Doctor razón? Mi marido, no era malo conmigo, es cierto que a veces discutíamos, pero nunca me puso una mano encima, nunca me faltó el respeto, él me amaba, y yo a él, jamás le haría daño, ni a él, ni a nadie.

─ ¿Te culpas a ti misma de lo ocurrido? Tienes la solución, pero no el valor ─ dijo el psicólogo, usando una dulce y tranquilizadora voz.

 Al día siguiente el cuerpo de la joven fue hallada muerta, justo postrada en la lápida de su marido, la causa de la muerte, envenenamiento.


Óscar M. Anton

HOSPITAL  MACABRO 

Natalia, una sencilla chica de un pequeño pueblo rural, descubrió que su hermano Luis había desaparecido.

Luis era investigador paranormal, hacía podcast y tenía un canal de YouTube de exploraciones urbanas. En una de esas investigaciones Luis, desapareció sin dejar rastro, la policía y vecinos del pueblo lo buscaron por meses y nunca dio señales de vida. Pero Natalia sabía muy bien donde buscar, en la última exploración urbana que su hermano dejó registrada, Aquella exploración era en, un Hospital psiquiátrico, cerrado por macabras actividades.

Natalia se armó de valor y se dirigió aquel hospital abandonado, en busca de una respuesta a tantas preguntas sobre la desaparición de su hermano. Cuando entró en aquel lugar, solo con ver las condiciones, podía percibir el horror que allí se había vivido, Natalia estaba atemorizada, pero el Hospital estaba solo, abandonado, nadie se acercaba allí.

Natalia comenzó a buscar por sus tenebrosos pasillos con la esperanza de encontrar a su hermano, vivo o muerto. Mientras caminaba podía escuchar como alguien la seguía por aquel oscuro pasillo, ella se para para mirar a sus espaldas, pero no había nadie, podía ser su imaginación, estaba atemorizada y la mente juega mucho con nosotros en estos casos, pensando eso, se armaba de valor y seguía adelante.

En la profundidad del pasillo, entre aquella oscuridad, pudo percibir con su vista, como una persona cruzaba aquel pasillo, no se lo imaginó, claramente vio alguien salir de una de las habitaciones y se dirigía a la habitación de enfrente.

Natalia pensó que se trataba de alguien que estuviera allí, se dirigió a la habitación en la aquella persona entró para preguntarle si sabía algo sobre su hermano, pero cuando llegó, no vio a nadie, el miedo de Natalia comenzó a subir, lo que había vivido no era normal, y menos para alguien que no creía en estos temas.

Natalia salió corriendo de aquella habitación, se apoyó en una pared, y comenzó a respirar de una forma muy nerviosa, pasado un tiempo, se calmó, pero la calma no duraría mucho,. ya que unas pequeñas risas escuchaba a su alrededor, eran unas risas macabras, tenebrosas. Comenzó a mirar a los rededores, pero no veía a nadie. No entendía lo que estaba ocurriendo ¿Como podía escuchar risas estando ella sola? la respuesta estaba al final del pasillo, se dirigió allí, comenzó a registrar el sitio, pero lo único que vio, fue una enorme mancha de sangre en el suelo, lo que más le asustó no fue la sangre en sí, fue descubrir que la sangre estaba fresca, era reciente, había alguien herido ¿Sería su hermano Luis? tenía que buscar a la persona que le pertenecía aquella sangre.

Comenzó a ligera su paso, comenzó a gritar el nombre de su hermano, pero nadie le respondía, hasta que escuchó como alguien gritaba su nombre, la voz era desgarradora, llena de sufrimiento y lamento. Natalia comenzó a seguir aquella voz, le resultaba familiar, era la voz de su hermano. Su hermano la estaba llamando, pidiendo ayuda, cuando llegó al lugar donde provenía la voz, pudo ver a su hermano, llorando, abrazando un cuerpo, ella sorprendida de la visión, pero feliz de haber encontrado al hermano, se acercó a él para abrazarlo y marcharse juntos de allí, hasta que vio, que el cuerpo que su hermano abrazaba, era el de ella.

Natalia había muerto tiempo atrás en aquel psiquiátrico, fue una de las víctimas de los macabros acontecimientos del Hospital, su cuerpo nunca había sido encontrado, hasta ahora.


Óscar M. Anton

La Dama del Lago 

Esa noche solo quería soledad, tranquilidad, silencio. Me senté en la orilla de un lago, no quería pensar en nada, solo buscaba calma, silencio, escuchar el sonido del viento agitar las ramas de los árboles, ver el reflejo de la Luna en el lago, solo eso y nada más, es lo que pedía.

Pero nunca imaginé ver a esa hermosa joven, emerger sobre él lago. Comenzó acercarse a mí, su hermosa, pero oscura figura se veía deslumbrante con el reflejo de la luz lunar. Mientras caminaba, el agua ondeaba formando pequeños círculos, alrededor de ella. Hipnotizado quedé con aquella visión, hasta el punto de tenerla justo enfrente de mí, sin darme cuenta. Estaba conmocionado, pero no con temor, si no, era extraño, me envolvía como un sentimiento, pasional.

Me agarró la mano, entonces comencé a caminar junto a ella hasta el lago. No sentía nada, ni siquiera el agua mojando me los pies, solo podía sentir su cálida mano sujetando la mía, mientras caminábamos. Sin darme cuenta, me encontraba flotando en el lago.


Óscar M. Anton

Huida 

Fuiste a visitar una de tus amistades, pero, se te hizo tarde, son las 23:00 de la noche y estas caminando por la calle, las únicas luces son las de las farolas, en tu ciudad esas farolas no funcionan. De repente, oyes unos pasos detrás de ti, echas la vista atrás pero no ves a nadie, piensas que puede ser alguien que ha cruzado la otra esquina, es normal, suele pasar.

Sigues caminando, notas que alguien te lanza una piedrecita, una diminuta piedrecita, insuficiente para hacerte daño, pero suficiente para que la notes, echas la vista atrás otra vez, pero vuelves a no ver a nadie...solo ves el fondo oscuro de la calle, empieza a subirte los nervios por el cuerpo, de tu frente cae sudores, si, ese es tu miedo, el miedo que intentas controlar, pero no puedes.

Entonces empiezas a correr y a pedir ayuda, varias personas se asoman, pero solo para mirar, ninguno para ayudar.

Sigues corriendo hasta llegar a tu calle, estas a salvo, al fin a salvo piensas...pero no llegas a entrar en tu casa.

¿Cómo te sientes? ¿Consigues ponerte en situación? Esta es una de las historias que muchas y muchos vivieron en sus últimos momentos.



Óscar M. Anton


24 HORAS

Son las dos de la madrugada, Elías está haciendo turno de noche en el 24 horas en el que trabaja. Allí todas las noches son iguales; entras, estás hasta las ocho de la mañana en el mostrador y te vas. Trabajar de noche en una tienda de 24 horas es muy aburrido, no suele venir muchos clientes. El único entretenimiento que tiene Elías, es colocar los productos en las estanterías o refrigeradores, pero una vez terminado, vuelve al mostrador para no hacer nada.

Elías estaba leyendo un libro cuando de repente entró un cliente. Al chico le pareció bastante extraño, era un señor como de mediana edad, muy alto, vestido con un traje de un tono grisáceo y con un gorro de copa. A Elías le sorprendió ver alguien vestido con ese estilo de ropa tan anticuado. Aquel hombre se acercó al mostrador, clavó su mirada en Elías, pero no le dijo nada, sino que, comenzó a pasear por los pasillos de la tienda. A Elías le pareció muy extraño el comportamiento de ese hombre, lo único que hacía era pasear por la tienda, pero sin mirar nada, como si no tuviese intención de comprar nada. El joven salió del mostrador y se dirigió hacía aquel señor tan alta estatura, pero de repente dejó de verlo. Un nerviosismo acompañado de temor recorrió el cuerpo de Elías, <<tengo sueño, estoy cansado, me lo habré imaginado, seguro que mi mente me jugó una mala pasada>> pensó, pero parte de él sabía lo que había visto y no podía negarlo. El joven decidió no querer darle más vueltas y volvió al mostrador.

Elías intentó continuar leyendo, pero no podía dejar de pensar en aquel hombre, le desorientaba de su lectura. Para distraerse y hacer que su cerebro no pensara en lo ocurrido, decidió coger su teléfono móvil y abrir Twitter. Comenzó a mirar las noticias de video juegos, el día anterior había sido el E3, el evento más importante de video juegos, donde presentan las novedades de cada compañía. Se dispuso a ver las noticias relacionadas con los video juegos, cuando de repente, nota como la puerta de la tienda se vuelve abrir. Alza la mirada y ver entrar a una mujer, aquella persona parecía desesperada, de repente la mujer se acerca al mostrador y clava la mirada en Elías. Tenía una expresión llena de lamento, al joven le había preocupado, pero sobre todo le había impresionado ver su amarillo vestido, cubierto de sangre.

─Señora ¿se encuentra usted bien?

─Ayúdame, por favor ─le dijo la mujer con lamento.

─ ¿Quiere que llame a la policía?

Durante unos segundos la mujer no respondió, entonces alzó su ensangrentada mano hacia Elías y gritó ─Ayúdame por favor ─. Luego, se desvaneció. El joven de la impresión se echó para atrás, no entendía que estaba ocurriendo. Comenzó a recordar al señor que entró primero, ahora tenía más claro que su mente no le jugó ninguna mala pasada. Cogió su teléfono móvil e intentó llamar a la policía y dar aviso de lo que estaba ocurriendo, pero pensó que era una mala idea, no le iban a creer. Aun así, estaba muerto de miedo, preocupado de lo que podría pasarle, pensó en llamar a su mejor amigo para que viniera y le hiciese compañía, no quería estar solo en la tienda. Fue a buscar el número de su amigo en la agenda del móvil, pero entonces la pantalla comenzó a encenderse y apagarse repetidas veces, luego del auricular, como si estuviese activado el manos libres, escuchó la voz de la mujer. ─Ayúdame por favor ─le dijo otra vez. Elías no pudo soportar el miedo que sintió al escuchar esa voz otra vez.

pasados unos segundos, justo detrás de él, comenzó a escuchar unos fuertes golpes en la puerta del almacén. Elías al escuchar los fuertes sonidos, se echó hacía atrás apoyándose en el mostrador, por el miedo que sentía.

Entonces vio como la puerta se abrió, Elías comenzó apartarse lentamente con intención de huir de ahí, pero una fuerza invisible lo arrastró hasta el interior del almacén. Elías estaba aturdido por lo que estaba viviendo, ya no sabía diferenciar de lo que es real y de lo que no lo es. De repente justo frente a él ve, a la mujer de vestido ensangrentado, de rodillas en el suelo, llorando, al lado del cuerpo de un joven, como si estuviese viviendo algún hecho ocurrido en otro lugar. Elías se quedó pensando en las palabras que ella le pronunció <<Ayúdame por favor>>. Entonces se dirigió hacia ella con lentitud, de repente la mujer alza su mirada hacía Elías y comienza a gritarle: ─ Ayúdame por favor ─. Elías comenzó a correr hacía la puerta para salir de allí, cuando fue abrirla, escuchó fuertes golpes acompañados de un horrible grito, provenir desde el otro lado.

El joven ya no sabía qué hacer, se sentía atrapado en propia tienda, << este es mi final>> pensó. La mujer comenzó arrastrarse hacía Elías.

─ ¿Qué queréis de mí?

─Ayúdame por favor

─No sé cómo ayudarte

─ Ayúdame por favor

─ lo siento ─dijo Elías con lamento.

Una vez la mujer se acercó al joven, esta le agarró la mano y le entregó un trozo de papel, y mientras repetía: “ayúdame por favor”, se desvaneció, junto con los horribles sonidos de la puerta. Elías echó un vistazo al trozo de papel, parecía una dirección. Entonces Elías recordó la imagen de la mujer llorando al lado del cuerpo, fue cuando, pensando y recordando todo lo sucedido, tuvo una especie de revelación.

─ ya sé lo que tengo que hacer.

Elías, al notar que ya no escuchaba ningún ruido en la puerta, salió del almacén y se dirigió hacía su teléfono móvil. Cuando se acercó, se agachó y marcó el numero de la policía.

─ Dígame.

─ Acaba de ocurrir un asesinato ─dijo Elía con nerviosismo.

─ ¿Perdone?

─ Por favor, mande alguien a la dirección que le voy a dar.

─ Bien, deme sus datos, si es una broma, tendrá repercusión.

Elías tuvo dudas si seguir o no con la llamada, no podía confirmar si es o no una broma, pero de repente, volvió a escuchar la voz de la mujer: ─ ayúdame por favor ─. Justo en ese momento no dudó y le entregó sus datos al policía que se hallaba al otro lado de la línea.


El resto de la noche había terminado bien para Elías, no volvió a vivir ningún extraño suceso. Pero el joven todavía tenía el miedo metido en su cuerpo, no hay nada que se lo pudiera quitar.

A la mañana siguiente salió la noticia del hallazgo de tres cuerpos, un hombre, una mujer y u adolescente de unos doce años de edad. La mujer y el hombre fueron encontrados muertos, pero el joven fue encontrado vivo. Por ahora, nadie sabe que ocurrió esa noche en aquella casa. Elías al ver la noticia sintió cierto alivio al saber que ha salvado la vida de aquel chico.

Una madre que ama a su hijo, hace cualquier cosa por la protección de su pequeño, incluso después de muerta.

Óscar M. Anton

Solos en Casa

Sus padres salieron fuera a cenar, era una noche muy especial, hacían doce años de casados. Dejaron a sus dos hijos solos en casa. Uno de ellos ya tenía casi trece años, el pequeño todavía no alcanzaba los diez. Normalmente siempre los cuida algún familiar, pero se dieron cuenta de que el mayor ya tenía que aprender a responsabilizarse, y por ello le dejaron a cargo de la casa y al cuidado de su hermano pequeño, mientras sus padres estaban fuera.
Los dos hermanos estaban viendo una de las películas de Toy Story en Disney plus cuando de repente escucharon como alguien tocaba el timbre de su casa. El hermano mayor, mosqueado porque sabía que sus padres se llevaron las llaves, se dirigió abrir la perta.
─ ¿Acaso no se llevaron las llaves? Me cabrea mucho tener que levantarme para abrirles la puerta.
Al abrir la puerta le resultó extraño no ver a nadie, solo veía sus pequeñas escaleras y el jardín de su casa.
─Maldito malcriado ─dijo el pequeño adolescente.
Al cerrar la puerta escuchó un terrorífico grito venir desde el salón de su casa, era de su hermano pequeño, el joven corrió para ver que le ocurría, pero cuando llegó, allí no había rastro de nadie, ni siquiera de su pequeño hermano.
─ ¡David! ¡¿Dónde estás?! ─Gritó, pero solo el silencio le respondió.
En el piso de arriba de la vivienda, estaba el pequeño niño, atado en una silla y amordazado. El niño estaba temblando de miedo, las lagrimas de sus ojos no paraban de caer. Estaba acompañado de dos hombres de unos cuarenta años de edad.
─Ya tenemos al pequeño, una vez atrapemos al mayor, los cortaremos en trocitos.
─Por fin podremos vengarnos, sus padres pagaran por habernos despedido.
El joven adolescente seguía buscando a su hermano pequeño por el piso de debajo de la casa, pero no encontraba.
─Cuando lo encuentre lo voy a reprender muy fuerte.
En ese momento y si esperárselo, alguien le tapó los ojos y la boca, para que no gritara, el joven pensó que era su hermano, pero al poco escuchó una voz que nunca antes había oído.
─Bien, ya tengo al grande, ahora subiré junto a mis compañeros. ─El hombre dio un enorme grito de dolor al sentir el mordisco que el chico le dio en la palma de su mano.
─ ¡Maldito mocoso hijo de puta! Gritó. ─El pequeño adolescente, muy asustado, corrió hasta el piso de arriba con intención de esconderse, Pero el hombre no se lo pondría nada fácil.
El joven llegó a la habitación de sus padres y se escondió bajo la cama. Estaba muy asustado, pero también preocupado por su hermano pequeño, no quería ni imaginarse su estado. Sitió como el individuo entró en la habitación, el chico se tapó la boca para evitar hacer algún ruido y así no ser advertido.
─Ven chico, ya que tienes pelotas para morderme, tenlas para salir de tu escondite. ─El joven, quedó observando desde el hueco de debajo de la cama los movimientos de ese hombre, esperando una oportunidad para salir de allí y buscar a su pequeño hermano. Pero el hombre estuvo algo de tiempo buscando por la habitación. Miró los armarios y detrás de las cortinas, pero fue tan ingenuo de no mirar bajo la cama.  Al marcharse el chico salió de su escondite y se apoyó, con sigilo escondido tras la puerta, vigilando que el individuo no se diera la vuelta.
El hombre comenzó a caminar por el largo pasillo lleno de habitaciones en busca del pequeño adolescente. Vio un cuarto de aseo que estaba abierto, entonces entró en él, para buscar al chico.
Se acercó a la bañera y corrió la plasticosas cortinas, al ver que no estaba se cabreó mucho.
─ ¿Dónde estás? Pequeño bastardo.
El hombre se giró y se encontró con el pequeño adolescente frente a frente, con una fría expresión.
─Vaya, así me gusta, que saques pelotas ─dijo con una sonrisa burlona.
Entonces el pequeño adolescente descubrió los brazos que tenía escondidos a sus espaldas, y con una lampara que cogió de la habitación de sus padres, golpeó varias veces la cabeza del hombre. El individuó cayó al suelo, tenía el rostro cubierto de la sangre que caía de su cabeza.
El chico se sentó encima de él y comenzó a golpearle brutalmente hasta matarlo.

