Horror en Halloween

Horror en Halloween
Sinopsis
Blung, una bruja a la que condenaron hace 600 años, regresa en la noche de Halloween trayendo consigo el horror a una pequeña ciudad.


La macabra noche de las brujas.

¿Queréis saber por qué no existe Halloween en España? Ven, siéntate, y presta atención a esta historia.

Hace siglos, en este mismo bosque, hubo una casa. Era el hogar de una horripilante bruja. Ella se llamaba Blumg, tenía un inmenso poder. Pero como toda magia, no nació con ella, sino que la encontró.

Desde que era muy pequeña todos los habitantes de este pequeño pueblo, la rechazaban, y como toda niña o niño, cuando sufres el rechazo necesitas buscar a un amigo. Blumg encontró ese amigo.

Un día, salió de su casa y caminó hacía el bosque en busca de setas. Entonces, buscando, se adentró en lo más profundo y, justo en esta misma roca en la que estoy sentado, encontró un libro. La pequeña Blumg recogió el libro, lo abrió y comenzó a leerlo. El tiempo pasó y la niña no se percató de ello, hasta que escuchó la voz de sus padres gritar su nombre. Sus padres al verla, corrieron rápidamente abrazar a su hija. Por lo visto, la niña no lo sabía, pero había desaparecido durante dos semanas. Blumg decía “No mamá, siempre estuve aquí, solo me paré a leer este libro que encontré”. Su madre y su padre la miraron y dijeron: “Hija…tuviste que vivir un infierno”.

Los años pasaron, Blung se había convertido en una hermosa adolescente, pero cada día estaba más sumida en la lectura de ese libro. Con el tiempo, los padres de la chica se dieron cuenta de que su hija había cambiado a una tonalidad mucho más oscura. Pero no solo eso, Blumg hacía cosas que antes, eran impensables que pudiese hacer, podía mover objetos con la mente o incinerarlos con solo mirarlos, también podía convertir el agua en piedra, incluso devolverle la vida a un árbol con solo caminar a su lado.

Los padres de Blumg sabiendo eso, la mandaron a exorcizar, pero fue inútil. No había soldado de dios que sobreviviera a su penetrante mirada, a todos les estallaba la cabeza. Entonces sus padres decidieron ocultarla al mundo, pero no lo consiguieron. La pequeña no quería tener la necesidad de vivir escondida. Si esos simples paletos le iban a dar problemas, se los cargaba y listo. Pero sus padres pensaban todo lo contrario, no la habían educado para pensar de ese modo, pero como dijo Blumg

─Tampoco me educasteis para vivir escondida. Y si tengo que hacerlo, antes acabo con todos ellos.
Los padres de Blumg sabía que su hija hablaba muy en serio, ya no sabían qué hacer con ella, fue por ello que decidieron buscar la ayuda del pueblo.
─No podemos hacer eso cariño, es nuestra hija.
─No sé quién es la chica que está ahí sentada…Pero nuestra hija no es.
─Pero cariñ…
─No hay más que hablar querida, si no lo aceptas irás con ella. ─El padre de Blumg salió de su casa, dando un enorme portazo. Su esposa quedó de rodillas en el suelo, llorando.
─ ¿Qué ocurre mamá? ─le preguntó su única hija.
─Nada hija, tu padre ha vuelto a irse a beber, sabe muy bien que no me gusta.
─Si quieres puedo hacer que no vuelva, y le olvides para que no sufras.
─ ¡NO! ─Gritó la madre. ─Lo siento, no te preocupes hija, no pasa nada, tu padre volverá pronto.
Habían pasado dos horas, y el padre de Blumg aún no había regresado. La joven subió a su habitación para así continuar leyendo su amado libro, el único quien la acompañaba en sus días más dolorosos, quien la aconsejaba para tranquilizar su mente.
Pasó el rato leyendo, entonces escuchó a su madre gritarle a su padre.
─Es mi hija, tu hija…nuestra hija. No puedes hacerle esto ─Gritó su madre con desesperación.
─Ella no es mi hija.
En ese momento, la madre de Blumg agarró una tijera que tenía en una pequeña cajonera, donde guardaba sus instrumentos de costura.
─Vamos cariño ¿estás segura que quieres proteger a ese monstruo?
─Daré mi vida si es necesario.
─Muy bien…Vamos, podéis entrar.
Entonces una horda de aldeanos entró con violencia a la casa. Justo en ese momento se asomó Blumg que acababa de salir de su habitación.
─ ¿Qué ocurre aquí...mamá? ─Entonces su madre la miró con los ojos llenos de lágrimas. ─ ¡Hija corre! ─Le gritó.
Blumg vio como aquel ejército de hombres se acercaban a ella, intentó huir, pero fue demasiado tarde, los aldeanos la atraparon y se la llevaron.
─ ¿Qué hacemos con ella? ─Preguntó uno de los aldeanos al padre de Blumg mientras agarraba a su esposa por la muñeca.
─Ese monstruo no es mi hija, pero ella asegura que es su hija ─. Su esposa lo miró con una cara de lamento, dolor y rabia. ─Quemarla junto a la bruja ─dijo su marido.
Tanto Blumg como su madre estaban atadas a la misma montaña de leña, no podían moverse, cuanto más lo hacían, más fuerte se rasgaban sus pieles por las cuerdas que sujetaban sus muñecas. Ambas contemplaron, desde su altura, a todos los aldeanos, gritándolas e insultándolas con rabia. Entonces, un sacerdote de la aldea, se acercó con una antorcha.
─Tenéis una única oportunidad de arrepentiros.
─ ¿Arrepentirnos dices? No, yo no me arrepiento. Es más, mi cuerpo morirá, pero mi alma seguirá en este mundo, esperando. Cuando se celebre la próxima noche de los difuntos, volveré y me vengaré de todos vosotros y vuestros descendientes.
En ese momento el sacerdote lanzó la antorcha, convirtiendo esa montaña de leña, en una montaña de fuego. El dolor que sentían era infernal, no, indescriptible.
─Mamá, no te preocupes, haré que tu dolor se desvanezca. ─Entonces una neblina de color verde cubrió a su madre, ayudándola a dormir para así no sufriera por el fuego.
Aquel espectáculo infernal que los aldeanos presenciaron terminó pasados unos cortos minutos.

****
Presente.

Entonces se prohibieron toda festividad en la noche del 31. Si celebráramos Halloween, nuestra ciudad estaría en peligro, y no solo la ciudad, sino...el mundo entero.
─Faltan cosas por contar ─dijo una joven que acompañaba al pequeño grupo.
─ ¿Qué piensas que me falta por contaros?
─ ¿Qué libro era el que tanto cariño le tenía?
─ ¿Aún no lo sabes? ¿Alguien se enteró de la historia?
Justamente en ese momento, la joven clavó su mirada al chico.
─Era un libro de hechizos que un ser superior dejó en la roca para que lo encontrase.
─Premio para la ganadora. Vaya, me sorprende que tan detallista eres.
─Gracias. En la historia que acabas de contar explicas porque no se celebra Halloween, pero en un ningún momento has mencionado que, después de 600 años, hoy, es la primera vez que pierden el miedo, y da comienzo la primera celebración de los difuntos.
─Bueno, solo es una leyenda que mi abuelo me contó. Creo que este año se celebra puesto que todos los años vemos a los niños, de otros países disfrutar de esta fiesta. Los nuestros también tienen derecho.
─ ¿Leyenda dices? Jajajaja.
─ ¿De qué te ríes?
─Esa historia no es ninguna leyenda, es un hecho verídico. ─Entonces la joven se levantó del tronco en el que estaba sentada, comenzó a caminar hacía el chico, dejando huellas de sangre en el suelo. Abrió sus brazos y comenzó a reírse con grandes carcajadas, la boca se abría más y más. De sus dedos salieron unas enormes uñas, su pelo se tiñó en rojo y su piel se tornó a un tono más pálido.
─Yo soy Blumg. Estoy aquí para agradeceros personalmente que hayáis convencido a vuestra ciudad que os dejara celebrar Halloween, gracias a eso he regresado de la oscuridad de la que procedo.
El pequeño grupo de amigos no podían creer lo que estaban viendo, a la mismísima bruja de pies, justo en medio de todos ellos.
─Quiero agradeceros a todos vosotros mi regreso.
Entonces de su cuerpo salió un afilado viento, descuartizando a todos los presentes.
─Por fin podré vengar mi muerte, y la de mi madre.