─Ya está el monstruo muerto, es hora de buscar a mi hermanito.
El pequeño adolescente observó sus manos cubiertas de sangre, En ningún momento se asustó de lo que hizo, simplemente <<Era necesario>> pensó.
Los dos individuos que tenían al pequeño de los dos hermanos oculto, escucharon unos extraños ruidos, uno de ellos salió de la habitación en la que se encontraban y empezó a inspeccionar el piso. El pasillo era largo y oscuro, pero desde su posición, vislumbró la tenue luz que salía del cuarto de baño, cuando se acercó vio una extraña mancha de sangre salir del mismo.
Se acercó sigilosamente, paso a paso, entonces desde el marco de la puerta, vio el cuerpo de su compañero, yacido en el suelo.
─Joder ¿Qué coño? ...
Se acercó a su compañero y comenzó a inspeccionarlo, luego tomó su pulso para confirmar que estaba muerto. << ¿Habrá sido ese pequeño cabrón?>> se preguntó con incertidumbre. El individuo fue a levantarse, pero sintió una puñalada a su hígado, desde su espalda, entonces cayó al suelo y vio al pequeño adolescente acercarse a él, con un cuchillo en su mano.
─ ¿Dónde está mi hermano? ─Le pregunto el chico.
─Vete al infierno. ─En ese mismo instante el joven se posicionó frente al individuo, entonces miró al hombre a los ojos, con una fría y espeluznante expresión.
─No importa, lo encontraré, esta es mi casa, conozco cada lugar. ─Entonces le rebanó el cuello, el joven sintió cómo la fría y afilada hoja rasgaba fácilmente su carne.
En la habitación se encontraba su hermano pequeño, aún atado y amordazado, secuestrado por el único individuo que quedaba con vida. Pero desde el rabillo del ojo, vio a su hermano mayor, entrar con sigilo en la habitación y ocultarse debajo de la cama.
Ya pasado un largo rato, el individuo estaba desesperado, preguntándose donde estarían sus compañeros, entonces decidió salir de la habitación para buscarlos. El pequeño adolescente aprovechando la ausencia del hombre sacó el cuchillo que tenía y liberó a su hermano pequeño de sus ataduras.
─Sebastián, he sentido mucho miedo ─dijo el niño pequeño abrazando a su hermano.
─Todo va a salir bien, no tengas miedo, tu hermano mayor te protegerá.
Ambos hermanos salieron de la habitación, pero justo en ese instante el individuo los descubrió.

─Mis compañeros están muertos…Puto mocoso ¿fuiste tú? ─dijo furioso. Pero la única respuesta que tuvo del chico fue una espeluznante carcajada.
─Maldito niñato, voy cortarte en pedacitos…muy lentamente ─le dijo agarrándole el hombro.
Sebastián sacó el cuchillo que tenía escondido en su espalda y apuñaló al individuo en el costado.
─ ¡Bastardo hijo de puta! ─Gritó cayendo de rodillas al suelo.
Sebastián se volteó empujando a su hermano pequeño fuera de la habitación para que escapara, pero en ese instante el hombre lo atrapó y lo agarró del cuello, para estrangularle.
Sebastián intentó defender provocándole varios cortes, pero no era capaz de liberarse, el hombre era demasiado fuerte y resistente a las heridas. En el forcejeo, el individuo agarró el brazo de Sebastián y le quitó el cuchillo, luego tiro el cuchillo lejos del chico.
─Acabaré con tu vida y luego mataré a tu pequeño hermano. ─Sebastián no tenía posibilidades de escapar, pero aún así luchaba para ser liberado, arañándole el brazo con sus uñas o escupiéndole en la cara.
Cuando ya estaba todo perdido, vio la pequeña mano de su hermano rebanar el cuello del individuo con el cuchillo.
─Deja a mi hermano tranquilo hombre malo.
El hombre se sujetó el cuello para evitar desangrarse, se tiró al suelo y el pequeño niño aprovechó para ponerse encima de él y asestarle varias puñaladas en su cuerpo.
─Hombre malo, Hombre malo, hombre malo. ─Repetía por cada apuñalada.
La sangre salía a borbotones, manchando el rostro del pequeño.
─David, déjalo, ya está muerto ─dijo Sebastián, sujetando el brazo de su hermano.
En ese momento llegaron sus padres de la cena de su aniversario, llamaron a sus hijos, entonces los niños bajaron las escaleras, cubiertos de sangre.
─ ¿Qué os ha pasado? ─Preguntó la madre asustada.
─Unos tipos entraron en casa, quisieron matarnos ─dijo Sebastián.
─ ¿Dónde están? ─preguntó el padre.
─Están arriba, muertos… ─dijo David con cierto tono asustadizo.
Los padres abrazaron a sus hijos, entonces la madre les dijo:
─No os preocupéis, ahora papá y mamá se ocupará de todo.
El matrimonio subió hasta los pisos de arriba en busca de los cuerpos de los tres individuos, cuando los encontraron, los bajaron al salón.
─Mira tus hijos, se nota que sacaron esa valentía de su madre.
─No te quites crédito cariño, también sacaron la salvajada de su padre.
─ ¿Y bien? ¿Qué hacemos con estos tres?
─Lo que siempre hacemos querido, trocearlos y quemarlos.
Unos individuos planearon una venganza, y la noche terminó fatal para ellos. Pensaron que todo ángel es inocente, Pero la inocencia solo es un disfraz.

Óscar M. Anton 

Bosque de lamentaciones


Un grupo de tres amigos deciden pasar un fin de semana en un bosque, alejados de la ciudad. Pero nunca imaginaron que esa noche, los recuerdos del bosque, los perseguiría.

Sus nombres eran; Daniel, Ander y Víctor. Los tres amigos decidieron alejarse un poco de sus vidas cotidianas, de sus trabajos, mujeres e hijos y poder reencontrase. Desde que son unos niños que se conocen y desde que se casarón y ataron sus vidas a un trabajo para mantener una familia, no pasaban tiempo juntos y extrañaban esos días en los que se reunían e iban al bosque a bañarse en el lago, pescar o remar montados en una balsa de madera que ellos construyeron, una balsa que allí seguía, desde hace tantos años.  Los tres amigos estaban frente al lago bebiendo cerveza, charlando y riendo de la vida que tenían, hasta que Ander quedó mirando la balsa fijamente.

─Once años tiene esa balsa…Once ─ dijo Ander con extrañeza.

─ ¿Qué te preocupa pequeño Ander? ─ preguntó Daniel, posando su brazo en el hombro de su amigo.

─ No me preocupa nada, solo pienso que esa balsa ya debería haberse hundido.

─ La hicimos con las mejores calidades, y nuestras manos son milagrosas, nunca se hundirá. Ya os lo dije cuando la construimos ─ dijo Víctor, Daniel y Ander miraron a su amigo con una expresión burlona llena de añoranza, de cuando aún eran pequeños.

Ander agachó la mirada hacía la orilla del lago, recordando el día que decidieron no volver al bosque. Ander y Víctor le preguntaron en que pensaba a lo que Ander les dijo.

─ Estaba recordando nuestra última visita a este bosque, el día que ─… Víctor le impidió que terminara la frase y continuó el, ─ vimos como tiraban aquel hombre al lago ─ dijo con cierto temor.

Aquello ocurrió hace años, siendo ellos unos pequeños empezando la adolescencia. Estaban remando como cada viernes después del instituto en su balsa. Entonces desde lejos, y al otro lado del lago, vieron como dos hombres arrojaban a otro al fondo del agua. Aquello les sorprendió muchísimo, eran unos críos contemplando la maldad del hombre en solo unos pequeños minutos. Cuando todo terminó decidieron acercarse con la balsa para ver aquel cuerpo. Los chicos quedaron embobados contemplando como yacía el hombre en el fondo. De repente los ojos de ese individuo se abrieron, los tres amigos se asustaron tanto que huyeron de allí dejando que muriese ahogado, ninguno de los chicos se quedó para averiguar que aquel hombre solo quería que lo ayudasen, y allí lo dejaron ahogándose.

─Once años pasaron de aquello ─ dijo Víctor con cierta culpa.

─Aquello nos marcó para siempre ─ dijo Ander con lamento.

─ Ocurrió hace tiempo y éramos unos críos, no sabíamos nada, nos asustamos…es todo ─dijo Daniel. Alzó la vista hacía el lago y dijo:

─Además, los culpables fueron encarcelados, no salieron impune de aquello.

De repente, Daniel observó como la balsa hacía un extraño movimiento, era como si alguien la estuviera manejando, no sería tan extraño sino fuese que la balsa se dirigía hacia ellos. Daniel avisó a sus amigos de lo que estaba viendo, pero Víctor le dijo que es normal, en el lago hay corriente y por eso la balsa se mueve.

─La balsa hasta hace un momento seguía atada con la soga en el pequeño puente, no, no es normal que se suelte después de todos estos años y navegue.

─Lo extraño no es que navegue, es que siga con la soga que le pusimos hace once años ─dijo Daniel con extrañeza.

Aun así, aquel fenómeno no les pareció tan extraño, solo lo era para Ander, pero no iba a dejar que aquello arruinada la noche. Una noche que llevaban tiempo esperando para estar los tres juntos. Los tres amigos seguían disfrutando de aquel ambiente, era una noche perfecta, sin frío ni calor, ni mujeres e hijos, solo ellos tres disfrutando de sus cervezas mientras charlaban y reían. Querían que aquello durase mucho más tiempo, que el tiempo se parase ese mismo instante. Pero aquella alegría no iba a durar eternamente. Mientras los tres amigos contemplaban el lago se toparon que la balsa, llegó hacia ellos. Pero no es de la balsa de lo que tenían que temer, sino de aquella sombría figura que de repente emergió del lago.

Los tres amigos al ver aquel ser en ningún momento se asustaron, es bastante normal que hubiese alguien bañándose en el lago, estaba bastante claro que no iban a estar solos, pero claro, luego reconocieron a la persona que emergió, alguien de su pasado venía a cobrarles que lo dejaran morir ahogado.

Los tres amigos no solo se sorprendieron al reconocer de quien se trataba, sino que, también sintieron un enorme miedo. Era alguien que murió once años atrás, algo que podían asegurar porque la noticia del hombre ahogado en el lago salió en todos los medios de comunicación, si ahora lo tenían en frente solo podía ser una cosa, un ente que viene a cobrarse una deuda que lleva esperando cobrar muchos años. Ninguno de los tres creía en fantasmas ni espíritus, esas leyendas para ellos eran eso, solo leyendas, pero claro… No crees en leyendas, hasta que seas protagonista de una y eso les pasó a ellos, convertirse en protagonistas de su propia leyenda.

Los tres amigos no se lo pensaron mucho más tiempo y salieron de allí corriendo, esperando dejarlo atrás, pero es un ente, es imposible dejarle atrás porque siempre aparecerá estés donde estés, como en este caso que apareció justo delante de ellos, mientras corrían. Los tres amigos les pillaron de sorpresa, intentaron huir, pero solo dos pudieron hacerlo sin darse cuenta que uno de ellos había quedado inmóvil justo frente al ente. Ander estaba frente a frente con ese ser enfurecido, sin poder moverse, sin poder hablar o gritar. De repente aquel ente alzó su sombrío brazo y Ander comenzó a levitar, entonces notó una sensación de ahogamiento, le faltaba el aire, no podía respirar, era como si estuviese bajo el agua. Ander tuvo una de las peores muertes que se conoce, morir ahogado es un sufrimiento constante, porque no es solo sentir que te falta oxígeno, también sientes como tu vida se va apagando mientras sufres sin tener posibilidades de sobrevivir.

Cuando Víctor y Daniel se dieron cuenta de que su amigo no estaba con ellos, ya era demasiado tarde para Ander. Daniel propuso ir a buscarlo, pero Víctor tenía razón, ya era demasiado tarde para salva a su amigo, pero aun así Daniel creía que estaba vivo, que posiblemente necesite ayuda, no podía dejar a su amigo solo. Ambos chicos fueron en busca de Ander, comenzaron a caminar por aquel oscuro y espeso bosque, lo que una noche agradable sin frío ni calor, se convirtió en un húmedo bosque cubierto de una extraña niebla rojiza, parecía que estaban en una macabra y perturbadora pesadilla. Tenían que estar muy atentos a sus alrededores, no se enfrentaban a un humano corriente, sino a un espíritu lleno de rencor, por haber dejado que muriese ahogado. Tenían muy claro que si se lo encontraban nuevamente, posiblemente no tuviesen la misma suerte para huir.

La espesa y rojiza niebla, nublaba la visión de los chicos, apenas distinguían un árbol de una persona, pero había algo que podían ver perfectamente, extraños seres sombríos caminaban junto a ellos dando tumbos, acompañados de sus tenebrosos lamentos, parecía un coro infernal. Daniel y Víctor tenían miedo de lo que podía ocurrirles. Daniel agarró de la mano a Víctor y ambos amigos comenzaron a correr para alejarse de esos seres. Pero por mucho que corriesen les era imposible escapar de la niebla. Víctor sintió como varias manos le tiraban del chaleco, intentó deshacerse de ellas, pero cada vez aparecían más manos agarrándolo. Mientras ambos amigos corrían, unas manos salieron del suelo agarrando el tobillo de Víctor, entonces el joven cayó al suelo. Daniel echó la vista atrás e intentó ayudar a su amigo, pero de repente vio como el cuerpo de Víctor fue envuelto en una oscura masa de niebla roja. En ese momento Daniel sabía que muy poco podía hacer por su amigo, ya solo quedaba él con vida… Daniel consiguió escapar dejando atrás aquella niebla roja y a Víctor.