Truco o trato

─No me gusta esta película, es…demasiado violenta ─dijo el chico mientras apartaba la vista de la televisión.
─ ¡Venga ya! Exclamó ella ─las escenas violentas es lo mejor.
El chico acercó sus labios al cuello de su novia ─venga, pongamos algo más suave.
─Yo quiero ver esta y no voy a cambiar ─dijo ella antes de darle un pequeño mordisco en los labios de su novio. ─Hoy es Halloween cariño, estas son las clases de películas que se ven en esta noche.
─Vamos, no me jodas. Estamos en España, aquí no hacemos eso.
─Por supuesto que sí. Pero tenemos nuestro modo de celebrarlo.
En ese mismo instante, alguien llamó a la puerta.
─Joder ¿Quién será ahora? ─Refunfuñó la chica.
─Pueden ser tus padres ¿no?
─No son ellos. Mis padres van aprovechar el fin de semana para ir al pueblo a visitar a mis abuelos.
La joven fue hacía la puerta y la abrió. Justo detrás de la puerta vio a tres niños; uno disfrazado de esqueleto, otro de calabaza y el ultimo iba vestido de fantasma.
─ ¡Truco o trato! ─ Exclamaron los niños, abriendo sus sacos para recibir dulces y golosinas.
─Que lindos, unos niños pidiendo dulces vestidos de Halloween, me encanta ─dijo con una sonrisa. ─Esperad un momento, no tengo dulces, pero os daré algo muy rico.
La chica marchó hacía la cocina, cogió una caja con galletitas de chocolate de los Simpsons.
─Marta, ¿Qué haces? ─Dijo su novio desde el sofá.
─Unos encantadores niños están disfrazados celebrando Halloween. Quiero darles algo ─dijo ella mientras se acercaba a la puerta.
Marta llegó a la puerta de la casa donde los niños están esperándola con sus sacos abiertos para que ella le metiera dulces y chuces, pero se sorprendió al ver que ya no estaban.
─Vaya, que pena, resulta que son unos gamberros disfrazados. Con la ilusión que me hacía.
Marta volvió al sofá junto a su novio, pero lo que se encontró fue algo perturbador. El cuerpo de su amado estaba sentado en el sofá, con su cabeza separada de su cuerpo y colocada encima de la mesa. Le habían vaciado la cabeza sacándole los sesos y metiendo en su interior, una vela de color rojo. Sus ojos miraban a Marta con una expresión llena de horror.
El cuerpo de Marta quedó de piedra por la impresión de la perturbadora escena, dejando caer las galletas al suelo.
Escuchó unos pequeños pasos acompañados de risas infantiles, fue cuando su cuerpo se llenó de miedo, congelando su sangre. Echó la vista atrás y justo a su espalda pudo ver a los tres pequeños disfrazados con sus disfraces manchados de sangre y unas desquiciadas carcajadas.
─ ¿Vosotros? … No, es imposible. Seguro que alguien os obligó a distraerme.
Los tres niños, mientras se reían, comenzaron a correr. Marta corrió tras ellos, pero los niños ya se habían ocultado. La joven caminó por la casa, pero no veía rastro de ninguno <<putos niños>> pensó. Llegó hasta la escalera que conducía al segundo piso de la casa, comenzó a subirla lentamente…Entonces, desde arriba, escuchó unas risas. Marta subió rápidamente, pero al llegar arriba, uno de los niños salió desprevenido y la empujó escaleras abajo, golpeándose la cabeza contra una cajonera.
Marta abrió los ojos, no sabía cuánto tiempo había estado tirada en el suelo, empezó a mirar a sus alrededores, pero no veía a nadie, tampoco escuchaba ningún ruido…parecía que los niños ya se habían ido.