Mientras corría por el oscuro y espeso bosque, pudo ver un claro desde la lejanía, era una salida, Daniel había conseguido encontrar un camino para escapar por fin de aquel lugar. Le entristecía pensar que escaparía solo sin sus amigos, pero tenía que sobrevivir, tenía una familia y quería volver a verlos, volver a estar en su casa con su mujer e hijos. Comenzó a correr todavía más fuerte hasta llegar a la carretera y dejar el oscuro bosque atrás.
Daniel se sentía aliviado, había conseguido alejarse de los espíritus que moran en el bosque. Durante un momento paró su huida para recuperar algo de aire, comenzó a inhalar y exhalar desesperadamente <<Por fin estoy a salvo>> pensó. Notó que sus zapatos estaban mojados, miró hacia el suelo y vio como sus pies estaban hundidos en la carretera, era como si el mismo suelo se hubiese fusionado con el lago. Intentó escapar de allí, pero no pudo, alguien le había agarrado por atrás, cuando fue a mirar vio a Víctor y Ander sujetándole fuertemente, los entes de sus propios amigos, no querían que huyera de allí.

─ Chicos, por favor, dejad que me vaya.

─No te vayas, quédate con nosotros, creemos nuevos recuerdos juntos.

Daniel siguió forcejeando con ellos, pero era imposible, no podía huir. Justamente en ese momento, apareció frente a Daniel, el espíritu que murió ahogado en el lago por culpa de ellos. Víctor y Ander liberaron a su amigo, Daniel vio una posibilidad de escapar de allí, aunque sea diminuta, pero tenía que intentarlo.  Pero cuando se propuso a correr, se dio cuenta de que tenía todo el cuerpo paralizado. El terror invadió su cuerpo al darse cuenta que no podría escapar del ente enfurecido, del espíritu que busca vengarse, de su muerte. Daniel Miró al ente fijamente y le dijo:

─ Por favor, deja que me vaya. Sé que lo te hicimos fue terrible, moriste por nuestra culpa, pero solo éramos unos críos asustados.

El ente lo miró fijamente, entonces alzó su brazo y Daniel comenzó a flotar en el aire, como si estuviese hundido bajo el agua. Una masa de niebla roja rodeo todo el cuerpo del joven, segundos después notó que se estaba asfixiando. Sus amigos lo miraron fijamente con una sonrisa, minutos después, Daniel murió ahogado en la salida del bosque.

Los días pasaron y el descubrimiento de los cuerpos de los tres amigos fue noticia en todas partes. A cada uno los encontraron en lugares distintos del bosque, pudieron confirmar que sus muertes fueron por ahogamiento. Los tres amigos tuvieron un digno velatorio, sus familias jamás imaginaron que aquel reencuentro entre ellos, sería mortal. Sus cuerpos fueron emparedados en el cementerio. Todos sus seres queridos dejaron el lugar, dejando sus yacentes cuerpos tras una placa en la pared.

Todavía, si caminas por aquel bosque, puedes escuchar el lamento de todas las almas que allí quedaron atrapadas… Incluyendo la de los tres amigos.

Hagas lo que hagas en el pasado, sus recuerdos siempre te van a perseguir. Los tres amigos pensaron que la historia que vivieron cuando eran unos críos, solo era una aterradora anécdota de la que olvidarse, pero, aunque ellos lo olviden, los lugares tienen memoria y guardan los recuerdos de lo que allí ocurrió, con los que utilizaran para castigarnos.

Óscar M. Anton

Bar paraíso

No sé cuánto tiempo llevo caminando, ni cuando comencé. Pero desde tanta oscuridad vi las luces de colores de este lugar.

─ ¿Y qué te parece? ─preguntó el barman agitando una coctelera.

Me siento bien, tranquilo, y este wiski que me serviste me apacigua.

─Son muchos como tú, desorientados, que llegan hasta aquí buscando paz y tranquilidad.

Si, no recuerdo cuando fue la última vez sonreí con calma. De pequeño era un niño intranquilo, muy juguetón, que siempre preocupaba a mis padres, por las largas horas que pasaba fuera. Era limpiabotas, me pasaba largos y tendidos días limpiando las botas de desconocidos. Eran tantos rostros distintos que nunca pude recordarlos a todos. Comencé a limpiar botas con tan solo ocho años en las calles de Madrid. Pero ese trabajo solo me duró cuatro años. Con doce años viajé hasta las minas de rio tinto, y ahí comencé a trabajar como minero. Me pasaba el día metido en un oscuro agujero.

Con los años conocí a una hermosa joven, me casé con ella y tuvimos cinco hijos, tres señoritas y dos señoritos. Pero mi trabajo era muy sacrificado y apenas podía pasar tiempo con la familia que formé junto a Natalia, mi esposa. Pero ella era muy comprensiva conmigo, entendía cuanto me sacrificaba por mi familia, y me apoyaba con su rico caldo, al llegar a casa todas las noches. Que, por cierto, el sabor de este Wiski, me recuerda tanto a ella y su delicioso caldo, que me trae hermosos y bellos recuerdos…muchas gracias.

─Tuviste una vida plena, sentiste la felicidad y la tristeza, sacrificaste mucho y ganaste poco. Es por ello, que tienes una cama dorada al lugar en el que vas, para que puedas descansar junto a Natalia y observar cómo tus hijos, viven sus vidas, dando gracias al hombre que los crio.
Entiendo, llegó mi hora de descansar, me hace muy feliz saber que puedo irme en paz, que puedo estar tranquilo y seguir cuidando de mi familia.

Óscar M. Anton

Zapatos nuevos

Estaba Jonatan, metido en su habitación viendo una película de terror independiente titulada “Sofá asesino”. Cuando de repente, escucha el timbre de su casa. Se levanta de su cómoda silla de ordenador y se dirige abrir la puerta. Tras la puerta le esperaba un repetidor para entregarle un paquete.

─Buenas tardes ¿tú eres Jonatan?

─Si, soy yo.

─Este paquete es para ti.

─No estoy esperando ningún paquete ─dijo Jonatan extrañado.

─Puede ser un regalo, no lo sé.

El repartidor le hizo entrega del paquete. Una vez se despidieron, Jonatan cerró la puerta, y se dirigió a su habitación, con cierta incertidumbre de saber que contenía ese paquete. Una vez llegó colocó el paquete encima de su cama y comenzó abrirlo. Jonatan se sorprendió al ver que en su interior había unos zapatos, de color negro, con la suela y los cordones de color rojo.

<< ¿Quién me ha regalado unos zapatos?>> se preguntó.

Justo debajo de los zapatos había una pequeña nota con un mensaje escrito.

Hola Jonatan, estos zapatos están fabricados exclusivamente para ti, no existe modelo igual. Te estuvimos estudiando durante bastante tiempo para dar con tu modelo adecuado.

─Vaya, esto me resulta tan extraño, como perturbador.

Jonatan sacó los zapatos de la caja y se los probó, los zapatos le quedaban perfectos, eran muy cómodos, al andar era como si caminara en una esponjosa nube. El joven iba por la calle, muy contento con sus nuevos zapatos, todo aquel que los veía quedaban extrañamente maravillados, como solo tuviesen ojos para los zapatos. Jonatan se sentía una estrella modelando al caminar.

Pero pasados unos días, el joven comenzó a notar un pequeño dolor en sus tobillos, era como si le estuviese quedando el zapato algo apretado. Se aflojaba los cordones, pero no daba resultado, todavía tenía la misma sensación en sus pies. Jonatan pensó que el dolor se iría rápidamente, podría ser que al bajar la escalera de su edificio los tobillos se le doblasen un poco. Jonatan no le importó y salió de su casa, derecho a una tienda para comprar la cena. Pasaron las horas y Jonatan sentía como los zapatos, cada vez le apretaban más. Llegó a notar un dolor insoportable. Se dirigió hacía su casa, caminando como pudo para cambiarse de zapatos, luego su plan era buscar la empresa que los fabrica y escribirle una reclamación.

Cuando llegó a su casa, el insoportable dolor que sentía, aumentó, provocando que sus pies quedasen paralizados y cayera al suelo. Entre gritos de agonía posicionó sus pies y se quitó los cordones de los zapatos, entonces y rápidamente se quitó los zapatos y los calcetines.

Su dolorido rostro quedó pálido al ver, que sus dos pies estaban destrozados, era como si todos los huesos se hubiesen convertido en arena.

Jonatan dio un enorme grito.
La recuperación de Jonatan tardó varios años, todavía, si ves sus pies descalzos, puedes notar algunas deformidades, se pasó un largo tiempo investigando de donde provenía los zapatos que le regalaron. Pero eso, jamás lo descubrió.

Óscar M. Anton

Noche de San Juan

Son las hogueras de san Juan, una noche en la que se conmemora el nacimiento de San Juan bautista. Cada ciudad, cada pueblo, cada país, tiene distintas formas de celebrar este día. Pero aquí, en mi pequeño pueblo costero rodeado de montañas, tenemos una forma muy peculiar. Te invito a que vengas conmigo y conozcas nuestra hoguera de San Juan.

Mi pueblo está situado al norte de España. Aquí en cada noche del veinticuatro de junio en nuestra playa rocosa, levantamos una montaña de madera con una figura en lo alto que refleje los pecados humanos, y poco después, arderá. Todos los lugareños nos reunimos juntos, agarrados de las manos bailando alrededor de la hoguera, mientras le dedicamos nuestra melodía de agradecimiento.

Don San Juan, Don San Juan, este cuerpo te daré y en ceniza se esparcirá.

Don San Juan, Don San Juan, este cuerpo te daré y en ceniza se esparcirá.

Don San Juan, Don San Juan, este cuerpo te daré y en ceniza se esparcirá.


Luego, pasado un rato nos quedamos admirando como las llamas devoran la montaña de madera, mientras la figura que representa los pecados humanos, grita viendo como su vida se esparce con el humo del fuego.

Veo sorpresa y temor en tu rostro, pero tenemos un motivo de peso para esta aberración. Esa persona que está ardiendo ahora mismo, le arrebató la vida a un alma inocente, y este, es su castigo.


Óscar M. Anton

Jardín de recuerdos

Hubo una vez, una señora que se pasaba los días enteros asomada por una de las ventanas de su casa. Esa cristalera daba a un jardín trasero que había en su pequeña mansión, situada en una solitaria colina.
Muchos que pasaban por allí quedaban extrañados por el comportamiento tan extraño de la señora, es normal que alguien estuviese un rato asomado por su ventana. Pero a ellos les extrañaba que el tiempo de ella, no era unos minutos sino, horas y días. A veces incluso veía el amanecer y el anochecer sin moverse de la ventana.
El jardín de su casa era hermoso, lleno de plantas de todas las clases y colores diferentes, con unos laberinticos caminos que rodeaba una fuente con una joven agarrando en brazos a su hijo. Justo al final del jardín, había una parcela cubierta solo de árboles, con distintas placas.
Cada árbol representaba a una persona ya fallecida, las placas eran más bien lápidas en las que podías leer el nombre de la persona que yace en el árbol.
La familia de la anciana desde hace generaciones, tiene por costumbre incinerar al ser querido que ya falleció y luego enterrar sus cenizas, para después plantar un árbol, creían que, de esa manera, la persona seguiría en este mundo, velando por los familiares aún vivos.
La anciana nació, creció, se casó y tuvo a sus hijos en esa misma mansión. La señora vivió en soledad muchos años, lamentando la perdida de sus seres amados, recordando a través de las cristaleras sus días felices…admirando como las almas que habitaban el jardín de árboles la estaban esperando.

Óscar M. Anton

En búsqueda de la voz

Me llamo Elena, quiero contaros una historia que me ocurrió hace algunos años.

Recuerdo cuando era pequeña, y vivía en el centro de Cataluña. Una tarde, mi hermana Laura y yo, bajamos a jugar al barranco de los juguetes. Llamado así, porque en ese lugar se encontraban cientos de juguetes rotos y abandonados por sus dueños. Mi hermana y yo mientras paseábamos, intentando no ensuciar nuestros zapatos nuevos, escuchamos lo que todavía recuerdo, la voz de una mujer gritar.

─ ¡Mi hijo! por favor ¡Necesita ayuda! ─Decía a gritos.
En ese momento nos pusimos muy nerviosas, pero no importó, comenzamos a buscar a la mujer. Éramos dos niñas guiadas solo por sus gritos.
─ ¡Por favor, necesita ayuda!
─ ¡Tranquila, ya vamos! ─Le gritó mi hermana para calmarla.
Continuamos nuestra búsqueda de la mujer, de su hijo. Estuvimos caminando, subiendo y bajando montañas, buscando entre los árboles y arbustos que en barranco había. Pero no los vimos, lo único que nos encontramos fue con un zorro, el animal pareciese que llevaba tiempo muerto.
─Pobre animalito ─dijo mi hermana con cierto lamento.
Mi hermana era, bueno, es, una amante de los animales, los ama a todos por igual. No importa si es una hormiga, o un búfalo, su lema es “vida es vida y todos tenemos derecho a ella”. El hallazgo del pobre zorro nos distrajo un momento, pero los gritos no cesaron, volvimos a escucharlos.
─ ¡Por favor! ¡Estamos aquí!

Seguimos la búsqueda de la mujer y su hijo, dejando atrás al animal. Desde una cierta lejanía, vimos un pequeño agujero, en medio de pequeñas dunas. Nos acercamos, miramos hacia abajo, entonces vimos un coche con las luces de emergencia parpadeando. Nos impresionamos al verlo, no entendíamos como pudo llegar hasta aquí, no es una zona por la que puedan circular coches, no hay carreta, solo tierra, árboles y juguetes rotos. El coche parecía que estuviera clavado en la tierra.
─Quédate aquí, no bajes ─me dijo mi hermana mirándome severamente. Nunca la había visto así, tan segura, tan protectora de mí.

Mi hermana bajó hasta el coche, no le dio tiempo a buscar a su alrededor cuando vi como su rostro cambiaba, reflejando su miedo. En ese momento me olvidé de su advertencia y bajé donde ella estaba.
─ ¡Tonta! Te dije que no bajaras ─me dijo severamente.

En ese momento no me gustó que me insultara, pero ahora, cada vez que lo recuerdo, le doy la razón. Fui una tonta, nunca tendría que haber bajado… me habría ahorrado llevar en mis recuerdos, al hombre y a la mujer, muertos en los asientos delanteros. Las dos nos quedamos petrificadas, impresionadas al ver eso, no podíamos creerlo. De repente, escuchamos a un niño llorar, mi hermana caminó hasta el asiento trasero y vio al pequeño. Podría tener alrededor de dos años, le recuerdo claramente.
Mi hermana y yo no sabíamos que hacer. Abrió la puerta y como pudo, abrazó al niño y lo bajó del auto. Mi hermana empezó a calmar al pequeño para que dejara de llorar, parecía una mamá.
Con el niño en brazos, volvimos a subir hasta la montaña y nos fuimos a casa. Mi hermana les contó la terrible historia a mis padres. Mi madre llamó rápidamente a la policía, para que fueran hasta allí, a recoger a la pobre pareja.
Esa misma noche la tía del pequeño vino a nuestra casa a recogerlo.

Ya han pasado veinte años desde lo sucedido. Aunque fuese una niña, ese día aprendí que la protección de una madre que ama a sus hijos, es eterna.