La joven salió de su casa en busca de ayuda, veía a muchas personas correr por la calle, no entendía que pasaba. Empezó a gritar, pero nadie la hacía caso, aun así, no cesó en insistir. Caminó un largo rato pidiendo que por favor alguien la ayudase, pero seguían sin hacerle caso. Pero de repente y en la lejanía divisó a una mujer que caminaba tranquilamente. Se acercó corriendo hacía ella, tocó su hombro y la mujer se giró.
─Hola jovencita, te veo muy asustada ¿Qué te ha ocurrido?
─Ayúdeme por favor, unos niños…asesinaron a mi novio, luego intentaron hacer lo mismo conmigo, pero no lo consiguieron.
─Pobrecita, que mal lo tuviste que pasar, ven conmigo.
─Muchas gracias.
─No tienes nada que agradecerme, entre mujeres tenemos que ayudarnos, hoy día nunca se sabe.
La mujer llevó a Marta hasta una casa que había en el bosque.
─vamos, entra, la ciudad no parece ser segura.
─ ¿Ha ocurrido algo? La gente parece muy…ajetreada.
─Parece ser que ha ocurrido algo horrible en el centro comercial. Bueno, no importa, aquí estamos a salvo. Toma asiento, voy a prepárate una valeriana para calmar tus nervios.
─Gracias.
En ese mismo instante, por la puerta de la casa entraron los tres pequeños que habían asesinado al novio de Marta, y atacado a ella.
─ ¡Son ellos!
La mujer se acercó a los niños, y les acarició la cabeza.
─Oh, Mis pequeños niños, lo habéis hecho muy bien.
─ ¿Usted fue la que los mandó? … Entonces, es usted quien mató a mi novio.
─Necesitaba un alma, y por eso mataron a tu amorcito. Pero su espíritu dejó este mundo repentinamente. En cambio, tú, aun piensas que sigues viva.
─ ¿Qué? ¿estoy? …
─Si querida, tu cuerpo está tirado en el suelo de tu casa, abierto en canal, con tus entrañas decorando la barandilla de la escalera por la que te caíste.
─Eso es mentira, yo estoy aquí...
─Piensa lo que quieras, total, vas a desaparecer. Eres la esencia que necesitaba para mi nuevo hechizo.
En ese momento, La mujer giró la muñeca de su mano, y Marta se convirtió en una especie de niebla que flotaba por la estancia, dirigiéndose a un gran caldero. Entonces, la mujer abrió sus brazos dirigiéndose a los tres niños.
Venid mis pequeños retoños, venid. Habéis trabajado muy bien. Descansad y volved al caldero. Ya es hora de que los muertos caminen.


Horror en el centro comercial.

Hoy es domingo 31 de octubre, el centro comercial está repleto de vida. Quien iba a imaginarse lo que luego ocurriría.

Vanesa, y su novia Estefanía, estaban en una famosa tienda de ropa que había allí mismo. Los domingos el resto de negocios cierran, menos los del centro comercial, en ese día suele haber mucha más gente de lo normal.
La pareja de chicas se estaba agobiando por la aglomeración, y ya querían irse.
Pasó un rato y ambas chicas estaban en la cola para pagar las ropas que cogieron. Entonces, entre todas las voces de la multitud que hablaban entre ellos, una destacó alarmando a todos los presentes.
En el interior de la tienda se encuentran los probadores, unos cuartos en el que entras para probarte la ropa que vas a llevarte. Pues, en uno de esos probadores una mujer dio un enorme grito escuchado por todos los presentes en la tienda, continuado por más gritos.
Unas empleadas, alarmadas, fueron a ver que estaba ocurriendo, entonces se encontraron a la mujer, tirada en el suelo, sujetándose una herida que tenía en el brazo, la sangre le salía borbotones, parecía infrenable.
Una de las empleadas fue corriendo en busca de un kit de primeros auxilios, mientras que otra llamó a emergencias y otra de las empleadas se agachó para inspeccionar su herida.
─ ¿Cómo te has hecho esto?
─Un puto loco me mordió.
Justo en ese momento, apareció su compañera con el kit médico, entonces se agachó para curarla, justo en ese momento la mujer cayó desmayada. La empleada que llamó a emergencias fue corriendo a buscar agua para pasársela por la nuca, y cuando llegó a los aseos, que era en ese momento la zona más cercana donde buscar agua, alguien salió de uno de los orinales, la empleada lo vio a través del espejo, pero no hizo nada, hasta que el hombre se abalanzó hacía ella, dándole un enorme mordisco en el cuello, de tal fuerza que le arrancó un trozo de carne. La joven puso su mano en la herida y salió de allí, pero cuando llegó a la puerta, cayó al suelo. Un pequeño grupo de todo aquel gentío que había en la tienda, se acercaron a la empleada que se desplomó en suelo. Entonces, volvió a ocurrir el horror.

No pasó mucho tiempo cuando ya el infierno se había desatado en esa tienda de ropa. Personas que se comían a otras, los gritos, la sangre derramada en el suelo haciendo que otros resbalaran, las entrañas desparramadas manchando suelos, paredes y los estantes de ropa.
Vanesa y Estefanía, sin darse cuenta se vieron envueltas en todo ese follón. Intentaron escapar, pero les era difícil, el pánico no dejaba pensar en claro a En ese momento, cada uno de ellos solo pensaba en salvar su culo.
Tanto la policía como otros cuerpos de seguridad llegaron al centro comercial, y una vez aparcaron los coches, se dieron cuenta de que habían llegado demasiado tarde. Todo el centro comercial estaba envuelto en gritos, sangre y muertos que caminaban.
Un grupo de jóvenes cubiertos en sangre y abiertos en canal, se acercaron a los agentes, los policías apuntaron sus armas preguntando que intenciones tenían, pero no obtuvieron respuesta... Hasta que una joven mordió en el brazo a uno de los agentes. El policía para quitársela de en medio, y por culpa del nerviosismo provocado por el dolor, comenzó a disparar a ciegas, alcanzando a varios de sus compañeros. Cuando cayeron al suelo, el grupo de jóvenes aprovecharon para abalanzarse hacía ellos y devorarlos.