Óscar M. Anton


Una familia peculiar

Es veinticuatro de diciembre y el novio de Aisha, Freddy, la invitó a cenar en casa de sus abuelos con el resto de su familia. La joven estaba entusiasmada, pero también nerviosa. No conocía a los padres de su chico, y mucho menos a la familia.
Aisha no sabía que ponerse, ni cómo comportarse, quería caer bien, pero tampoco quería ser una hipócrita.
─No te preocupes cariño, les encantaras ─le dijo Freddy acariciándole su larga coleta tirabuzón.
─Eso espero.
Aisha se despidió de su novio con un beso y entró en su casa. Se acercó a sus padres y les dijo que este año, pasaría la cena de navidad, con el novio y su familia.
─Hija, esta noche es para pasarla en familia. Me haría mucha ilusión que la pasaras con nosotros.
─Mamá perdóname, pero me gustaría estar con mi novio esta noche.
─Déjala cariño, es mayorcita, deja que disfrute. Recuerda que nosotros hicimos lo mismo ─dijo el padre de Aisha.
─Pero cariño, nuestra época no es la misma que ahora, en estos tiempos no puedes fiarte de nadie.
─Venga, no va a pasarle nada porque iras bien protegidas ¿Verdad? ─le dijo su padre entregándole un cuchillo.
─Pero cariño ¿Cómo te atreves a darle eso a la niña? Puede ser peligroso.
─Es como tú dices, no puedes fiarte de nadie, es por eso que quiero que vaya protegida.
─Aunque me parezca una locura, tienes razón, querido.
─Bien, pues llevaré el cuchillo, así estaréis tranquilos de que nada me pasará.
Aisha guardó el cuchillo en su bolso, seguidamente se dirigió a su habitación. Empezó a buscar en su armario un bonito conjunto, no muy provocativo, pero tampoco sencillo.
Después de un par de horas Freddy, buscó a su novia para llevarla a cenar junto a su familia. Aisha pasó todo el camino que hicieron en coche, ilusionada, pero también muy nerviosa. No pasó mucho tiempo hasta que llegaron a la casa de los abuelos de Freddy, donde se iba a celebrar la cena de preludio de navidad.
─La casa de tus abuelos es inmensa, enorme ─dijo Aisha con asombro.
Los abuelos de Freddy viven en una gigantesca casa de campo. No llega a ser una mansión, pero por muy poco. La casa tenía una antigüedad de trescientos años, había pasado de generación a generación. Esta vez la familia había crecido bastante y tienen una pequeña disputa por la herencia de la casa, cuando los abuelos de Freddy dejen este mundo.
─Pues espera a verla por dentro ─dijo Freddy con una sonrisa.
La pareja entraron en la casa. Justo en la entrada estaban esperando los abuelos del joven, para acompañarlos a que se acomodasen. Aún no habían llegado el resto de invitados.
Los ancianos llevaron a la joven pareja a un pequeño salón lleno de enormes muñecas, con un realismo impresionante, pareciesen que estuviesen vivas.
Aisha quedó muy impresionada con todas ellas. La anciana invitó a Aisha sentarse en una linda silla de madera de la habitación, la anciana cogió una cámara de fotos y le hizo capturó la imagen de Aisha sentada en la silla. A la joven le había parecido extraño, pero era navidad y la novia de su nieto, podría ser una costumbre hacerle una foto en solitario a la pareja de algún familiar.
─Eres preciosa. Serias una muñeca esplendida ─le dijo la anciana a Aisha.
─Muchas gracias ─agradeció Aisha, ruborizada.
La joven estaba algo nerviosa en la aquella habitación, y no era por qué los muñecos parecían que estuviesen clavando su mirada en ella, también porque no conocía a los ancianos y no sabía cómo comportarse.
─Sus muñecas son preciosas, impresionantes ¿Son de porcelana? ─dijo Aisha.
─No, son todas de silicona. Muchas son muy antiguas ─dijo el anciano.
─ ¿Conoces los muñecos Reborn? Esos que son muñecos realistas, se usan mucho para las películas, sobre todo para las de terror─ le dijo Freddy a Aisha.
─Si, conozco esa línea de muñecos.
─Pues son estos.
No había pasado mucho tiempo cuando la anciana divisó por la ventana de la pequeña sala al resto de invitados llegando.
─Ya están todos aquí, que alegría ─dijo el anciano.
─La navidad me alegra tanto, es la única noche en la que estamos acompañados de la familia, es la única noche en la que nos sentimos arropados por los nuestros ─dijo la anciana.
─Es muy triste, debéis sentiros tan solos…No debería de ser así. La Navidad no limpia el alma, solo la disfraza.
─No digas eso querida, la Navidad es hermosa, solo que hay gente que lo ha olvidado.
La joven pareja fueron al salón comedor, la mesa era enorme cubierta de comida en abundancia. Aisha jamás había visto tanta comida junta en un solo lugar, estaba tan sorprendida como exhausta.
Pasaron varios minutos y todos se felicitaron las fiestas navideñas y se sentaron a cenar. Cada uno de la familia tenía una historia nueva que contar, relatos del año que los ancianos ansiaban escuchar, para así saber como viven sus hijos y nietos y en que condiciones, si son felices o no.
De repente, y por extrañas circunstancias, Aisha comenzó a sentirse mal. No se sentía mareada, ni fatigada; sentía como su brazo o piernas se dormían. Freddy la observó, se dio cuenta de que algo le sucedía.
─ ¿Te ocurre algo cariño? ─Preguntó con extrañeza.
─No sé, es como si mi cuerpo se estuviese quedando paralizado. No te preocupes, seguro que no es nada…
En ese mismo instante, Freddy se acercó a la joven, le dio un beso en la mejilla y le inyectó un liquido en su cuello. Aisha se encontraba aturdida, no se percató de lo que Freddy le hizo.
─Bien abuelos, aquí la tenéis, vuestra nueva muñeca.
─Nuestro adorado nieto, muchas gracias ─dijo el anciano.
─A ver si vosotros aprendéis de él, rara vez nos traéis muñecas tan hermosas ─dijo la anciana.
Cuando Aisha abrió los ojos, se estirada, en una extraña habitación. El miedo recorrió su cuerpo, pero estaba inmóvil, no podía moverse, no podía gritar, no podía sentir la fría mesa de metal en la que estaba estirada.
Vio a dos extraños, cubiertos de sangre, empezó a mover sus ojos para reconocer la habitación. Entonces echó la vista abajo y fue cuando se vio completamente abierta. Luego, escuchó una voz reconocida.
─Cariño, has despertado. No queríamos que presenciaras esto ─dijo Freddy.
Aisha no podía decir ni una palabra.
─No hace falta que hables amor, entiendo cómo te sientes, seguro que asustada y extrañada. Pero déjame decirte que formarás parte de la colección de muñecas de mis abuelos ¿No es grandioso? Podré admirar tu belleza, sin que esta se arrugue.
─Freddy, vuelve a dormirla, nos pone muy nerviosos trabajar con ella despierta.
─Enseguida abuelo.
Freddy se acercó a su amada, clavó en ella una fría y perturbada mirada.
─Que tengas una muy feliz Navidad, amor ─le dijo.
Seguidamente se acercó a su frente y le dio un beso, mientras le inyectaba de nuevo el extraño líquido.
─Buenas noches, amada mía ─le dijo con una sonrisa.
Aisha cerró los ojos y nunca más volvió abrirlos.
Los ancianos, le quitaron a la joven todos sus órganos.
─No tires su corazón abuela, quiero quedármelo ─dijo Freddy.
─Por supuesto cariño ─dijo la anciana metiendo el corazón en un frasco con liquido amniótico.
Una vez le quitaron a la joven todos los órganos, los ancianos cubrieron el cuerpo de Aisha con silicona. Luego, volvieron a colocarle sus ojos en las cuencas vacías.
Llevaron a Aisha a la habitación de las muñecas. La anciana admiró a la joven sentada en la silla, y empezó a compararla con la foto que le hizo en vida.
─Es perfecta querido, hiciste un gran trabajo ─dijo la anciana.
─Cierto, es una muñeca maravillosa.

Óscar M. Anton.

pasillo sin final

Pasillo sin final.

Rebeca se encontraba en su casa leyendo un libro de terror. Le fascinaba ese género, se pasaba las noches consumiendo Novelas de cualquier escritor.
De repente, Rebeca leyó una frase que le hizo notar un pequeño escalofrió por la nuca, la frase decía así:

" Tu, que te encuentras presenciando y disfrutando todo este horror, te haré ver la realidad de lo que es estar aquí"...

Esa frase estaba escrita como si se dirigiese a ella, le pareció una idea genial por parte del escritor, entonces después de haber sentido el pequeño escalofrió dibujó una pequeña sonrisa.

Continuó leyendo, pasando hoja a hoja las páginas del libro. Entonces escuchó un ruido, un seco y atronador ruido proveniente del salón de su casa. Rebeca, sorprendida, se levantó de un salto de su cama y se dirigió hacia la puerta para salir de su habitación y comprobar aquel ruido.

Abrió la puerta y de repente...no pudo percibir nada con su vista, una enorme y densa oscuridad cubría todo cuanto su vista alcanzaba, le entro un sentimiento des acogedor y un cierto nerviosismo, salió de la habitación, paso a paso, apoyando sus manos sobre la pared, siguió caminando y mirando todo a su al rededor, pero no veía nada, todo estaba oscuro, solo veía una luz blanca al final de aquel pasillo. Pero aquella luz, no iluminaba nada del pasillo, era como si caminara sobre un vacío.

Rebeca en ese momento ya comenzó a sentir un inmenso miedo, pero...aquella luz que percibía le transmitía serenidad, calma y paz. Se dispuso a seguir caminando para alcanzar la luz.

Por el camino podía percibir como unas oscuras sombras caminaban por aquel pasillo, pero esas sombras no iban hacia esa luz, la buscaban ciegamente, no podían verla...pero ella a ellos sí podía percibir su sombría figura caminando por el pasillo. Rebeca, asustada, pero decidida, prosiguió el largo camino del pasillo, cuanto más andaba, más Lejos le quedaba aquel rayo de luz.

El tiempo pasaba y nunca llegaba, seguía y seguía caminando, noto como varios brazos tiraban de ella, Rebeca pegó un fuerte grito, comenzó a tirar hacia delante, pero no era capaz de liberarse de ellos, aun así, tenía que seguir, tenía que alcanzar aquella luz inalcanzable, de repente, los brazos la soltaron, Rebeca por fin, después de un largo tiempo caminando, pudo sentir un poco de alivio. Comenzó a recordar la frase de aquel libro que estaba leyendo antes de que esto ocurriera..."Tu, que te encuentras presenciando y disfrutando todo este horror, te haré ver la realidad de lo que es estar aquí"...

Entonces dijo: ─  ¿Esto es lo que ese libro me dijo?

Se puso la mano en la boca, una expresión se terror se dibujó en su cara, se puso una mano en el pecho, y de repente, vislumbro como la silueta de una sombra venía hacía ella, era alta y delgada, portando un brillante filo en sus manos, no sabría percibir que era aquello, cuando aquella silueta llegó hacia ella, levanto el brazo con el filo que venía sujetando...apuntó hacia su pecho. Aquella figura sombría se quedó paralizada...congelada en el tiempo. Rebeca, asustada pero todavía despierta, se echó a un lado, y continuó su camino dejando aquel ser detrás, tragándoselo la oscuridad.

Rebeca consiguió llegar a la deslumbrante luz, entonces, cerrando sus ojos, la cruzó. Al volver abrirlos, se vio postrada en una cama. Empezó a mirar a sus alrededores con extrañeza. Justo al lado de ella había una mujer, se levantó de la silla y abrazó a Rebeca.

─Hija, me alegra tanto que estes bien. Me temí lo peor.

─ ¿Qué pasa, mamá? ¿Qué hago aquí?

─Hace unos días recibí una llamada del hospital. Una pareja te encontró tirada en el suelo de nuestro portal… Me sentí tan angustiada, pero por fin estas a salvo.

Rebeca había sido víctima de un loco homicida. La joven no recordaba todo lo vivido en su propio sueño. 

El artista que no encontraba placer


¿Qué es el arte sino una forma de expresión?

En una pequeña exposición de cuadros, estaba el artista Sebastián. Es un joven de unos veintisiete años que ama pintar. El chico, desde muy pequeño, tenía un talento enorme para plasmar, la belleza del paisaje o del ser humano.
Cierto es que, nuestros ojos no están hechos para admirar toda la belleza que nos rodea, vivimos con prisas, sin pararnos admirar una hermosa farola o un bello banco. Pero Sebastián si se paraba admirar lo cotidiano, y no solo eso, también lo plasmaba en una hoja de papel, hoja, que con los años se convirtió en un lienzo.
Durante muchos años Sebastián, pintaba y pintaba, pero no sentía nada al pintar. Le encantaba plasmar la belleza en el lienzo, pero, una vez terminaba su obra, no sentía placer en ella, y lo mismo ocurría con aquellos a los que el joven pintor les mostraba su cuadro, nadie estaba interesado en sus pinturas, nadie sentía admiración por sus obras.
Un día, se enteró de que habría una exposición de pintura en la ciudad donde vive, como todo artista admirado el esperaba una invitación, pero para poder mostrar su obra, tuvo que alquilar su espacio.
Sebastián estaba rodeado de gente, asistentes que fueron a admirar las pinturas que allí se mostraban, personas que gastaron cientos de euros en un solo cuadro, pero a la vez estaba tan solo. Ciertamente, lo tenía asimilado, ya sabía que nadie se acercaría a ver sus pinturas. Pero, un joven, de rostro pálido y azules ojos, con un pelo tan castaño que parecía rayos de sol, y una sonrisa tierna y gentil, se acercó al artista.
─Hola. Desde lejos, quedé asombrado de tal maravilla ─dijo el joven mientras admiraba una de las pinturas de Sebastián, un cuadro de una feliz pareja de dos chicos, besándose en el banco de un parque.
─Muchas gracias ¿de verdad te gusta? ─preguntó Sebastián con extrañeza, no estaba acostumbrado a que nadie admire sus obras.
─Si, representas tan bien el amor de dos personas, pero a la vez, supiste captar el miedo de uno de ellos.
─Como pintor que soy, pienso que una pintura, es un lenguaje, algo que el alma quiere mostrar a otros, como un mensaje, y yo, sé captar ese mensaje y plasmarlo.
─Supiste captarlo muy bien. Por cierto, mi nombre es Enrique.
─Encantado, yo soy…
─Sebastián ─le dijo Enrique cortándole la palabra. ─Lo siento, es que leí la firma de tu cuadro.
Durante un largo y tendido rato, ambos jóvenes estuvieron charlando, formalizando así una relación entre los dos.

Los meses pasaron y ambos, comenzaron a sentir algo hermoso el uno del otro, ninguno sabría decir si era amor, o cariño, lo único que sabían era que no podían estar el uno sin el otro, y es por eso mismo, que quisieron comenzar una relación sentimental, entre ellos.
Una noche ambos chicos, quedaron para cenar en un restaurante, cada sábado en la noche, hacían eso mismo, ambos tenían una cita. En la cena, Sebastián le pidió a Enrique, ser su modelo para una nueva pintura. Enrique con una enorme sonrisa no lo dudó, y le dijo que sí. Entonces Sebastián le dijo:
─Pasaras una semana en mi casa, estaremos día y noche juntos, yo pintando y tu posturando para mí.
─Lo haré ─dijo Enrique, después de darle un beso en su boca.
Durante varios días fueron muchos los intentos que el pintor, tiró a la basura. No conseguía poder trasmitir en la obra, la belleza que el veía en Enrique, no sabía cómo plasmarla.

Enrique lo apoyó como supo, pero no existía abrazo o beso que le consolase, tampoco palabras, hasta que llegó la noche y ambos, se sentaron a cenar.

Sebastián no le quitaba ojo a su ser amado. Con tenue pero fría mirada, lo observaba detenidamente, mientras cenaba, entonces fue, cuando a su alma, llegó la inspiración.

El joven pintor se levantó de su silla, se acercó a Enrique, este, con una sonrisa le agarró la mano y le dijo:

─ Esta rica la cena ¿Verdad?

Sebastián no le respondió, le quitó la mano y de repente, agarró del cuello a Enrique. El joven, sorprendido, forcejeaba, luchando contra la asfixia, pero fue inútil, pasados unos minutos, Enrique murió estrangulado.

Sebastián arrastró el cuerpo hasta su estudio y lo desvistió, luego fue a buscar un cuchillo a la cocina, regresó a su estudio y se paró unos instantes en observar el desnudo cuerpo de Enrique, yacido en un pequeño sofá.

Con cuchillo en mano, le arrancó la cabellera, luego comenzó a cortarle los dedos de sus manos y pies, después le arrancó los ojos. Con el mismo cuchillo, empezó desollarlo, arrancándole la piel. Ya tenía lista su nueva obra, por fin había encontrado algo que le transmitiera placer.

Con los dedos decoró el marco, y con la piel creó el lienzo para su nuevo cuadro.


Un fuerte agradecimiento a LaOstia88 (Alba) por haber sido mi macabra musa y haberme inspirado en la creación de este relato. 

Gritos silenciosos

Iba a ser una gran noche en el campo: cervezas, porros, algunas cosas para picar y lo más importante, los amigos.

Están todos bebiendo y contando sus anécdotas semanales, de sus respectivos trabajos. Cuando de repente, a Adam, le entraron unas enormes ganas de ir a mear. Como suele ocurrir en estos casos, solo se separó un par de metros del grupo, y se la sacó. En ese momento, Ania, le dijo:

─¡Vete de aquí, cerdo! ─le dijo con cierta indignación.

Adam hizo caso de su amiga, y se alejó varios metros más, dejándose tragar por la masa oscura que rodeaba la pequeña hoguera. El grupo de amigos siguieron contando sus historias, y entre risas y más risas, ninguno fue capaz de escuchar el agonizante grito de Adam. Pasado un largo periodo de tiempo, Daiver, uno de los amigos, se dio cuenta que Adam, estaba tardando demasiado, y comenzó a pacientarse.

─Oye ¿No os extraña que Adam tarde tanto en echar una simple meada? ¿Dónde fue? ¿a la playa? ─dijo Daiver extrañado por la tardanza de su amigo.

A varios metros del campo se encuentra la playa a la que el joven hizo alusión. Iván, otro de los integrantes del grupo, se levantó y le propuso a Daiver echar un vistazo.

─Ya volverá, seguro estará dando un paseo para relajarse ─dijo Ania.

─Podría haberse caído ─dijo Daiver con cierta preocupación.

Los dos amigos fueron en búsqueda de Adam, alejándose del resto del grupo...adentrándose en la oscura masa que envuelve el campo.

─Está todo demasiado oscuro, apenas puedo ver nada ─dijo Iván.

Entonces Daiver sacó su teléfono móvil y comenzó a alumbrar con su linterna.

─¿Mejor?

─Si ─Iván imitó a su amigo utilizando la linterna de su móvil.

Ambos amigos continuaron caminando, muy atentos a sus alrededores. Iván vio algo extraño a su izquierda, apuntó con el haz de luz, y justo, entre los matorrales pudo ver el zapato de su amigo, manchado de sangre. Se asustó por el hallazgo y alarmó a Daiver agarrándole del hombro. El joven miró hacía la dirección que Iván le señaló y ambos se acercaron al arbusto. Dentro de los matorrales se encontraba su amigo Adam, yacido en el suelo, con grandes heridas cubiertas de sangre; en el cuello, pecho y entrepiernas.

Iván, con un pequeño soplo de esperanza, se agachó para comprobar si su amigo seguía vivo, le agitó mientras pronunciaba su nombre, pero no obtuvo respuesta.

─ ¡Joder! ¡Está muerto! ─Gritó.

Daiver tampoco podía creer lo que estaba viendo, no había pasado ni una hora cuando estaba sentado, riéndose con todos ellos. Ambos amigos, alarmados, empezaron a correr hacía el resto del grupo. Pero de repente, Iván dio un grito y cayó al suelo. Daiver se acercó para ayudar a su amigo, tenía un puñal clavado en el costado. Se impresionó al verlo, en ese momento se dio cuenta que no estaban solos. Se agachó para arrancarle el puñal a su amigo, pero una extraña figura emergió desde el tronco de un árbol.

El extraño vestía una túnica negra, tenía su rostro oculto con una máscara de rostro humano, totalmente blanca, con una expresión fría y melancólica.

Daiver se levantó rápidamente, intentó ayudar a su amigo, golpeando aquel extraño hombre, pero el encapuchado, se agachó, agarró el cuchillo que tenía Iván clavado en su espalda, y comenzó a apuñalarlo salvajemente. Iván gritaba agonizante, Daiver lo observaba atónito, sin creer en lo que estaba viendo. Ese extraño asesino agarró la cabeza de Iván, levantándola un poco, y le degolló el cuello delante de su amigo.

El encapuchado se acercó hacía Daiver, el joven dio un pequeño grito y le pateó en la máscara, empujando al asesino hacía atrás, momento que aprovechó para salir corriendo hacía el resto de sus amigos.

Daiver llegó junto a su grupo, gritando, sulfurado, nervioso y asustado.

─Escuchad...un...¡Joder! ─Apenas podía pronunciar palabra, aun estaba algo aturdido por lo vivido.

─Daiver, respira...Y ahora, cuéntanos ─le dijo Ania, intentando tranquilizarlo.

─¡Un puto loco ha asesinado a Adam y a Iván! ─Gritó Daiver.

Ninguno de los allí presentes creyó en las palabras del joven asustado.

─Ya te dije que la Cruzcampo te iba hacer delirar ─le dijo Leonardo, uno de los amigos, usando un tono burlón.

─¡No estoy delirando, coño! ─gritó.

Justamente en ese momento, algo perturbó al grupo de amigos, algo que les haría creer en las palabras de su amigo... La cabeza de Iván cayó justo en medio de los allí presentes, nadie vio quien la lanzó, nadie vio de donde vino, solo la vieron caer. Durante unos segundos hubo un perturbador y sobrecogedor silencio, pero una de las amigas, Sofía, dio un enorme grito. Todos se quedaron pálidos, sin saber cómo reaccionar, con sus miradas fijas en Daiver, solo hizo falta el agonizante grito de Ania, para que se dispersaran de allí, despavoridos. En cuestión de segundos Daiver, se quedó solo, su única compañía era el manto oscuro que envolvía aquel campo, y el augurio de los árboles por el viento.
Daiver empezó a buscar a sus amigos, ninguno debería estar solo con un asesino acechando. Desde cierta distancia pudo ver a una de sus amigas, era Soraya. Estaba caminando sola, por un pequeño camino hecho de piedra. El joven podía sentir el miedo de su amiga solo con verla, se acercó a ella.
─Sofía…─Le susurró agarrándola del hombro.
La chica dio un asustadizo grito.
─Sofía, soy yo ─Le dijo, Daiver.
─Perdona, Daiver, me has asustado.
─Si, lo siento. ¿Sabes dónde están el resto?
─No lo sé, todos corrimos en distintas direcciones.
─En esta situación la peor idea es estar separados.
─Oye ¿Viste al asesino? ¿Sabes quien es? ─Preguntó Sofía.
─No le vi la cara, llevaba una máscara blanca.
─Podría ser cualquiera de nosotros.
─Cuando Iván y yo nos fuimos a buscar a Adam ¿Viste alguno separarse?
─No, solo os fuisteis vosotros…─La boca de Sofía empezó a temblar de nerviosismo. ─Eres tú ─dijo.
En ese momento la joven empezó a correr, huyendo de su amigo, Daiver empezó a perseguirla, gritando su nombre. <<¿Cómo puede pensar que soy el asesino?>> pensó. la joven se acercó a un enorme y antiguo faro que había justo yendo hasta la playa, y se ocultó en él. Daiver, empezó a buscarlo por los alrededores.
─Sofía, yo no soy el asesino, confía en mí…Sofía ─dijo el joven con cierto lamento
La chica estaba aterrorizada, tapándose la boca para evitar chillar y así no llamar la atención de su amigo.
─Sofía, nos conocemos desde hace muchos años, he compartido contigo mis secretos, mi tristeza y mis alegrías. Sabes que no sería capaz de hacer algo así.
Daiver vio el brazo de su amiga desde una de las esquinas del faro, se acercó y llamó su atención.
─Venga Sofía, no seas idiota. No vuelvas a separarte de mí, tenemos que estar juntos para sobrevivir ─dijo Daiver tendiéndole la mano a su amiga.
Sofía le fue a tender la mano al joven, demostrándole que no volvería a desconfiar de él. Pero justo en ese momento, el asesino aparece, degollando el cuello de la chica. Sofía intentó gritar, pero fue en vano, se estaba ahogando con su propia sangre. Daiver se abalanzó contra el asesino, pero fue inútil, este huyó de la horripilante escena.
─Sofía…Sofía, resiste.
La vida de Sofía se estaba esfumando, el brillo de sus ojos se había perdido, y sus últimas palabras fueron ─No volveremos a ver muy pronto.
Leonardo apareció por sorpresa en ese momento, quedó atónito viendo como Daiver sujetaba el yacente cuerpo de su amiga.
─ ¿Qué ha pasado? ─Preguntó Leonardo horrorizado.
Pero antes de que Daiver le contara lo ocurrido, un cuchillo sobresalió desde su pecho siendo atravesado desde atrás. Leonardo cayó de rodillas al suelo.
─Malnacido ─dijo con su último aliento de vida.

Daiver estaba horrorizado, tres de sus amigos fueron asesinados delante de sus narices, y en ninguna ocasión pudo hacer nada para salvar sus vidas. el joven se encontraba frente al enmascarado, nuevamente. Pero esta vez el asesino no huyó, sino que se acercó al joven, clavando su mirada. Segundos después, aquel extraño que les había perturbado la noche, el encapuchado enmascarado que asesinó a sus amigos, se esfumó siendo tragado por la oscuridad, y revelando su identidad.

Adam estaba orinando en unos matorrales cuando uno de sus amigos apareció de sorpresa, degollando su cuello y apuñalando su espalda. Iván estaba corriendo junto a Daiver, cuando este, apuñaló su costado provocando su caída, luego se acercó a su amigo Iván, lo apuñaló, y le degolló su cuello. Una vez le rajó el cuello, continuó rasgando hasta arrancarle la cabeza. El verdadero asesino era Daiver, aunque no siendo consciente de lo que estaba haciendo.
Ania apareció de repente, y vio a su amigo con un cuchillo en su mano, junto a los dos cuerpos yacentes de sus amigos. Su rostro se tornó pálido, su cuerpo se paralizó. Daiver se acercó a su amiga, y clavó el puñal en su pecho, siendo así su última víctima. Cuando todo terminó, Daiver salió del campo, y caminó con su cuerpo salpicado con la sangre de sus amigos, por la oscura y larga carretera, en dirección a su casa.

Hace unos meses que Daiver fue diagnosticado con un trastorno de doble personalidad. Su psiquiatra le dijo que esos casos suelen ocurrir en personas que llevan una vida muy estresada y solo quieren escapar de la realidad que viven.


Óscar M. Anton.

El juego del escondite

Auschwitz, 1945

—Papá, vamos a jugar —dijo un niño.
—Ahora no, hijo.
—Venga, papá —le dijo otro niño mientras le tiraba del brazo.
—No estoy bien, hijos.
—Solo es un ratito. Por fi, papá.

El hombre se levantó, miró a los dos niños y les dijo:

—Aquí no podemos jugar, no molestemos a nuestros nuevos amigos.
—No pasa nada, papá, no se molestarán.
—Bien, pero solo un ratito. ¿A qué queréis jugar?
—Al escondite. Tú la llevas —le dijo uno de sus hijos palpándole el brazo.
—Oh, eso es trampa —dijo el padre, haciéndole cosquillas.
—Vale, ¿hasta dónde cuento?
—Con que cuentes hasta veinte es suficiente, nos dará tiempo a escondernos.

El padre se giró y se apoyó en la pared, con los dos brazos cruzados, y comenzó a contar mientras los dos niños corrieron para ocultarse. 

La pequeña familia fue presa de los nazis; se encontraban en Auschwitz, en un campo de concentración.  En su captura, la esposa y madre fue ejecutada delante de sus hijos y marido, a manos de los demonios que se colaron en su casa por la fuerza. Después de eso, tanto el hombre como sus hijos fueron capturados y llevados al infierno, que, en aquel entonces, estaba en la Tierra. A cada uno de ellos les pusieron un número. 2247 era el del padre, 117 el de uno de sus hijos y 271 el del otro. Sus nombres fueron eliminados, así como la voluntad de cada uno.

2247 comenzó a buscar a sus hijos, a pasos lentos y doloridos, pero con una sonrisa, una pequeña pizca de felicidad. Los otros presos lo miraban extrañados, sin entender a aquel hombre que jugaba en un lugar como ese. 

—Oye, estate quieto, vas hacer que nos maten a todos —le dijo uno de los prisioneros.
—Solo estoy jugando con mis hijos, no estoy haciendo nada malo.

El hombre continuó buscándolos; entre tanta oscuridad, no podía verlos, pero sí escucharlos reír.
—Os oigo, pequeñines.
Se acercó a una de las camas donde había varios presos sentados.

—Tus hijos no están aquí —le dijo uno de ellos.
—Me pareció escucharlos.
—Sí, pero aquí no están —le dijo otro con lamento.

El hombre se marchó de allí, y a lo lejos pudo escuchar a alguien decir “pobre hombre”.
—Vamos, pequeños. ¿Dónde estáis? Sois los mejores escondiéndoos.
2247 escuchó muy de cerca cómo uno de sus hijos corría detrás de él, tocando su espalda; el hombre se giró, pero no lo vio, su pequeño fue demasiado veloz.
—Que rápido eres —dijo con una pequeña carcajada acompañada de una tos ahogada. 

Continuó su búsqueda, sin apenas fuerzas, pero con ganas de seguir disfrutando con ellos, atraparlos y abrazarlos.

Para poder caminar, posaba sus delgados brazos en las paredes para impulsarse con las pocas fuerzas que le quedaban. Todavía podía seguir escuchando a sus hijos correr y reír, los escuchaba en cada esquina, el hombre los buscaba siguiendo sus risas.

—Os encontraré, ya casi estoy con vosotros —dijo con una feliz carcajada acompañada con una tos más fuerte y ahogante.

Mientras los buscaba, comenzaron a venir recuerdos a su mente, recuerdos maravillosos llenos de nostalgia, fragmentos felices de una vida ya olvidada. Días en los que él llegaba de trabajar en los campos. 

Su mujer pasaba horas tocando un violín, todavía podía escuchar su hermosa melodía y sentir su beso en la mejilla. Seguido de ese recuerdo le vino un fragmento de cómo jugaba con sus hijos a la pelota o con el columpio, incluso jugaban a los soldados; héroes que cuando necesitaron no estuvieron. Luego, en su mente, todo se volvió rojo, podía escuchar el agonizante grito de sus hijos viendo cómo su madre era fusilada. Podía sentir la rabia y la culpa de no haber podido hacer nada en ese momento.
—Vamos papá, no te distraigas, estamos aquí, búscanos.
—Lo siento, hijos, vuestro padre estaba sumido en sus recuerdos.
—Vamos, papá, encuéntranos, no te distraigas.
2247 prosiguió su búsqueda, aún guiado por las felices carcajadas de sus hijos.
—Papá... Cuando nos encuentres, jugaremos a la pelota, como hacíamos antes.
—Yo quiero que me columpies, papá.
—Lo haré, hijos, lo haré.
—Pero antes tienes que encontrarnos.