El horror se expandió en todo el centro comercial, las pocas posibilidades de escapar vivo de allí se habían desvanecido. Pero Vanesa y su novia Estefanía aun querían confiar en que lo harían, sabían que no podían confiar en nadie, y que o mataban o las mataban, así que optaron por matar a cualquiera que se les acercase con las tripas colgando o de forma sospechosa. Cada una de ellas agarraron una barra de hierro y comenzaron abrirse camino golpeando fuertemente en las cabezas de los putrefactos, como ellas les llamaban.

Abriéndose camino, llegaron a la salida de la tienda. Por fin tenían un soplo de esperanza de salir de aquel infierno. Pero poco tiempo después se dieron cuenta que la tienda, solo era una pequeña parte del horror que había allí desatado. Comenzaron a correr para salir de aquel lugar rápidamente, pero no era tan fácil, tenían que estar esquivando y golpeando cráneos. Estaban cubiertas de la sangre y restos de sesos de los putrefactos, aunque no les importaba mientras siguieran vivas.

Llegaron hasta el cine del centro comercial, fueron a bajar por la escalera mecánica que daban a la calle. Pero estaba abarrotada de putrefactos. Podían intentar escapar por allí, pero tenían que sortear a una enorme colmena semihumana. Entonces pensaron que la mejor opción era saltar hacía abajo, y huir por el aparcamiento. Estefanía no quería hacerlo, pero Vanesa le hizo ver que no había otra posibilidad. Ambas chicas, sorteando a unos pocos, consiguieron saltar, Estefanía cayó encima de un grupo de putrefactos, pero Vanesa no tuvo la misma suerte y se rompió un tobillo. Su novia fue ayudarla, pero al ver el hueso salir se impresionó pegando un fuerte grito…Pero no podía dejarla allí tirada.

─Corre, vete de aquí, ahora solo seré un lastre ─dijo Vanesa, sujetándose el tobillo.

─No, no pienso dejarte aquí tirada.

─Por favor, ahora tienes la oportunidad de salvarte, yo solo puedo hacer de cebo.

─No vuelvas a repetir eso, o vivimos juntas o morimos juntas.

Estefanía agarró a su amada y ambas comenzaron a correr, su velocidad se había visto reducida, y ahora les era muy difícil defenderse, llegaron hasta el parquin, y gracias a los coches que había allí aparcados, les era más fácil sortear a los putrefactos.

Las chicas consiguieron llegar a la salida del centro comercial. Estefanía estaba eufórica de alegría. Entonces besó a su chica para celebrarlo, aunque en ese momento más que un beso lo que recibió fue un fuerte mordisco en sus labios. Su novia, se había convertido en una putrefacta y le había arrancado su boca.

Cuando ambas chicas se tiraron desde el primer piso para escapar, mientras Vanesa estaba en el suelo, uno de los putrefactos la mordió. Era tan grande el dolor que sentía en el tobillo roto, que ni se percató de lo ocurrido.
─Cariño, si es así cómo tiene que ser...que así sea. No importa como despertemos, solo importa que caminemos juntas sin rumbo.

Vanesa y Estefanía murieron justo cuando consiguieron escapar. Pero ambas no dejaron de luchar y continuaron juntas, caminando tras su muerte, tal como Estefanía quería.

─Vaya, que tierno, lloraría por ellas, pero no me importa. Lo que si me importa es darle la bienvenida de entre los muertos a mi amado padre. Vamos querido monstruo, enséñales cual es la mejor calabaza.

El hombre calabaza

Hola mi querido padre. Vamos, muestrales a todos tu verdadero y monstruoso rostro. La verdadera cara del terror y el horror.