El hombre, con la poca fuerza que le quedaba, siguió buscando a sus hijos, cada vez le costaba más mantenerse de pie, cada vez le dolía más tener el brazo apoyado en la pared. Pero no importaba, nada de eso importaba mientras pudiera seguir jugando con ellos. Llegó a un oscuro y húmedo pasillo y, justo al final, vio asomar las cabecitas de sus dos pequeños.
—Os encontré —dijo con una sonrisa llena de alegría.
Comenzó a dar pasos ligeros, la oscuridad del pasillo hacía que cada vez estuvieran más lejos. De pronto, un sonido lleno de nostalgia llegó a sus oídos: era la misma música que su amada tocaba con el violín. Guiado por la sinfonía, continuó por el oscuro pasillo. Por fin los alcanzaría, ahora sí que podría volver abrazarlos. 

2247 pasó varias semanas lamentando la muerte de sus pequeños, culpándose de no haber sido capaz de protegerlos. Cuando fueron capturados, lo separaron de sus hijos. Llevaron a los pequeños a un agujero distinto del suyo, en ese momento se juró a sí mismo luchar para recuperarlos. Pero cuando recibió la noticia de que habían muerto junto a varios presos, perdió las ganas de luchar, de seguir viviendo.

Su esposa e hijos ya no estaban en este mundo, la única esperanza que tenía para sobrevivir en el infierno en el que estaba, había desaparecido. Por ello, solo esperó, deseando que llegara el día en el que pudiera abrazar a sus hijos y volver a sentir el amor de su amada.
El hombre llegó hasta el final del oscuro pasillo donde estaban esperándole junto a su esposa. Al ver a los tres reunidos, otra vez, sus ojos se llenaron de unas alegres lágrimas, se acercó a su familia y los cuatro se abrazaron.

2247.
Nombre real: Mihael.
Murió el 27 de enero de 1945, el día en que el ejército soviético liberó el campo de concentración Auschwitz.



Desolación en Rivergreen

Todo surgió de una extraña niebla roja que apareció en un pequeño pueblo llamado: Rivergreen. 

Todos los habitantes comenzaron a enfermar; nadie sabía que ocurría, era un suceso muy extraño. Una enfermedad que vino de nuestro lago, dejó cientos de víctimas mortales en sólo una semana.

Eran las siete y media de la mañana, a esa hora muchos salen para correr por el verde sendero que lleva al lago del pueblo. Una pareja de corredores fueron testigos de cómo del agua emergió una niebla rojiza. No pasó mucho tiempo cuando la bruma envolvió nuestro pueblo.

Los habitantes comenzaron a sentir extraños síntomas: primero comenzaron a temblar como si tuviesen frío, después vino la fiebre, luego la temperatura de sus cuerpos subía y comenzaban a sudar y, por último, sus ojos eran inyectados en sangre antes de morir. 

Un toque de queda se estableció en el pueblo, nadie podría salir de su casa para no ser contagiados por la mortal enfermedad. Como si pudieras huir de una niebla. 

Varias ambulancias recorrían las calles visitando los hogares, los enfermeros estaban equipados con trajes para repeler el contagio que la bruma traía consigo. Parecían seres provenientes de otro planeta, daba miedo verlos entrar en casa vestidos de esa forma y cargando un maletín lleno artilugios para hacer pruebas a los lugareños. 

Primero te hacían una prueba de agua;  consistía en beber un vaso de cincuenta centilitros de agua de un mismo trago, si consigues beber agua sin toser, descartaban una posible infección, pero aun así se llevaban una muestra de tu sangre para ver su evolución. Si las pruebas daban positivo por la enfermedad, te inyectaban un líquido verdoso que te adormecerá llevándote a la muerte, para así evitar tu sufrimiento. 

Luego incinerarían tus restos. Sabían que cualquiera que estuviese contagiado moría sin remediarlo y sufriría mucho en ese proceso, era por eso, por lo que acababan con su vida. 

Pero si dabas negativo, te harían esperar unos días antes de darte un pase para coger un autobús que el mismo gobierno del pueblo había contratado, para alejar a los que estaban sanos y llevarlos a un lugar lejos de la niebla.

Pasaron varias semanas, muchos nos salvamos de aquella terrible epidemia. Ahora quienes éramos vecinos de un pequeño pueblo, vivíamos separados en distintos lugares del país. 

Nunca supimos el origen de la niebla, pero se cree que fue a causa de la contaminación del lago.

Óscar M. Anton.

ARACNOIDE

Recuerdo una noche, en la que llegué de trabajar, después de haber echado una larga jornada.

Mi perro, de nombre Subaru, no salió en todo el día, tampoco tenía a nadie que lo sacará por mi, vivo solo. Cuando llegué a mi casa, lo primero que hice fue coger la correa, y sacar a mi pequeño de paseo, por lo menos que meara y cagase.

Justo a lado de mi casa, hay un parque canino que es donde suelo ir a pasear a mi perro. Esa noche, ocurrió algo que nunca podré olvidar.

De repente, estando mi perro sujeto con su cadena, desapareció. Quedé extrañado, no era posible lo que ocurrió. Empecé a buscarlo por todas partes, gritando su nombre...pero solo sentí la respuesta del frío parque.

Pasado un tiempo, no recuerdo cuánto, pero no fue mucho. En uno de los árboles, vi una luz de color lila. Entonces, en dirección de aquella luz, escuché el gemido de mi pequeño perro, acompañado de ladridos. Pensando en lo peor, fui corriendo hasta allí, tenía que salvarlo de la persona que le estuviera haciendo daño. Pero cuando llegué...mi perro, mi pequeño Subaru, estaba siendo devorado por una horripilante criatura. El ser era una especie de araña humanoide.

La criatura alzó su mirada con una siniestra sonrisa, enseñándome sus ensangrentados dientes.

Sabía que no podía hacer nada por mi pequeño, y sería demasiado tarde para él, pero no para mí. Así que empecé a correr, tenía que salir rápidamente de allí.

Cuando llegué a la salida del parque, otra criatura, idéntica me sorprendió. El ser se ayudaba con una especie de gruesa telaraña para bajar por la fachada del edificio. En ese momento, quedé paralizado...y la criatura saltó hacia mi.

Por suerte para mí, pude clavarle una de mis llaves en su ojo, su sangre me salpicó, ardía como si fuera ácido, aunque no lo suficientemente fuerte como para provocarme una mortal herida. Mi ataque no bastó para acabar con su vida, pero si para quitármela de encima y escapar de aquellos horribles seres.

Hoy, cuando lo cuento, muchos me toman por loco, pero me importa una mierda la opinión pública, yo sé lo que vi, y lo que digan los demás no me hará olvidar aquella horrible noche.

Óscar M. Anton

Ellos vuelven

─ ¡Mamá, mamá! ¡Han vuelto, han vuelto!
─ ¿Quiénes querida?
─Ellos, son ellos otra vez.
─Hija mía, ellos no pueden hacerte daño.
─Tengo miedo, mamá.
─Ven hija, acuéstate a mi lado.

La niña se metió en la cama y abrazó a su madre, buscando calmar su miedo.

Desde hace un tiempo, la pequeña tiene unas espeluznantes pesadillas o visiones. Parece ser, que un grupo de personas vienen a visitarla a su habitación. La madre y una psicóloga le preguntó quiénes eran, cómo eran, pero la pequeña no sabe diferenciarlos entre hombres y mujeres. "Solo son sombras" dice.

Todas las noches los veo, apoyados y repartidos por las paredes de mi habitación. No puedo ver sus caras, ni sus ojos. Pero sé que me están mirando. Por el miedo, me cubro con las mantas para ocultarme de ellos. Pero esas personas me arrancan la manta, y luego susurran en mi mente, me dicen: "hazlo".

No sé qué quieren que haga, no entiendo, no sé porqué me molestan a mi.

─Mamá, papá, anoche volvieron.

Sus padres miraron a su hija con una expresión de tristeza, de impotencia por no saber qué hacer para ayudar a la pequeña a escapar de su locura.

Mis padres creen que me lo imagino, que son invenciones mías, pero son bastante reales. No sé qué hacer para que me crean. Esta noche pondré mi móvil a grabar. Si, les cogeré, y así demostraré que no me los imagino.

Durante la noche, la pequeña puso su teléfono a grabar y se acostó, seguidamente se cubrió con las mantas y se dispuso a dormir. Pasaba el tiempo, y lo único que el móvil grababa era a la niña durmiendo. Pero hubo un momento en que si captó algo insólito.

De repente, la niña se levantó de su cama y salió de la habitación. Pasaron unos minutos, nadie tocó el teléfono, seguía grabando. Un tiempo después, desde el otro extremo de la casa, se podía escuchar los agonizantes gritos de sus padres.

Lo siguiente que el teléfono móvil grabó, fue a la niña entrar en su habitación, y con un cuchillo que parecía estar manchado de sangre, se acostó en su cama.

Ellos volvieron, me volví asustar. Corrí hasta la habitación de mis padres, pero cuando llegué, me los encontré en sus camas, cubiertos de sangre. Fueron ellos, seguro que fueron ellos ¿por qué lo hicieron? Me arrebataron a mis padres…Ya no sé qué hacer por si ellos vuelven.


La torre abandonada

En un lugar, al borde de la realidad, existe una torre tan grande que podía tocar incluso las estrellas. En esa torre, se cuenta, que encerraron a la princesa Zafiro, por su rebeldía por no querer casarse con la persona que sus padres escogieron.

Una noche, un joven soldado montaba en su caballo, yendo a su hogar. Hacía mucho tiempo que no veía a sus padres. Regresaba de una guerra, cada día temía por su vida, cada día pensaba que no volvería a llevarse a la boca el estofado de conejo de su madre.

Pasando por los pies de la torre, el joven soldado paró, admirando la torre y su gran altura.

―Qué lugar tan alto. Estoy seguro que desde allí arriba se puede ver el mundo entero.

Entonces, y sin esperarlo, el joven escuchó el lamento de una mujer, que venía de la lejana altura de la torre, parecía un eco “Ayuda, que alguien me ayude” decía el eco.

―Triste dama, dígame ¿qué puedo hacer por vos?

El soldado esperó unos segundos, pero la doncella no le respondió.

―No temáis. Mi nombre es Patrick, soy un valeroso soldado, y voy a rescatarla.

Patrick bajó de su caballo y corrió hasta la entrada de la torre; estaba todo oscuro, solo podía percibir el frío y el hedor por los años de abandono. Pero no importaba, solo quería rescatar a la dama que pedía ayuda desde lo más alto. El joven soldado desenfundó su espada, y entró en la torre. Corrió y corrió evitando los escombros caídos hasta que llegó a una escalera de caracol.

―Parece peligroso, pero no puedo quedarme aquí, tengo que rescatarla.

Alzó su espada y a gritos de valentía subió corriendo escaleras arriba, sin darse cuenta que la vejez de la torre pasó factura, y uno de los escalones rompió cayendo el soldado al suelo.

Patrick, tirado en el suelo y aturdido por el golpe en la cabeza, miró hacía arriba. Entonces, volvió a escuchar el eco “Ayuda, que alguien me ayude”.

Frunció el ceño y se levantó. Volvió a la escalera y comenzó a subirla, pero esta vez con algo más de cuidado.

―No temas, mi triste dama, la rescataré por encima de mi vida.

No sabía cuánto tiempo había pasado, el final de la escalera cada vez era más lejano. Patrivk estaba cansado, pero no se rindió. Siguió subiendo y subiendo, el tiempo pasaba, pero para el soldado era como si estuviera congelado.

Por fin llegó al final de la escalera. Una vez arriba, lo único que podía ver era más oscuridad, solo un pequeño haz de luz lunar vió al final del largo pasillo. El soldado caminó siguiendo esa luz, muy atento a sus alrededores. Mientras seguía su caminó volvió a escuchar el eco de la joven, pero esta vez, fue repetidas veces.

“Ayuda, que alguien me ayude”, “Ayuda, que alguien me ayude”, “Ayuda, que alguien me ayude”, “Ayuda, que alguien me ayude”, “Ayuda, que alguien me ayude”,“Ayuda, que alguien me ayude”,“¡Ayuda, que alguien me ayude!” Exclamó el eco por último, con un agonizante grito.

El soldado corrió por el oscuro pasillo, utilizando como su guía tanto el eco como el haz de luz. Llegó hasta el final de su camino, entre la masa oscura podía percibir una pequeña mesita y una cama. Enseguida se dio cuenta de que era una habitación. <<¿Será esta su celda?>> pensó.

Entró en el frío, húmedo y oscuro lugar. Buscó, pero no veía nada, ni a nadie. 

Mientras caminaba observando cada rincón, notó como un frío viento le envolvió. No sería extraño si no fuese que aquel viento, seguidamente le desenvolvió alzando el brazo del soldado como señalando. Patrick quedó algo extrañado y pensativo, era como si el mismísimo aire lo quisiera guiar. Caminó en dirección a donde su cuerpo, de forma inconsciente, había señalado.

Caminando, muy despacio, notó que había chocado contra algo. Agachó la mirada y por fin había encontrado a la triste dama. Pero no como él se la esperaba, la joven estaba muerta. Pero aún así, supo enseguida que era ella quien pedía ayuda desde más allá del tiempo. Patrick se arrodilló hacía ella, mostrando piedad y tristeza.

―Mi triste dama, no dejaré que pase más tiempo aquí.

El soldado levantó el cuerpo de la joven, y se la llevó a las afueras de la torre. Cuando fue a montarla en su caballo, vio en su cuello un collar con su nombre: “Zafiro”.

―Princesa Zafiro. Conozco tu historia, todos los caballeros y soldados la conocemos. No la llevaré a su hogar, la enterraré en mi panteón familiar para que no vuelva a sentirse sola nunca más.

Desde ese momento el soldado no se enamoró nunca de ninguna otra joven, esperó los días hasta su muerte, para así descansar junto a la princesa.


Óscar M. Anton.

El Vigilante

El vigilante

Adoro mi trabajo, si ¡Es verdad! Soy vigilante de seguridad en un hotel de la costa. Mi trabajo consiste en sentarme, y observar las cámaras de seguridad, y cada cierto tiempo, pasear por el hotel por si veo algo inusual o encuentro algún intruso. Pero, una noche, sí que vi algo inusual.


Estaba sentado observando las cámaras de seguridad. De repente, la cámara número 24, me llamó bastante la atención. Estaba grabando el interior de una de las habitaciones del hotel, por normas, y leyes, no tenemos cámaras de seguridad en ninguna habitación, no entendía qué hacía esa cámara en la habitación 312.


Empecé a observar las imágenes detenidamente. Veía a un hombre, como si estuviera preocupado, dando vueltas sin rumbo por la habitación. Parecía que estuviera nervioso. De repente, le vi discutir con alguien, aunque la cámara no captó ninguna imagen de la otra persona.


Aquel hombre se dirigió rápidamente en dirección hacia la ventana, parecía furioso. De repente volvió, y comenzó a caminar sin rumbo por la habitación nuevamente.


No entendía que ocurría, pero mi obligación es comprobar que todo está bien. Así que cogí mi porra, las llaves, y me dirigí hacia la habitación. Una vez llegué, cogí la llave de la habitación 312 que guardé en mi bolsillo, y abrí la puerta. Al entrar, quedé extrañado, no podía ver a nadie, todo era silencio. Entonces pensé que se había marchado, escapado de aquel con el que discutía.


Empecé a buscarlo por todo el hotel, tanto a él, como al intruso invisible, pero no conseguí dar con ninguno de los dos. Volví a la sala de vigilancia para buscarlo a través de las cámaras. Y lo que me encontré me dejó marcado de por vida.


Aquel hombre estaba colgado en el techo, su cuerpo se zarandeaba como un péndulo, mientras temblaba, como si le hubiera dado un ataque. Volví corriendo a la habitación para intentar ayudarlo, pero allí, no había nada.

Llamé corriendo a mis superiores, y me tomaron por loco. Me dijeron que mi mente me estaba jugando una mala pasada por el cansancio, que era algo normal en los trabajos nocturnos, decían. Pero yo sé lo que vi.

Tiempo después, me enteré, que años atrás, en la habitación 312 un hombre fue encontrado muerto. Se había quitado la vida con una soga. Desde entonces, la habitación permanece cerrada.


Óscar M. Anton


Atrapado en la noche

Noche 1.

Querido diario, hoy es 31 de agosto, son exactamente, las 23:23 de la noche.

Estaba acostado, intentando dormir, pero una sombría figura está postrada en la pared, sin apartar la vista de mi.

En estos momentos, que escribo estas palabras para dejar constancia de lo que veo, está detrás de mí. Me giro, pero sigue ahí, acechando me, no sé qué será de mí esta noche…si me ocurriera algo…me entra sueño, mucho…sueño…………………


Noche 2

Querido diario, hoy es 31 de agosto, son exactamente, las 23:23 de la noche.

Estaba acostado, intentando dormir, pero una sombría figura está postrada en una de las esquinas de la pared, sin apartar la vista de mi.

En estos momentos, que escribo estas palabras para dejar constancia de lo que veo, está detrás de mí. Me giro, pero sigue ahí, acechando me, no sé qué será de mí esta noche…si me ocurriera algo…me entra sueño, mucho…sueño…………………


Noche 3.

Querido diario, hoy es 31 de agosto, son exactamente, las 23:23 de la noche.

Estaba acostado, intentando dormir, pero una sombría figura está postrada en un lateral de mi cama, la tengo cerca, no puedo escapar de la habitación, me da miedo acercarme a ese ser. En estos momentos, que escribo estas palabras para dejar constancia de lo que veo, está detrás de mí. Me giro, pero sigue ahí, acechando me, no sé qué será de mí esta noche…si me ocurriera algo…me entra sueño, mucho…sueño…………………


Noche 4.

Querido diario, hoy es 31 de agosto, son exactamente, las 23:23 de la noche.

Estaba acostado, intentando dormir, pero una sombría figura está postrada justo detrás de mí, noto su mano apoyada en mi silla, noto su mano tocando mi espalda. Su tacto es extraño, pero lo he sentido alguna vez, es como cuando tienes hormigueo.


Noche 5.

En estos momentos, que escribo estas palabras para dejar constancia de lo que veo, está detrás de mí. Me giro, pero sigue ahí, acechando me, no sé qué será de mí esta noche…si me ocurriera algo…me entra sueño, mucho…sueño…………………


Noche 6.

Querido diar………………………………..



En aquel banco

Me gusta bajar al parque todos los días, para sentarme en aquel banco. Creo que es el único rincón de este mundo donde se respira paz y tranquilidad. Desde el banco, veo a los niños jugar, sus padres y madres hablar entre ellos, es un lugar lleno de armonía donde todos tenemos cabida.

Lo que no sabía, que en mi última visita, iba a tener una agradable compañía.

– Hola, muy buenas tardes –me dijo una voz ronca.

Entonces miré a mi izquierda y vi una cara muy familiar.

–Hola –le dije con una agradable sonrisa.

– ¿Qué tal estás, hijo?

–Estoy muy bien. ¿Y tú? ¿Qué tal estás?

–Estoy muy bien. – Me dijo con una sonrisa llena de tranquilidad.

–Cuéntame, ¿Que te trae hoy por aquí? ¿Volviste a tener un mal día?

–Si, justo es eso. Más que un mal día, ha sido un día infernal –dije con cierto lamento.

Él me miró fijamente, y luego me sonrió acariciándome la cabeza.

–Mi mujer y yo hemos discutido. Hoy era el cumpleaños de la pequeña Sally, y no me acordé. Mi mujer se enfadó muchísimo, reprochándome que no quiero a mi familia… Pero si vivo día a día por y para ellas. ¿Cómo puede pensar eso?

–Estás muy volcado en tu trabajo, y eso te está trayendo problemas.

–Si yo no trabajara tanto, mi mujer tendría que trabajar también, y entonces será más difícil darle a Sally la atención que merece.

–Que va, yo y mi mujer sacamos adelante a nuestros hijos, trabajando los dos, y dándoles los dos toda la atención. Si os organizáis los dos, verás que no es tan difícil.

–Creo que tienes razón –le dije.

– ¿Creés? Jaja. Por supuesto que la tengo.

–Si, tienes razón, como siempre.

Su consejo me ayudó muchísimo, pensé y pensé, y por más que mi cabeza diera vueltas, sus palabras tenían toda la coherencia del mundo.

Me acerqué a él, y le di un abrazo, luego le susurré:

–Muchas gracias, abuelo. Tienes que saber que papá te echa de menos.

–Yo también os echo de menos a todos –me dijo con una sonrisa que transmitía paz.


Me gusta bajar al parque todos los días, para sentarme en aquel banco, porque es el único lugar donde puedo volver a reencontrarme con mi abuelo.


Óscar M. Anton

El ahorcado

Una noche, pasó un hombre por debajo de un edificio abandonado, era verano, pero por una extraña razón, en aquella fachada hacía mucho frío. El hombre siguió caminando, pero escuchó una voz que le llamaba desde uno de los balcones.

╾Por favor, ayúdame.

╾ ¿Se encuentra usted bien? ¿Qué necesita? ╾Preguntó.

Pero su respuesta era la misma: <<por favor, ayúdame>>.

Aquel señor entró en el edificio, buscando la voz para socorrer a la persona que le pedía ayuda. En el portal, no había luz, así que encendió la linterna de su teléfono móvil y subió hasta el primer piso, aún escuchando y siguiendo la llamada de auxilio. Cuando llegó al rellano del primer piso, se encontró con una de las puertas abiertas. Escuchó la voz más fuerte, entonces supo que provenía de esa casa, entró en ella.

Buscó por el interior, entre tanta oscuridad solo podía distinguir algunos muebles, pero no veía a nadie.

╾ ¿Hola? Dígame donde se encuentra.

╾Estoy aquí ╾le dijo una voz que provenía del salón comedor.

El hombre caminó hasta la dirección de la voz, pero de repente, sintió como una fuerza invisible le agarraba el cuello. Intentó librarse de ella, pero le fue imposible. La fuerza invisible lo alzó hasta el techo y allí quedó colgando.

Los meses habían pasado y no había rastro del desaparecido hombre, hasta que un joven, pasó por delante de la misma fachada y escuchó como alguien le pedía ayuda. Entró en el portal, y siguiendo la voz, subió hasta el primer piso y entró en la casa. Buscó por el interior de la casa, pero no veía a nadie, entonces, una voz le hizo ir hasta el salón comedor. Al llegar, notó como algo golpeaba su hombro, miró hacia la dirección en la que notó el pequeño golpe, pero no vio nada…hasta que la luz de la linterna alumbró a unos pies colgando. Alzó la vista hasta el techo y se encontró, al mismo hombre que meses atrás no eran capaces de encontrar, ahorcado en el techo. Pero lo más espeluznante fue que ese hombre, no estaba solo, el techo estaba cubierto por cuerpos que colgaban y se balanceaban.

El joven se giró hacía atrás para salir de allí corriendo, pero una fuerza invisible, que parecía una cuerda, le agarró el cuello y colgó su cuerpo en el techo.

Mar de cadáveres 

El día apuntaba para ser un día magnífico; un brillante y espléndido sol iluminaba todo a su alrededor, obsequiando con su calor. Fue por ello, que Ander, avisó a sus amigos, y juntos planearon un hermoso día de playa, en el camping "Los Alfaques".

Todo estaba preparado; la nevera portátil con comida y botellines de cerveza, un par de sombrillas y como no, unas toallas para tumbarse en la arena. Les esperaba un rato de carretera para llegar a la playa, y una vez llegaron, buscaron el mejor hueco para ponerse, no les fue muy difícil, ya que, extrañamente, la playa estaba desértica. Entonces colocaron todas sus cosas, y se desvistieron.

–¡Joder, Ryan, que puto asco, tío! –Exclamó Ander, al ver que Ryan se había quitado toda su ropa mostrando su atributo.

–¿Qué pasa? No hay nadie, no seas ofendidito.

–No soy un "ofendidito", pero tampoco me gusta ver una jodida polla colgando.

Aún así, Ryan hizo caso omiso a las palabras de Ander, y se tiró al agua completamente desnudo.

Algo extraño ocurrió, habían pasado varios segundos, pero Ryan no emergió del agua.

Tony y Ander se miraron el uno al otro, con una expresión de extrañeza, luego seguidamente corrieron al agua para asegurarse que su amigo estaba bien.

Una vez estaban ambos en el agua, empezaron a buscarlo, llamándolo, buceando. Hasta que de repente, algo o alguien agarró a Ander fuertemente a sus espaldas.

– ¿La sientes? Jujuju.

–¡Joder! ¿Qué coño haces? No me gustan estas bromas, pasa tu polla por la rocas –dijo Ander con furia.

–Ryan, siempre estás igual, cualquier día, uno de nosotros te asesinamos. Ahora no hay nadie, podríamos hacerlo –dijo Tony.

–Pero me queréis demasiado -dijo Ryan con expresión burlona.

Todo fueron gritos enfurecidos y risas, por eso, ninguno se dio cuenta de lo que realmente había bajo el agua, hasta que esa cosa, agarró a Tony y lo arrastró hasta la profundidad.

Ander y Ryan creyeron que podría ser una broma, pero de repente la zona en la que estaban se tiñó de rojo, y pedazos del cuerpo de su amigo emergieron; un brazo, una pierna, el tronco, y por último, la cabeza.

Los dos amigos gritaron de terror y angustia, luego corrieron lo más rápido que pudieron, para salir del agua. Pero Ander, se había quedado atrás, no podía seguir avanzando. Gritó el nombre de Ander, pero cuando miró hacia atrás, lo que vio lo dejó paralizado. La figura de unos extraños hombres emergieron del agua, agarraron a su amigo, y empezaron a despedazarlo.

Ander no creía lo que sus ojos estaban viendo, aquello que estaba viviendo supera cualquier historia de ficción, cualquier hecho imaginario. Corriendo, llegó hasta la orilla, echó solo un vistazo hacia atrás para ver si le seguían, y justo en ese momento vio como varias figuras fantasmales salían del agua: hombres, mujeres y niños, parecía que la multitud, que debería estar en la arena, estaban todos bajo el agua.

Siguió corriendo, y corriendo, superando todos sus límites físicos. Al llegar al coche, otro grupo de fantasmas, le estaban esperando.

Nunca más se supo de los tres jóvenes que fueron a pasar un día de agosto, en la playa.


1978, camping Los Alfaques.

El peor accidente que se recuerda en la historia ocurrió en el camping Los Alfaques. Un camión que transportaba propileno, explotó, carbonizando a más de 100 personas.

Óscar M. Anton

La bailarina

Hubo una vez, una talentosa bailarina de Ballet, su nombre era Lucía. Cada vez que salía al escenario, deslumbraba al público. Su talento era admirado por quienes la conocían, y deseado por quienes la envidiaban.

Una noche, al acabar la función, salió del teatro. Iba caminando hacía su casa cuando, desde lejos, apreció dos luces que la golpearon, las luces eran los faros de un coche. Dos mujeres se bajaron del automóvil y se acercaron al inerte cuerpo de la bailarina, una de ellas se agachó a comprobar su pulso.

╾Está muerta…¡Está muerta! ╾dijo una de las jóvenes con nerviosismo.

╾Helena, tranquilízate, eso queríamos ¿no? Quitarla del medio ╾dijo la otra joven con un tono frío.

╾No, pero no así. Solo era impedirle bailar, no matarla.

╾No importa, así ya no nos molestará más. Ayúdame a cogerla, no podemos dejarla aquí, a la vista de todos.

Ambas cogieron el cuerpo de Lucía y la metieron en el maletero. Condujeron hasta las afueras de la ciudad, cuando se aseguraron de que se habían alejado de la población, pararon el coche en un arcén. Cristina, que así se llamaba una de las jóvenes, se acercó al maletero, lo abrió y vio que la bailarina la miraba fijamente, aún seguía viva. La mujer al darse cuenta de que no había muerto, la agarró del cuello, y apretó hasta ahogarla. Una vez que se aseguró que estaba muerta, agarró una bolsa de cuero y se dirigió hacía su amiga.

╾ ¿Qué ha ocurrido ahí atrás?

╾La muy perra aún seguía viva, tuve que rematarla.

╾ ¡¿Cómo?! ¡Podíamos haberla llevado al hospital.

╾ ¿Te has vuelto loca? Bien sabes lo que nos pasaría después ¿Quieres acabar en la cárcel?

╾No, no quiero.

╾Pues entonces es lo que tenemos que hacer.

Cristina y Helena bajaron del coche, se acercaron al maletero, cogieron el cuerpo de la bailarina y lo cargaron por un camino desolado, cubierto de arbustos y hierbas secas. Cruzaron las vías de un tren, y llegaron y llegaron hasta los acueductos.

╾La dejaremos aquí, dijo una de las jóvenes.

╾¿Aquí?.

╾Si, aquí.

Cristina abrió la bolsa de cuero y sacó un serrucho. Elena se impresionó al verlo.

╾Tenías intención de matarla desde un principio…eres…eres una asesina.

╾No eres quien para juzgarme, tú, que estás aquí también. Por supuesto que tenía intención de matarla ¿De que sirve romperle una pierna? De esta manera ya no brillará más.

Cristina, con sierra en mano, se agachó y empezó a cortarle una de las piernas. Helena no podía seguir mirando la atroz escena, así que se tapó los ojos, pero podía sentir el sonido de la sierra rasgando los huesos de la bailarina.

╾Ya he terminado ╾dijo Cristina mientras agarraba una de las piernas de Lucía y las separaba del cuerpo. ╾Así me aseguraré que no pueda bailar ni estando muerta ╾dijo con una siniestra sonrisa.

Habían pasado unas horas y el cuerpo de Lucía yacía bajo tierra. Ambas chicas se alejaron del lugar y se dirigieron al coche. Luego se marcharon, dejando atrás su fatídico crimen.

Habían pasado varios meses de lo ocurrido. Lucía había sido dada por desaparecida.

Una noche, Helena estaba viendo la televisión mientras cenaba tranquilamente, pero esa tranquilidad se vio interrumpida por el estruendo ruido que provenía desde el fondo del pasillo de su casa.

Aquel ruido la alarmó, pausó la serie, y se dirigió buscando aquello que había provocado el sonido. Se le pasó por la mente que sería cualquier cosa que se hubiera caído. Pero eso también la asustó ya que, estaba todo cerrado, y ella vive sola ¿Cómo podía haberse caído algo? pensó. Podría ser una mala colocación del objeto o podría ser que no. Caminó por el pasillo entrando en el cuarto de baño, miró a su alrededor, pero allí no había nada tirado en el suelo.