Era una noche del 31 de octubre, Dilan había sido invitado a una fiesta de disfraces para celebrar la primera noche de Halloween en España. Pero su padre le obligó a quedarse con él por la noche, para que le ayudase a esparcir el insecticida en su campo de frambuesas. Dilan iba a regañadientes caminando por el campo mientras acababa con los bichos que hay en la fruta. ─Joder, también es casualidad que me toque justo esta noche ─dijo el joven con cierta furia. En ese momento su padre, silenciosamente apareció justo detrás de su hijo.
─Vamos, aligera y podrás ir a esa guateque, aunque sea en el último rato.
─No es un guateque papá…ni siquiera sé que es eso, es una fiesta.
Padre e hijo continuaron con su trabajo, acampanados de un pequeño, pero agradable viento y del relajante silencio nocturno que había en aquel campo. No pasó mucho tiempo cuando padre e hijo se separaron, cada uno tomaron caminos distintos para así terminar antes. Eran casi las doce de la noche y aun quedaban varios liños por terminar. Dilan caminaba tranquilamente hasta que de repente, escuchó a su padre gritar. Su voz sonaba lamentosa y llena de dolor. el joven corrió a ver que le había ocurrido. Pero cuando llegó, se encontró a su padre tirado en el suelo, abierto en canal, junto a él…una alargada figura con una cabeza, como de calabaza monstruosa, que sonreía, mientras lamía la sangre que manchaba la hoja de su hoz. Dilan al ver esa cosa, quedó de piedra, congelado, como si el mundo se hubiera parado. Ver a su padre muerto, con las tripas fuera era ya algo atroz, pero verlo junto a ese monstruo, era peor que una pesadilla. De repente, aquel extraño ser desapareció, tragado por la oscura noche. El chico se agachó para observar el yacente cuerpo de su padre y llorar en su pecho.

La gente en la ciudad corría despavorida, los putrefactos del centro comercial habían desatado un caos, un infierno, nadie estaba a salvo. El monstruo calabaza apareció en plena carretera, decapitando a cada persona que pasaba por su lado, zarandeando sin parar con su hoz, las cabezas se separaban de sus cuerpos con total facilidad. La ciudad no solo se enfrentaba a una muchedumbre putrefacta, sino que también tenían que lidiar con aquel horrible ser.
Dilan llegó hasta su casa y no tenía en mente otra cosa, salvo la horripilante escena de su padre tirado en el suelo, recordando como esos ojos inertes lo miraban con horror.
─Ese monstruo tiene que pagar por lo que hizo. Dilan salió de su casa en búsqueda de aquel horrible ser. Salió con una mochila equipada con un cuchillo, vendajes, agua oxigenada y como no, una aguja y un hilo para suturar alguna posible herida.
El joven comenzó su camino por la ahora oscura ciudad, en la que solo escuchaba gritos de personas y lamentos de putrefactos. Llegó a una larga carretera en la que, al final de ella, pudo ver a tres niños; uno disfrazado de esqueleto, otro de fantasma y por ultimo y el más llamativo, de calabaza. Los niños observaban al joven detenidamente, sin apartar sus cabezas de Dilan. Al joven le llamó la atención aquel extraño comportamiento, entonces se acercó a ellos detenidamente, muy atento a sus alrededores.
Cuando se acercó a los niños, estos salieron corriendo entre risas. Dilan se sorprendió al ver aquello, pero ya había sufrido una peor sorpresa y ya no dejaría que nada lo distrajese.
Se posicionó recto para continuar su camino, pero de repente, uno de los niños que apareció silenciosamente a sus espaldas, lo apuñaló en el costado. El joven se giró para agarrar al puto niño, pero este ya había desaparecido, dejándose tragar por la oscuridad. Y en su lugar apareció la horrible calabaza humana que Dilan tanto buscaba. El joven se asustó al encontrarse con él, había imaginado mil formas de como vengarse, pero al ver su alargado y delgado cuerpo, sujetado por una inmensa cabeza de calabaza, se horrorizó no dándole tiempo a reaccionar. Dilan en ese momento sintió como la fría hoja de hoz afilada, rebanaba su pecho, dejando al descubierto, parte de sus pulmones y corazón.

Los tres niños aparecieron, las cuatro criaturas rodeaban el casi yacente cuerpo de Dilan. Los pequeños sacaron unos cuchillos de sus sacos de Halloween y comenzaron apuñalar a Dilan hasta su muerte, mientras la horrible calabaza humana los observaba con una tenebrosa sonrisa.

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Mis amadas criaturas del horror, mis adorados soldados del terror. Habéis trabajado muy bien, dándome una hermosa noche. Pero ya comienza amanecer y es hora de que vuelva a la oscuridad de la que vengo. Pero no antes sin deciros que volveré con más poder...que harán contar terroríficas y horripilantes historias.