Salió del cuarto de baño y se dirigió a una habitación que usaba ella como biblioteca. Volvió a mirar a su alrededor, pero no vio nada tirado en el suelo. El único sitio de la casa donde quedaba por comprobar, era su habitación, así que se dirigió a ella. Entró en su cuarto, encendió las luces y vio su caja de música tirada en el suelo. Se acercó a ella y la recogió devolviéndola a la repisa.

Cuando se volteó para salir de la habitación, algo llamó su atención. La caja de música empezó a sonar. Cristina se giró sorprendida, y dirigió su mirada hacía la pequeña bailarina que volteaba sin parar al ritmo de la música. La joven creyó que se había roto o algo por la caída. Seguidamente la cerró para que dejara de sonar. Luego, salió de su habitación y se dirigió al salón para seguir viendo la serie. Mientras caminaba por el pasillo, volvió a escuchar la música de la cajita. Volvió a dirigirse a la habitación, cuando fue a entrar, la música de la caja paró. Cristina estaba empezando a sentir nerviosismo, un nerviosismo mezclado con miedo. Ese sentimiento se hizo más grande al escuchar como la música venía del salón, volvió a voltearse para dirigirse hacía allí, pero algo la frenó, era el sonido de una risa espeluznante. 

Al escuchar la risa, Cristina se quedó totalmente paralizada, fría, sin saber cómo reaccionar. De repente vio como una cabeza se asomaba por la esquina de la pared del pasillo. Era de un blanquecino rostro pálido, de sus mejillas brotaban lágrimas negras. Aún así Cristina reconoció ese rostro, se trataba de Lucía, la misma que asesinó junto a su compañera.

Cristina corrió hasta la biblioteca para coger su teléfono móvil y llamar a Helena. Lo que no sabía era que Helena estaba muerta, tenía los huesos de su cuerpo rotos, y su cabeza puesta del revés. El móvil de Helena sonaba al lado de su destrozado cuerpo. Luego llamó al 112, el número de emergencias.

╾Emergencias, dígame.

╾Por favor, necesito ayuda.

╾ ¿Cuál es su situación?

╾ Algui…No, Lucía, es Lucía…viene a por mi, por lo que le hicimos.

╾Disculpa, no la entiendo.

Lucía, la joven desaparecida, fuimos mi amiga y yo quienes la asesinamos y enterramos junto al acueducto. Pero ha regresado, está aquí, después de muerta…y quiere matarme ¡Necesito…╾se cortó la llamada. ╾ ¡Joder! ╾exclamó con un grito.

Cristina salió de la habitación dispuesta a escapar de su casa. Pero cuando llegó al pasillo pudo ver la figura fantasmal de Lucía. El ente era translúcido y blanquecino, solo pudo ver medio cuerpo flotando, ya que no tenía piernas. El fantasma de Lucía arqueó su brazo derecho hacía arriba, luego estiró y arqueó su brazo derecho hacía su pecho. Posteriormente empezó a girar mientras recorría el pasillo. Cristina no lo soportó más y se encerró en la biblioteca. Colocó la mesa que tenía dentro para obstruir la puerta, pero de nada le sirvió, el fantasma de Lucía apareció de repente tras ella y la miró fijamente con sus ojos muertos. Cristina gritó aterrada. Su cuerpo empezó a encogerse en sí mismo, rompiéndose los huesos de su cuerpo, no pasó mucho tiempo cuando Cristina cayó muerta al suelo.

Gracias a la llamada de Cristina a emergencias, el cuerpo sin vida de Lucía fue encontrado. Ahora su cuerpo reposa en paz en el cementerio, pero su alma no descansará tranquila.


El cine en mitad de la calle

Había terminado su jornada laboral. Era cocinero, así que ya el día había terminado hace bastante rato. Caminaba por en medio de la masa oscura que envolvía la calle, siempre iba por el mismo camino, era el más cercano a su casa, cuando de repente se cruza con un edificio que nunca había visto. Era un cine. A Víctor le pareció bastante extraño, eran varios años pasando por el mismo lugar, conocía cada rincón de la calle, cada bloque, cada casa, y jamás había visto ese edificio. Al acercarse, se percató de que estaba abierto. Alzó la vista para ver la cartelera, la película que se emite se titula: Retazos. Luego, se acercó a la taquilla y habló con la persona encargada de vender las entradas.

─Hola.
El taquillero le dirigió la mirada, tenía una expresión serena, pero a la vez triste.
─Buenas noches, señor.
─Disculpa, ¿Cuánto tiempo llevan abierto?
─No lo sé. Llevo aquí desde siempre.
No era la respuesta que Víctor esperaba, pero no le quiso preguntar nada más, pensó que no le iba a sacar nada.
─Bien, deme una entrada.
Cuando el taquillero le dio la entrada, Víctor quiso sacar dinero para pagarla, pero el taquillero le negó el pago, permitiéndole entrar.
─Puede pasar, no se preocupe por el dinero.
Víctor le miró con cara de sorpresa, luego le dijo: ─Vaya, gracias ─con una sonrisa.
El taquillero dio una entrada. Una vez Víctor se dirigió al lobby. justo allí se encontraba el dependiente de las palomitas, que también se encarga de comprobar las entradas e indicar hacía la sala donde se proyecta la película. El dependiente le invitó a que entrara en la sala 01. Una vez entró, buscó su butaca asignada, era la la silla 17, justo al lado del escalón a.m. Mientras subía las escaleras, empezó a echar la vista a su alrededor, veía a varias personas sentadas, mirando fijamente, y sin pestañear, una pantalla apagada. Le pareció algo extraño, Victor miraba la pantalla, pero estaba totalmente negra.
Hizo un gesto de no entender nada, y siguió buscando su asiento. Una vez lo encontró, se sentó, en ese momento apareció un acomodador, iba vestido como con un traje de marinero de color rojo. con una bandeja de chucherías, palomitas y bebidas.
─ ¿Le sirvo algo, señor? ─Le preguntó a Víctor.
─No llevo dinero ─le respondió Víctor.
─No se preocupe, usted ya ha pagado.
─No, que va ─dijo Víctor con cierto asombro.
─No se preocupe, señor, no tiene que pagar nada.
El joven pensó que estaba ocurriendo algo extraño, pero también se le pasó por la mente que podría ser algún tipo de publicidad.
─Muchas gracias, le tomaré la palabra, me llevaré un bote de palomitas y una coca cola.
Una vez el acomodador sirvió a Víctor, el joven, se sentó en su butaca. De repente un aire frío le recorrió por el cuerpo, tembló, dirigió su mirada hacía la pantalla, y esta empezó a proyectar una serie de videos. Parecían videos caseros, rodados por una cámara de la década de los 90s.
En la pantalla, Víctor veía a un pequeño niño correr por un paisaje de playa muy soleado, totalmente lleno de personas. Víctor no podía ver al niño, ya que, el video parecía ser grabado en primera persona, pero sí sabía que era un niño por cómo reía. Después de que el infante pasara unos segundo corriendo por la orilla del mar, se dio la vuelta y dirigió su mirada hacía un hombre y una mujer, parecía que eran sus padres.
Se acercó a ellos, y agarró sus manos a la par. Víctor sonrió con melancolía y cierta tristeza.
En la siguiente escena, se veía a un adolescente, junto con otros chicos, pegando patadas en el suelo a otro jóven más o menos de su edad. En ese momento Víctor sintió pena y arrepentimiento.
Luego se veía a un jóven trabajando en un restaurante, siendo abucheado por el dueño del negocio, gritándole duras palabras.
Después y por último, Víctor vio cómo el jóven corría angustiosamente, parecía que estaba huyendo de alguien. El jóven del video echó la vista atrás, y en efecto, una misteriosa persona encapuchada, le perseguía sin parar. Se vio como el jóven del video se ocultó dentro de un portal y empezó a recuperar aire. Sacó la cabeza, y cuando vio que nadie le perseguía, siguió su camino, corriendo. Pero justo al llegar a una esquina, la misteriosa figura que le perseguía lo apuñaló en el costado. El joven del video cayó al suelo, y el extraño encapuchado siguió apuñalando al jóven seguidamente sin parar. Luego, se quitó la capucha y Víctor reconoció a esa persona, era el mismo chico al que en el segundo video pateaba sin parar mientras el resto le animaba. Fue cuando Victor recordó que todo lo que había visto eran recuerdos. Se dio cuenta que estaba muerto, y el lugar en el que se encuentra, junto con los demás espectadores es un purgatorio en el que cada minuto, cada hora, cada día, sin parar y por toda la eternidad, verá retazos de su vida hasta su muerte, a la hora indicada en su teléfono móvil: 01:17 am.

Óscar M. Anton

Dar vida a la forma

Soy el doctor Frank, y yo, he destruido el mundo.

Durante muchos años he estado buscando una cura para prevenir la muerte cerebral, y por fin, después de casi diez años de incansable trabajo, encontré la cura. Se hicieron diversas pruebas a pacientes y casi todos los resultados fueron favorables. Muchas familias sintieron paz al volver a ver a sus seres queridos sonreír cuando habían perdido la esperanza, cuando habían asimilado que sus cuerpos quedarían inmóviles, para siempre. Pero siempre he sido muy avaricioso, y quería más, mucho más… Está vez el objetivo no era curar la muerte cerebral, sino, resucitar un cerebro ya muerto. Pasé algunos años de investigación y creación, pero no daba con resultados, probé de todo, y con casi todo ser vivo.

Mi última creación fue una pequeña forma de vida, era una larva que se hospedaría en el cerebro de un paciente, viviría como un parásito, permitiendo que la persona siga viviendo, mientras pueda seguir alimentándose de él. Un día, en el hospital donde trabajaba en mis investigaciones, murió un joven veinteañero, había tenido un accidente con su moto. Su cuerpo seguía vivo, pero su cerebro había muerto, era un ejemplar fresco, perfecto, así que robé su cuerpo y le implanté una de mis larvas. Abrí su cráneo, y le introduje una de las criaturas en el cerebro, justo en el El tronco encefálico. Luego volví a tapar su cerebro, y cosí su cabeza.

Me quedé esperando, pero el joven no respondió. Pero aún así mi esperanza de que el experimento saliera bien no había desaparecido. Media hora después, el joven despertó, celebré con una gran alegoría, triunfé, encontré una forma de resucitar un cerebro muerto. Estudié al joven, le pregunté cómo se encontraba, pero no obtenía respuesta. El joven me miró, clavó su mirada en mí, sus ojos no tenían alma, parecía que estaban muertos… De repente me atacó, me agarró del brazo, pero logré liberarme, pero se lanzó encima de mí. En ese momento unos guardias que habían escuchado los ruidos irrumpieron, se encontraron con aquella extraña escena, les supliqué ayuda, les dije que me quería matar.

Los guardias dispararon al joven, lo acribillaron a balazos, pero el chico se levantó y se dirigió a ellos. Debería estar muerto, no podía seguir vivo. Juro que vi como las balas atravesaban su cuerpo, para él, no era nada.

El joven se acercó a aquellos hombres armados inútilmente, y la escena que vi parecía sacada de una horrorosa pesadilla. A uno de los guardias lo decapitó y al otro le atravesó el pecho, destrozándolo. Luego, empezó a comérselos. Aproveché que aquel monstruo estaba ocupado comiendo para escabullirme y escapar de allí.

Han pasado casi dos años de lo ocurrido, y aquel día fue el comienzo del final de la humanidad.
Son pocos los que quedamos con vida, y son muchos los que todavía piensan que esos monstruos mueren de un disparo en la cabeza, pero no, no es tan simple, para matar a la bestia primero tienes que acabar con su huésped.


Gatos del Demonio

Elías es dueño de dos gatos, uno de color negro, y otro de color rojo y gris ceniza. El trabaja como desarrollador de videojuegos, su empresa le obligó a viajar a otra ciudad en donde también tienen un estudio, allí trabajará de apoyo en el desarrollo de uno de los juegos que están trabajando. A Elías no le quedó más remedio que obedecer, pero, le era muy difícil, no podía irse y dejar solos a sus gatos durante el tiempo que estuviera fuera, pero tampoco se los podía llevar él, así que contactó con uno de sus amigos, Enrique, para pedirle el favor de que se los cuide los días que él esté fuera. Su amigo accedió a hacerle el favor.

Durante cada mañana y cada tarde al anochecer, Enrique iba a la casa para el cuidado de los gatos; limpiaba el arenero, llenaba el comedero y bebedero, y, posteriormente, se iba. Pero un día, y sin saber cómo, perdió las llaves de la casa. Las buscó por todas partes, pero no daba con ellas, se quedó extrañado, pero sobre todo preocupado, si dejaba la casa ese día no podía volver, y no sabía cuando volvía Elías.

Llamó a su amigo para explicarle lo ocurrido, Elías le dijo:

─No te preocupes, yo tengo otras. ¿Podrías quedarte esta noche allí, es solo esta noche, mañana vuelvo al medio día.
─Si, sin problema, puedo quedarme esta noche. Mañana me despierto, los atiendo y me marcho, ya el resto será cosa tuya.
─Perfecto, muchas gracias.

Aún era demasiado temprano, Enrique no tenía sueño aún, así que buscó una forma de entretenerse para matar el tiempo. Su amigo era poseedor de una Xbox series X, la encendió y estuvo jugando hasta pasada la noche. El joven se acostó en una de las habitaciones. Pasados unos minutos, escuchó un fuerte ruido, se levantó de la cama, alarmado, salió corriendo de la habitación para ver que habían liado los gatos, se dirigió al salón comedor, y se encontró que uno de los gatos había tirado una lámpara decorativa que allí había, estaba totalmente destrozada, estaba esparcida en pedazos por el suelo. El chico agarró una escoba y empezó a barrer el suelo para recoger los trozos de la lámpara.

─Veréis cuando venga Elías, la que os va liar. Una vez terminó de barrer, se dirigió a la habitación y se acostó. Había pasado un rato bastante largo, le costó coger el sueño, pero por fin lo había logrado, cuando de repente, notó como algo ligero, pero a la vez pesado, caía encima de él. Abrió los ojos, estaba totalmente a oscuras, apenas podía percibir nada, salvo unos ojos brillantes clavados en su rostro.

Enrique se horrorizó y dio un sobrecogedor grito. Pocos segundos después se dio cuenta de que era el gato negro de su amigo Elías. Lo agarró para quitárselo de encima, el gato alzó unas de sus patas y le degolló el cuello. El joven se lo sujetó fuertemente, la sangre brotaba entre los dedos de su mano, sentía como se ahogaba. El otro gato dio un salto y se puso encima de las piernas del joven, se acercó a él, tenía las llaves de la casa en su boca, las dejó caer encima de Enrique, luego, le lamió la sangre de los dedos.

Enrique cayó sobre la almohada, los gatos olisquearon su cuerpo llegando hasta la barriga, justo después, le empezaron a dar mordiscos, el joven no podía defenderse, solo podía gritar de dolor. Aquellos mordiscos lo abrieron en canal, luego, devoraron sus entrañas. Para ese entonces, Enrique ya estaba muerto.

Al día siguiente, Elías llegó a su casa, saludó a sus pequeños amiguitos, notó que estaban manchados de una sustancia extraña, Elías los miró fijamente y les sonrió.

─ ¿Otra vez? me vais a dejar sin amigos ─les regañó.

Caminó por la casa y llegó hasta la habitación donde estaba su amigo muerto y casi devorado.─ Gatos del demonio, a ver cómo limpio ahora este desastre ─dijo antes de cerrar la puerta.